Desde el mediodía de este jueves, las fuerzas israelíes iniciaron una operación de detenciones masivas en la ciudad de Tulkarem, ubicada en la Cisjordania ocupada. Más de 1.500 palestinos fueron arrestados durante redadas que abarcaron viviendas particulares, establecimientos comerciales, fábricas e incluso a peatones en plena vía pública.
Según reportes de medios locales, soldados israelíes irrumpieron en tiendas y cafeterías del centro de la ciudad, arrestando a todos los presentes, incluidos conductores en tránsito. Posteriormente, los detenidos fueron obligados a caminar en largas filas hacia la carretera que conduce al puesto de control militar de Jadouri, en el sector occidental de Tulkarem.
El ejército israelí desplegó vehículos militares, entre ellos una excavadora pesada, para demoler viviendas y negocios en Tulkarem, obligando a sus propietarios a cerrarlos. Además, las tropas confiscaron cámaras de vigilancia y restringieron severamente la circulación de los residentes en la zona.
En forma simultánea, las fuerzas de ocupación irrumpieron en el barrio de Irtah y en el distrito sur de la ciudad, donde registraron viviendas, interrogaron a los habitantes y detuvieron a dos jóvenes.
Horas antes, se había impuesto un estricto cerco militar sobre Tulkarem: se cerraron con puertas metálicas las entradas sur y este, bloqueando el tránsito vehicular. En el barrio occidental, se reportaron disparos con munición real contra residentes y automóviles, mientras una fuerte explosión sacudía la ciudad. Según la Media Luna Roja Palestina, se impidió el acceso de ambulancias a la zona afectada.
Esta nueva escalada ocurre mientras Tulkarem y sus dos campos de refugiados, Tulkarm y Nur Shams, atraviesan el día 228 consecutivo bajo ofensiva militar israelí. La situación se ha caracterizado por redadas diarias, detenciones arbitrarias y severas restricciones impuestas a la población civil y sus bienes.
La intensificación de la violencia por parte de las fuerzas israelíes en Cisjordania ocupada se produjo tras un tiroteo en Jerusalén a comienzos de esta semana, en el que murieron seis personas. El ataque fue reivindicado por el movimiento palestino de resistencia islámica Hamás.
Como represalia, Israel ordenó la demolición de las viviendas de los dos sospechosos del tiroteo en Jerusalén, además de imponer sanciones a sus familiares y a los habitantes de sus localidades de origen, Qatanna y al-Qubeiba, situadas al noroeste de Al-Quds, en Cisjordania ocupada.
Desde el inicio del genocidio israelí contra la Franja de Gaza en octubre de 2023, la violencia ejercida por las fuerzas militares de la ocupación y por colonos en Cisjordania se ha intensificado drásticamente.
En este periodo, más de 1.000 palestinos han perdido la vida y más de 7.000 han resultado heridos en Cisjordania, como consecuencia directa de las acciones de las fuerzas israelíes y de los colonos armados.
(teleSUR)
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