La tríada nuclear de Rusia es un pilar fundamental para garantizar la seguridad nacional y la capacidad de disuasión estratégica del Estado.
En palabras del presidente Vladímir Putin, quien lo subrayó en octubre del año pasado, este sistema constituye una garantía sólida de la soberanía del país, asegura el cumplimiento de las tareas de disuasión y contribuye a preservar la paridad nuclear y el equilibrio de fuerzas a escala mundial, factores esenciales de la estabilidad global.
En un proceso de modernización constante y con un potencial en aumento, está integrada por tres componentes principales: fuerzas nucleares estratégicas terrestres, navales y aéreas.
Componente terrestre: Tropas de Misiles de Designación Estratégica
Las Tropas de Misiles de Designación Estratégica constituyen el principal componente de las fuerzas nucleares estratégicas de Rusia.
Fundadas en 1959 y bien modernizadas, su misión es disuadir posibles agresiones y, si fuera necesario, destruir mediante ataques nucleares objetivos estratégicos en una o varias de las direcciones aeroespaciales que forman la base del potencial militar del adversario.
Actualmente, la base de la agrupación terrestre de la tríada nuclear rusa la constituye el sistema estratégico Yars, equipado con un misil balístico intercontinental.
Este misil, que entró en servicio en 2009, es la versión modernizada del Tópol-M, dotado con múltiples vehículos de reentrada con objetivos independientes. Cada unidad puede transportar de tres a seis ojivas con potencias que oscilan entre 100 y más de 300 kilotones.
Por su parte, el misil balístico de combustible sólidoTópol-M también se encuentra en servicio en los regimientos de las Tropas de Misiles de Designación Estratégica de Rusia, tanto en su variante de lanzaderas subterráneas como montadas sobre camiones de transporte de ocho ejes. El Tópol-M posee un alcance máximo de 11.000 kilómetros, con capacidad de carga en cada ojiva de hasta un megatón.
Otra arma del componente terrestre de la tríada nuclear de Rusia es el sistema de misiles hipersónicos Avangard, que entró en servicio en el Ejército en 2019. Se trata de un módulo planificador hipersónico que puede desplazarse dentro de las capas densas de la atmósfera de alcance intercontinental y velocidades superiores a 20 veces la velocidad del sonido (unos 24.500 km/h).
Durante su vuelo, el Avangard efectúa profundas maniobras laterales y cambios de altitud, lo que lo convierte en un objetivo invulnerable para los sistemas antiaéreos y antimisiles actuales.
El misil estratégico con base en silos más potente del mundo, el RS-20V Voyevoda, está siendo reemplazado por el misil balístico intercontinental Sarmat —con un alcance de 18.000 kilómetros y una carga útil de alrededor de 10 toneladas—, que entró en servicio en el Ejército ruso en 2023.
Este novedoso sistema de misiles pesados basado en silos es capaz de desplazarse hacia su objetivo a velocidades hipersónicas —superiores a Mach 17— cambiando de trayectoria en rumbo y altura para que ningún sistema de defensa antimisiles pueda interceptarlo.
Componente naval: submarinos de propulsión nuclear
La disuasión naval rusa se basa en dos tipos principales de misiles balísticos lanzados desde submarinos: el R-29RMU, más antiguo y de combustible líquido, y el Bulavá, de combustible sólido.
El R-30 Bulavá cuenta con tres etapas y tiene un alcance de más de 9.000 kilómetros. Puede transportar en su ojiva de 6 a 10 bloques de combate dirigidos individualmente con una capacidad de 100 a 150 kilotones cada uno. El peso de lanzamiento del misil es de unas 37 toneladas.
El Bulavá forma parte del sistema de armas de los submarinos nucleares estratégicos del proyecto 955/955A Boréi y Boréi-A. Las flotas del Norte y del Pacífico de la Armada de Rusia ya cuentan con varios submarinos de este tipo, cada uno de los cuales porta 16 misiles Bulavá.
Otro ejemplo destacado son las unidades del proyecto Delfín, que portan misiles Sinevá, cuyo alcance máximo es de aproximadamente 11.000 kilómetros. Está equipado con una ojiva de cuatro núcleos y motores de combustible líquido.
Componente aéreo: aviación de largo alcance
La aviación estratégica rusa que forma parte de la tríada nuclear del país es capaz no solo de lanzar ataques de largo alcance, sino también de proyectar su poder mucho más allá de las fronteras nacionales. Su arsenal incluye misiles balísticos, aerobalísticos y de crucero.
Un misil que entró en servicio en Rusia y se convirtió en la primera arma hipersónica utilizada en el campo de batalla en 2022 fue el sistema aerobalístico Kinzhal. Acelera a 10 velocidades del sonido, ataca objetivos a más de 2.000 km de distancia con una ojiva de 500 kg y maniobra en vuelo, lo que dificulta su derribo por los sistemas de defensa antimisiles. Se lanza desde un interceptor supersónico MiG-31K.
En 2023, Vladímir Putin anunció que aviones rusos armados con misiles hipersónicos Kinzhal realizarían patrullas en el espacio neutral sobre el mar Negro. En 2024, la revista estadounidense Popular Mechanics otorgó al Kinzhal el primer puesto en la clasificación de los misiles hipersónicos más peligrosos. La publicación señala que el Kinzhal y misiles similares «están en la cúspide de una revolución tecnológica en el desarrollo de armas».
Asimismo, la flota de aviones estratégicos rusos incluye al bombardero portamisil estratégico Tu-95MS, el bombardero estratégico Tu-22M3 y el supersónico Tu-160, conocido como Cisne Blanco. Dichos aparatos sirven como plataformas de lanzamiento para diferentes proyectiles, incluidos los misiles de crucero X-101 o X-22/X-32.
¿Cuándo puede Rusia utilizar sus armas nucleares?
El presidente ruso ha subrayado en repetidas ocasiones que Moscú considera el uso de armas nucleares una medida extrema y excepcional para garantizar la seguridad del Estado. De este modo, la política nuclear de la Federación de Rusia es de naturaleza defensiva y busca mantener sus fuerzas nucleares en un nivel que garantice la disuasión, protegiendo la soberanía y la integridad territorial del país y disuadiendo a posibles agresores.
Al mismo tiempo, ante el creciente clima de tensión geopolítica y la aparición de nuevas amenazas externas, Rusia reconoce la importancia de contar con fuerzas estratégicas modernas y permanentemente listas para su empleo en combate, y en noviembre del año pasado actualizó su doctrina nuclear.
Según el documento renovado, corresponde al presidente del país tomar la decisión sobre el uso de armas nucleares. En caso de conflicto, el objetivo de Moscú es evitar la escalada de hostilidades y poner fin a las acciones militares en condiciones aceptables para Rusia y sus aliados. Sin embargo, la doctrina nuclear establece que Rusia podría recurrir al uso de armas nucleares en los siguientes casos:
- Lanzamiento confirmado de misiles balísticos contra su territorio o el de sus aliados (como Bielorrusia, que junto con Rusia forman un Estado de la Unión).
- Uso de armas nucleares u otros tipos de armas de destrucción masiva contra Rusia, sus aliados o sus fuerzas e instalaciones fuera del país.
- Ataques a instalaciones estatales o militares críticas de Rusia que comprometan la capacidad de respuesta nuclear.
- Agresión convencional contra Rusia o Bielorrusia que amenace gravemente su soberanía o integridad territorial.
- Información confiable sobre un lanzamiento masivo de medios de ataque aeroespacial que crucen la frontera rusa, incluyendo aviones estratégicos y tácticos, misiles de crucero, drones, aviones hipersónicos y otras aeronaves.
La doctrina nuclear rusa también prevé que una agresión de un Estado miembro de un bloque militar contra Rusia será considerada un ataque de todo el bloque. Asimismo, un ataque contra Rusia o sus aliados perpetrados por un Estado no nuclear respaldado por uno nuclear se tomará como un ataque conjunto.
(RT)
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