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Tal día como hoy, hace 186 años, José Antonio Páez escribió una carta a Daniel Florencio O’Leary, en la cual expresaba: “Todos sabemos que la reunión de la Nueva Granada y Venezuela existe ligada únicamente por mi autoridad, la cual debe faltar ahora o luego cuando quiera la Providencia, o los hombres”.

De este modo, debilitada la autoridad del Libertador por la acción perniciosa de la conspiración antibolivariana, Páez admitía que el proyecto político bolivariano estaba a merced de su voluntad.

 

Los grupos antibolivarianos ambiciosos de poder, dispuestos a todo para apoderarse de las tierras y los bienes de la República, rodeaban a Páez a fin de aprovecharse de su prestigio popular y su ascendiente sobre los oficiales y tropas que habían combatido por la Independencia.

Simón Bolívar comprendió la importancia de mantener a Páez unido a su gobierno y le había ratificado en el cargo en enero de 1827. Ese mismo año fracasó la convención de Ocaña (Colombia). Bolívar aceptó la Presidencia de la Gran Colombia el 13 de junio de 1828 e hizo toda clase de esfuerzos para evitar la desintegración.

Sin embargo, la conspiración contra Bolívar tuvo el apoyo de poderes extranjeros. Inglaterra y Estados Unidos no querían que se formase una gran nación al Sur de América. Menos aún lo querían los oligarcas caraqueños.

 

La reunión del 25 de noviembre de 1829, en el templo de San Francisco, en Caracas, fue ya una abierta ruptura con Bolívar, pues esa asamblea fue un plebiscito en favor de Páez, a quien se le entregó el poder como jefe de los departamentos de Venezuela, y proclamó la separación de la República de Colombia.

 

José Antonio Páez fue seducido por la ambición de poder para traicionar al Libertador. El 25 de noviembre de 1829 representa la victoria de la oligarquía caraqueña y de Inglaterra y Estados Unidos contra el proyecto integracionista de Bolívar.

 

(PGR)