La operación fue organizada por la inteligencia militar ucraniana en cooperación con sus colegas británicos con el objetivo de llevar a cabo un ataque de falsa bandera con el uso de la aeronave de combate, informa el Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB).
Los servicios ucranianos intentaron reclutar a pilotos rusos prometiéndoles una recompensa de tres millones de dólares por el robo de un MiG-31 armado con un misil Kinzhal, según el organismo.
«Posteriormente, el servicio de inteligencia [ucraniano] planeaba enviar el avión armado con un misil Kinzhal a la zona de despliegue de la mayor base aérea de la OTAN en el sureste de Europa, situada en la ciudad de Constanza, en Rumanía, donde tendría que ser derribado por los sistemas de defensa aérea», se lee en el comunicado.
Sin embargo, estos planes fueron frustrados por el FSB ruso y no se pudieron hacer realidad.
En respuesta, las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia atacaron con misiles Kinzhal el centro principal de inteligencia radioelectrónica ucraniana, reportó el FSB. Además, el organismo informó que fue asestado un golpe contra el aeródromo de Starokonstantinov, donde están emplazados los cazas F-16.
Un empleado de Bellingcat participó en la operación
Uno de los pilotos a los que intentaron reclutar contó que un tal Serguéi Lugovski se puso en contacto con él. Le pidió que le «asesorara» de forma anónima sobre temas militares y para confirmar su identidad, le envió al piloto su tarjeta de prensa.
«En una de las conversaciones, Serguéi ofreció pagarme una recompensa por la información de carácter militar que presuntamente le había proporcionado. El dinero debía transferirse a mi tarjeta bancaria personal. Rechacé seguir comunicándome y manteniendo contacto con Serguéi», añadió el piloto.
En este contexto, el piloto destaca que al parecer el objetivo era comprometerlo de tal modo, que pudiera ser utilizado en interés de los servicios de inteligencia ucraniana y del Reino Unido por medio del chantaje sobre una colaboración que en realidad no tuvo lugar.
El FSB recordó que Bellingcat y su antiguo director, Hristo Grozev, ya habían estado involucrados en un intento de secuestro de otro avión militar ruso en 2022.
(Sputnik)
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