sábado, 15 / 11 / 2025
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¿Qué implicaciones tendría el regreso de la DEA a Bolivia?

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Autoridades del nuevo gobierno boliviano anunciaron que la agencia antidrogas de EEUU volverá al país, a 16 años de su expulsión por participar en actividades políticas. Especialistas consultados por Sputnik recordaron el paso de la DEA por el país en las décadas de 1980 y 1990.

El gobierno de Rodrigo Paz anunció el retorno de la DEA (la agencia antidrogas de Estados Unidos) al territorio boliviano, a 17 años de su expulsión. Las nuevas autoridades aseguraron que el cultivo ilegal de hoja de coca y la producción de cocaína se concentra en el Trópico de Cochabamba, justamente en la zona donde el expresidente Evo Morales (2006-2019) se mantiene refugiado y rodeado de sus seguidores ante una orden de aprehensión. Desde la Casa Blanca indicaron que están dispuestos a reponer su cooperación en la lucha contra las drogas, siempre y cuando lo solicite el flamante presidente.

El historial de intervenciones de EEUU en el trópico cochabambino es de larga data. Desde la década de 1970 se comenzaron los operativos para erradicar los arbustos de coca, que encontraron la resistencia de los campesinos cocaleros. Los enfrentamientos, que dejaron cientos de muertos entre el campesinado, derivaron en la conformación de organizaciones sociales sólidas, como las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, que sumada a otros movimientos populares, crearon el Movimiento Al Socialismo (MAS) en la década de 1990.

En estos días, dirigentes campesinos de la región advirtieron que no permitirán el ingreso de fuerzas extranjeras a sus municipios en el marco del plan de lucha contra las drogas. Desde EEUU adelantaron que, en caso de volver a Bolivia, actuarán con respeto a la soberanía del Estado Plurinacional.

Previo a su asunción, el presidente Paz planteó su mirada sobre este tema: «La DEA atrapó a tres comandantes de la Policía Nacional durante la gestión de Evo Morales por tráfico de drogas (entre ellos a René Sanabria y Maximiliano Dávila) ¿Está mal eso o había que dejarlos pasar? ¿Está mal que organizaciones internacionales, entre ellas la DEA, o como pueden ser instituciones del Brasil o Argentina, agarren a aquellos que se dedican a un ilícito como el narcotráfico?», cuestionó.

En la misma línea están las autoridades recién nombradas en el Ministerio de Gobierno. «Vamos a contar con la colaboración de varias agencias de varios países que nos coadyuven en la lucha contra delitos transnacionales y graves. Entre ellas obviamente está la DEA, están las unidades policiales de la Unión Europea. Tenemos también nuestros países vecinos con cuyos agregados policiales he conversado», dijo en conferencia de prensa Marco Antonio Oviedo, ministro del área.

Y agregó que «el delito no tiene nacionalidad, no es de una solo región o país. Hay globalización de los delitos, como por ejemplo la trata y tráfico de personas, el terrorismo y el narcotráfico. No tenemos por qué aislarnos, no tenemos por qué estigmatizar que venga una u otra agencia».

Oviedo ya fue subsecretario de Régimen Interior entre 1989 y 1993, durante el gobierno de Jaime Paz Zamora, padre del actual presidente. También se desempeñó como subsecretario de Desarrollo Alternativo del exmandatario Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997 y 2002-2003), todavía refugiado en EEUU, adonde huyó luego de la llamada Guerra del Gas, que dejó 70 fallecidos por balas policiales y militares.

Expulsión y retorno

La DEA fue expulsada de Bolivia en 2008 junto al entonces embajador Philip Goldberg, acusados de complotar contra el gobierno de Morales. Entonces, el presidente declaró la nacionalización de la lucha contra las drogas, que contó con apoyo de la Unión Europea, entre otras instituciones de la región.

Para el analista Adolfo Mendoza, el regreso de la DEA implica «la pérdida de soberanía y el retorno a las políticas de aparente lucha contra el narcotráfico de los 80, cuando EEUU diseñó la militarización de la lucha contra el narcotráfico, que en este momento se está convirtiendo en la excusa para su presencia militar en varios países de América Latina y sobre todo en aquellos que defienden la soberanía sobre sus recursos naturales».

Y enfatizó: «Detrás del relato de lucha contra el narcotráfico está el interés de EEUU por tener tuición sobre los recursos de Sudamérica, específicamente de Venezuela», atractiva para Donald Trump por sus ingentes reservas petrolíferas.

Historial imborrable

Mendoza, sociólogo e investigador, recordó el paso de la DEA por Bolivia, especialmente en el trópico cochabambino, donde tuvieron lugar varios hechos sangrientos entre finales de la década de 1980 hasta la llegada del nuevo milenio.

En ese lapso «se registraron 58 intervenciones del Ejército norteamericano, siete de las cuales derivaron en masacres, que no fueron solamente sobre la población que cultiva hoja de coca, sino también sobre el resto de la población campesina», mencionó Mendoza.

Contó que en ese contexto «fueron asesinadas 750 personas. La represión en esa zona fue la misma que padecimos durante los gobiernos dictatoriales». Esto motivó el surgimiento del movimiento campesino cocalero, integrado también por mineros de la región andina, que fueron «reubicados» en las tierras del trópico para dedicarse a tareas productivas.

«Estas acciones promovieron el establecimiento de un foco de resistencia, que derivó en la alianza con otros sectores populares del país, quienes lograron modificar la Constitución y la nacionalización de los recursos», dijo Mendoza en referencia al MAS.

El apoyo de la DEA

El nuevo viceministro de Sustancias Controladas, Ernesto Justiniano, pidió el retorno de la agencia estadounidense «lo antes posible», porque «sin la DEA retrocedimos en la lucha, batallando con los ojos vendados. El problema del narcotráfico en Bolivia es que se producen grandes cantidades de cocaína y no se sabe cuánto, ni qué organizaciones la manejan».

Justiniano ya había sido viceministro de Defensa Social y Sustancias Controladas (cargo conocido como de «zar antidrogas») durante el citado Gobierno de Sánchez de Lozada.

Christopher Landau, vicesecretario de Estado de los EEUU, quien presenció la asunción de Paz, dijo en teleconferencia: «No se abordó el tema de la DEA con el presidente. Bolivia es una nación soberana y estamos dispuestos a apoyar cualquier plan de seguridad que decida imponer el nuevo Gobierno. Y si la DEA es parte de eso, pues bueno, eso sería una cosa buena».

De erradicador a administrador

En diálogo con Sputnik, el analista Alex Contreras recordó que en los 80, la DEA no se dedicó tanto a erradicar las drogas, más bien a administrar el negocio: «Es difícil olvidar cuando (en 1986) se descubrió el megalaboratorio de Huanchaca (en el departamento de Santa Cruz), que según las investigaciones estaba controlado por la DEA para financiar las actividades de los Contras en Nicaragua. Esta es información oficial».

No obstante, el experto reconoció que en los últimos años «se ha empoderado el sector cocalero, en la denominada lucha contra el narcotráfico. La hoja de coca producida en el trópico no llega a los mercados legales. De acuerdo con datos de las Naciones Unidas, en un 93% es desviada a la actividad ilegal».

El analista relató que en los últimos tiempos se volvieron cotidianas las noticias sobre asesinatos, secuestros y otros ilícitos en esa zona. «Esto es producto del empoderamiento de los productores de coca. Creo que el Gobierno de Luis Arce (2020-2025) ha sido permisivo y no ha sido capaz de imponer la ley en las poblaciones del trópico».

Luego de asumir, Paz solicitó a las Fuerzas Armadas que cumplieran su función de garantizar la soberanía de Bolivia sobre todo su territorio. En este sentido, Contreras reconoció que el presidente «en el fondo tiene razón, porque no pueden existir miniestados dentro del Estado Plurinacional. Y el Trópico de Cochabamba es el claro ejemplo, porque ahí no existe ley ni orden constitucional».

Pero, en definitiva, «creo que el problema del narcotráfico es más amplio. La lucha contra el narcotráfico es una guerra falsa, porque mientras no se solucione el problema de la oferta y la demanda, mientras los países desarrollados no tengan la capacidad para frenar el masivo consumo, continuará existiendo el narcotráfico, más allá de que vengan la DEA, la CIA u otros organismos internacionales».

(Sputnik)


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