A horas de una votación clave en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU), el Gobierno de Israel lanzó una ofensiva diplomática para exigir a Estados Unidos (EE.UU.) la eliminación de toda referencia a un “camino creíble” hacia la estatalidad palestina, incorporado recientemente al borrador de la resolución sobre la segunda fase del plan estadounidense para Gaza.
La enmienda, introducida por Washington bajo presión de países árabes y musulmanes llamados a participar en la Fuerza Internacional de Estabilización (ISF), ha generado un profundo malestar en la coalición gobernante en Tel Aviv.
El primer ministro Benjamín Netanyahu afirmó ante su gabinete que su oposición a un Estado palestino “no ha cambiado un ápice”, señalando que los contactos con Washington continúan en los niveles más altos para modificar el texto final.
Medios públicos israelíes informaron que funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores y asesores cercanos al premier mantienen conversaciones urgentes con sus contrapartes estadounidenses, en vísperas de un voto que se espera logre al menos nueve apoyos, con posibles abstenciones de Rusia y China.
La redacción impulsada por la Casa Blanca establece que podrían generarse “condiciones” para avanzar hacia la autodeterminación palestina tras reformas institucionales en la Autoridad Palestina (AP) y progresos en la reconstrucción de Gaza.
Washington sostiene que el respaldo explícito a esta “ruta creíble” es indispensable para obtener el compromiso de los países que aportarían tropas a la Fuerza Internacional de Estabilización (ISF, por sus siglas en inglés), entre ellos Egipto, Qatar, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Pakistán, Jordania y Türkiye. Estos ocho Estados publicaron un comunicado conjunto llamando a la “rápida adopción” de la resolución.
Sin embargo, Israel ya ha expresado que no aceptará la participación de Türkiye en el terreno, argumentando incompatibilidad política con la posición sostenida por Ankara respecto a la agresión en Gaza y las órdenes de arresto emitidas por tribunales turcos contra altos responsables israelíes.
La resistencia palestina también fijó postura. Hamas y otras organizaciones emplazaron a Argelia —miembro no permanente del CSNU— a rechazar cualquier despliegue de fuerzas internacionales en Gaza, calificándolo como “una nueva forma de tutelaje extranjero” que no responde al derecho del pueblo palestino a decidir su propio futuro.
El comunicado reitera el llamado a mantener posiciones firmes contra cualquier medida que, en su criterio, pueda alterar la identidad nacional o la unidad territorial de Gaza con Cisjordania.
Mientras tanto, Rusia circuló un proyecto alternativo de resolución, con énfasis en el reconocimiento explícito del Estado palestino y en la necesidad de garantizar la continuidad territorial entre Cisjordania y Gaza.
Moscú argumentó que su borrador busca “poner el concepto estadounidense en conformidad” con resoluciones previas del propio Consejo, y subraya los esfuerzos de mediación realizados por Estados Unidos, Egipto, Qatar y Türkiye para alcanzar el alto el fuego vigente desde el 10 de octubre, aunque marcado por reiteradas violaciones y bombardeos israelíes.
En Israel, la discusión tiene además un impacto político interno considerable. El gobierno de Netanyahu —integrado por partidos ultraderechistas y grupos nacional-religiosos— enfrenta crecientes tensiones ante cualquier referencia internacional que sugiera la posibilidad de un Estado palestino.
Ministros como Itamar Ben-Gvir o Bezalel Smotrich han exigido públicamente una respuesta “contundente” para dejar claro que “no habrá una entidad palestina en los territorios ocupados”, según declaraciones difundidas en redes sociales.
Altos funcionarios sionistas, como el ministro de Defensa Israel Katz o el canciller Gideon Sa’ar, reiteraron que Israel se opone a toda forma de estatalidad palestina y reafirmaron la continuidad de operaciones militares contra Hamas, Hezbollah y los hutíes en Yemen, a los que denominan “Estados del terror”. Netanyahu insistió en que Gaza será “desmilitarizada” y que Hamas será desarmado, ya sea mediante la ISF o directamente a través de las fuerzas armadas israelíes.
El plan de 20 puntos impulsado por Washington —que permitió un cese al fuego tras dos años de ofensiva en Gaza y más de 70.000 palestinos muertos— prevé una administración transitoria en el enclave, acompañada por reformas internas en la AP y supervisada por un “Consejo de la Paz” presidido por el propio Trump.
Sin embargo, el debate actual revela la falta de consenso sobre cómo materializar esa segunda fase y, especialmente, sobre el significado concreto de la frase “camino creíble a la estatalidad”.
Para Israel, ese enunciado abre una puerta diplomática que Tel Aviv considera inaceptable. Para los países árabes, es una condición mínima para comprometer tropas en una misión internacional de alto riesgo.
(teleSUR)
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