Las elecciones presidenciales de Honduras se llevarán a cabo el próximo domingo, en medio de una serie de denuncias por parte del Gobierno, que alerta sobre un presunto complot para empañar el proceso y provocar un caos político en el país.
El martes, la Organización de Estados Americanos (OEA) llevó a cabo una reunión extraordinaria sobre Honduras, en la que se ratificaron las posiciones enfrentadas de los principales actores políticos del país centroamericano.
Por un lado, la oposición de derecha que aspira a recuperar el poder asegura que el Gobierno de la presidenta izquierdista, Xiomara Castro, habría extendido el estado de excepción para supuestamente controlar los comicios y tener incidencia sobre las autoridades electorales, un extremo rebatido por el Ejecutivo.
Desde el oficialismo, por el contrario, denuncian que la oposición ha organizado un complot para desacreditar el proceso y evitar el triunfo de la candidata de izquierdas, Rixi Moncada.
Como prueba de sus acusaciones, el Gobierno presentó audios donde la consejera del Colegio Nacional Electoral (CNE), Cossette López; el jefe de la bancada del conservador Partido Nacional, Tomás Zambrano; y un militar en servicio activo, supuestamente se ponen de acuerdo para declarar la invalidez de los comicios, si los resultados no son favorables para la oposición.
En dichas grabaciones, que fueron presentadas el mes pasado por el fiscal general de la República, Johel Zelaya, los políticos proponen que la embajada de EEUU y organismos internacionales intervengan en las elecciones y declaren como ganador al opositor Salvador Nasralla.
La presidenta ya ha denunciado de manera recurrente que la misma derecha que en 2009 cometió el golpe de Estado en contra de su esposo, el expresidente Manuel Zelaya, es la que ahora conspira y quiere dar «un golpe electoral».
La sesión
En la reunión extraordinaria, el secretario general de la OEA, Albert Ramdin, hizo una llamado para que las elecciones se celebren sin «interferencia política», pero al mismo tiempo amenazó con que la misión electoral del organismo «emitirá comunicaciones sobre preocupaciones», si lo considera necesario.
«La misión también emitirá su informe independiente poco después de la conclusión de las elecciones», advirtió Ramdin, en una maniobra que suscitó la dura respuesta del vicecanciller de Honduras, Gerardo Torres.
Torres consideró que no es «muy democrático» por parte de la OEA realizar «un juicio a priori» sobre lo que ocurre en el país, sobre todo porque las críticas están basadas en denuncias de políticos que sí atentaron contra la democracia en 2009, con el golpe a Zelaya, y habrían avalado fraudes electorales en los comicios de 2013 y 2017.
Por parte de EEUU intervino el subsecretario de Estado, Christopher Landau, quien se plegó a «las preocupaciones» planteadas por la oposición y pidió que el proceso ocurra sin «violencia» ni «fraude». Las críticas del funcionario contra la presidenta Castro han sido recurrentes.
La posición de EEUU fue apoyada por el representante de Argentina en la OEA, como parte del alineamiento ordenado por el presidente Javier Milei hacia el Gobierno de Donald Trump. Por el contrario, México y Colombia recordaron la importancia de respetar el principio de «no intervención» en asuntos internos de otros países.
Luego de la sesión, Castro, quien se encontraba de gira en México para reunirse con la presidenta Claudia Sheinbaum, recordó que quienes intentan sembrar dudas sobre las elecciones, perpetraron un golpe de Estado hace 16 años.
En esa línea, destacó que varios de los artífices de ese golpe fueron narcotraficantes que actualmente cumplen condenas en EEUU y le arrebataron a Honduras la democracia y la credibilidad internacional.
«Hoy, mi gobierno cumple y honra los principios que entonces fueron violentados: garantizando la libertad personal, la democracia, la rendición de cuentas, la reducción de la pobreza y disminución significativa de la violencia, así como el mayor crecimiento y la estabilidad macroeconómica (…) garantizamos para este 30 de noviembre unas elecciones libres, transparentes y depositadas en la confianza y la voluntad soberana del pueblo hondureño», aseveró la mandataria.
¿Qué se vota?
El próximo domingo, más de seis millones de hondureños están convocados a elegir a su nueva presidenta o presidente para el periodo 2026-2030. También votarán por 128 diputados, 20 representantes del Parlamento Centroamericano, 298 alcaldes y 2.168 regidores.
La disputa está protagonizada por tres candidaturas presidenciales que no tendrán otra oportunidad, ya que en el país centroamericano no existe la segunda vuelta y gana quien en una sola jornada obtenga mayoría de votos.
Rixi Moncada, una abogada de 60 años y candidata del partido Libertad y Refundación (Libre), es la representante del oficialismo y la única aspirante de izquierdas.
Uno de sus principales rivales es Salvador Nasralla Salum, un famoso conductor televisivo de 72 años al que bautizaron ‘El señor de la televisión’ y candidato del Partido Liberal de Honduras, una de las dos fuerzas que compartieron el poder en el país durante más de cien años hasta la primera década de este siglo.
Por último se encuentra Nasry Juan Asfura Zablah, un exalcalde de 67 años e hijo de migrantes palestinos, que es candidato del derechista Partido Nacional y que ya se postuló por primera vez a la presidencia en 2021, donde obtuvo el 37 % de los votos.
(RT)
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