Previo a las elecciones del domingo 30 de noviembre, Donald Trump salió públicamente a respaldar la candidatura de Tito Asfura, candidato del Partido Nacional. Advirtió que la ayuda económica de Washington a Honduras, depende de la victoria del candidato de la derecha en Honduras. Es el mismo chantaje ejercido en Argentina respaldando a Javier Milei.
Al mismo tiempo, Trump anunció que indultaría al expresidente hondureño Juan Orlando Hernández (JOH), del mismo partido de Asfura, el Partido Nacional, condenado en Estados Unidos en 2024 por narcotráfico, contrabando de armas y corrupción.
¿Cuáles son algunos de los principales motivos del interés de Estados Unidos en Honduras?
1) La ubicación geopolítica de Honduras
Antes de la década de los ochenta, Honduras no se priorizaba en la política exterior de
Estados Unidos. La relación se volvió más estrecha cuando el país se convirtió en un aliado
estratégico para la contención del movimiento revolucionario que emergió en la región
durante esa época.
Por su ubicación geográfica, Honduras representaba, en los años 70, una importante base de operaciones para combatir los movimientos insurgentes que se estaban dando en Nicaragua, El Salvador y Guatemala, ubicación geopolítica que hoy sigue siendo importante en el contexto centroamericano.
Hasta el gobierno de Manuel Zelaya primero, y Xiomara Castro después, Honduras mantenía un vínculo clave en la agenda de Washington, recibiendo importantes flujos de asistencia financiera y militar para la promoción de diversas estrategias políticas, económicas y de seguridad, diseñados en pos de sus intereses estratégicos en desmedro de los del pueblo del país centroamericano.
En ese sentido, el gobierno estadounidense y organizaciones privadas apoyaron económicamente y logísticamente a la Contra nicaragüense, grupo paramilitar financiado y adiestrado por Estados Unidos que estableció varios campamentos en Honduras, integrado por ex soldados del derrocado dictador Anastasio Somoza, para combatir al gobierno Sandinista.
2) La lucha contra el monopolio petrolero
Los antecedentes de la política injerencista de Estados Unidos en Honduras se pueden rastrear durante el gobierno de Barack Obama, que impulsó el golpe de Estado del 2009 contra el Presidente constitucional Manuel Zelaya, pues la Casablanca lo hallaba cercano a las posturas del Socialismo del siglo XXI que lideraba en la región el gobierno venezolano de Hugo Chávez.
Al mismo tiempo que la OEA suspendía a Honduras como miembro de la organización hasta que el país «restaure el Gobierno democrático», el BID y el Banco Mundial anunciaron la suspensión de la ayuda financiera y se produjo una retirada en bloque de todos los embajadores de la Unión Europea, Estados Unidos reconocía al gobierno dictatorial y luego el del derechista Porfirio Lobo del Partido Nacional.
La causa de que Estados Unidos promoviera un golpe de Estado, fue la decisión en el 2008 de Honduras de integrarse a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), que fundaron Cuba y Venezuela.
El país pudo beneficiarse del programa Petrocaribe, una alianza de cooperación energética establecida por Venezuela en 2005 para suministrar petróleo a países del Caribe y Centroamérica en condiciones preferenciales. El objetivo era impulsar el desarrollo socioeconómico de la región a través de mecanismos de pago flexibles, financiamiento a largo plazo e intercambio de bienes y servicios.
Las economías realizadas en el sector energético permitió a Zelaya emprender una política social destinada a mejorar el nivel de vida de los sectores más desfavorecidos, con inversiones masivas en los campos de la salud y educación.
Integrar Petrocaribe permitió al gobierno de Manuel Zelaya conseguir un crédito del 40% de petróleo adquirido, con una tasa de interés del 1% en un periodo de 25 años, desafiando el monopolio de las empresas extranjeras.
El gobierno hondureño enfrentó al monopolio energético que imponían las transnacionales estadounidenses (Chevron,) y europeas (Shell) en el campo del petróleo; Zelaya fue declarado enemigo del sector privado, y las empresas financiaron el Golpe de Estado.
3) La reforma tributaria de Xiomara Castro
En septiembre del 2023 entre las primeras medidas del gobierno de Castro, presentó un proyecto de reforma tributaria que busca alcanzar un sistema tributario más equitativo, transparente y que aporte más recursos para responder a las demandas sociales, sin la necesidad de crear nuevos impuestos o incrementar las tasas.
Por el contrario, la propuesta se focaliza en eliminar exoneraciones que implican privilegios para los más ricos, así como atenuar las posibles vías de abuso y evasión de algunas empresas beneficiarias.
Algunas de estas medidas son:
La eliminación de regímenes especiales (Zonas libres, Régimen de importación temporal, Ley de Fomento al turismo, zonas industriales de procesamiento, regímenes de energía), que exoneran todos los impuestos existentes por períodos de 20 a 74 años de duración.
El cambio del principio de la renta territorial a la mundial, para evitar desvíos de ganancias de grandes empresas a guaridas fiscales.
La eliminación de la condonación de deudas tributarias que da lugar a evasión.
La eliminación del secreto bancario para fines tributarios.
La creación de la figura del Beneficiario final, para evitar la evasión de impuesto a la renta a través del uso de cadenas de propiedad.
Este proyecto no alcanzó los votos suficientes para ser aprobado, pero es apuesta del gobierno de Rixi Moncada, volver a presentar el proyecto que entienden es de justicia tributaria.
4) Las medidas soberanas de Xiomara Castro
Estados Unidos es el socio económico más importante de Honduras, principalmente a través del comercio bilateral, que en 2021 alcanzó los $11.6 mil millones, lo que no ha impedido que el gobierno de Castro gestione en función de los sectores más desfavorecidos.
La economía hondureña también depende fuertemente de las remesas enviadas por los migrantes en EEUU, que en 2024 fueron aproximadamente $9.7 mil millones y aunque Honduras no tiene una deuda pública directa significativa con los Estados Unidos, existe deuda con instituciones financieras estadounidenses u otras agencias, ya que el 84.3% de su deuda pública total está denominada en dólares, según un informe de junio de 2025 del Banco Central de Honduras.
La política de Soberanía Nacional retomada por la presidenta Xiomara Castro y el partido LIBRE, herencia que encarna la candidatura de Rixi Moncada, es el nuevo desafío para las políticas injerencistas de Donald Trump y los históricos intereses imperiales de Estados Unidos en Honduras y la región.
El gobierno de Castro ha sido claro en tener como ejes de su política, la defensa de los intereses nacionales, la no injerencia en asuntos internos de otros países, el respeto al derecho internacional y la autodeterminación del pueblo hondureño.
Esta política se traduce en un enfoque que busca construir una política exterior «congruente» con la política interior, manteniendo la dignidad nacional , afirmando que la soberanía de Honduras «no se vende ni se negocia», y enfatiza la resistencia y la capacidad de autodeterminación del pueblo.
El programa que impulsa el Partido Libre y su candidata Rixi Moncada, considera que la voluntad popular es el principal pilar de la soberanía. Por ello, se pone énfasis en la importancia de la participación ciudadana para tomar decisiones que definan el rumbo del país.
(teleSUR)
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