miércoles, 3 / 12 / 2025
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Voces desde el Capítulo Cuba de la REDH se pronuncian a favor de Venezuela ante las amenazas gringas

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Este martes 2 de diciembre diversos intelectuales cubanos, integrantes de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad (REDH) se manifestaron a favor de Venezuela y en contra de las amenazas guerreristas del Gobierno de los Estados Unidos.

Entre estos, se encuentran el escritor y profesor Omar González, la escritora y periodista Katiuska Blanco Castiñeira, el crítico teatral y profesor Omar Valiño y la doctora en Ciencias Filosóficas y profesora Marxlenin Pérez Valdés.

“Movilicémonos, unámonos a todas las fuerzas progresistas de Nuestra América y del mundo, Venezuela necesita nuestra solidaridad. Que no se nos olvide lo que ha hecho la Revolución bolivariana por la humanidad; no perdamos de vista lo que ella simboliza”, destacó González.

“Es la hora de los hornos. Nuestro deber es juntarnos, movilizarnos y luchar en favor de Venezuela Bolivariana, patria de todos los que defienden hoy, contra el imperialismo norteamericano, contra el fascismo de estos tiempos, la causa rediviva de nuestros libertadores, la integración de Nuestra América, la búsqueda de una segunda y verdadera independencia para los pueblos del continente latinoamericano y del Caribe, como contribución justa y noble a la humanidad”, escribió por su parte Blanco Castiñeira.

“Con la misma velocidad con que cumplimos el sagrado mandato martiano de llegar en Caracas ante la estatua de Bolívar sin quitarnos el polvo del camino, debemos hoy contraatacar en toda la línea las amenazas e intenciones imperiales contra la hermana Venezuela”, señaló Valiño.

Finalmente, Pérez Valdés indicó: “Otra vez vive nuestra América la amenaza inminente de un conflicto militar grave o, para decirlo de forma menos diplomática y más realista, de una guerra profunda, de una masacre, de un exterminio. Otra vez nos toca asomarnos a mirar el rostro de la muerte en nuestra propia región, en nuestras propias casas, en nuestros propios países, en nosotros mismos”.

A continuación los textos que los referidos intelectuales compartieron, a través de la página web de la REDH:

Venezuela necesita nuestra solidaridad

Omar González
Escritor, profesor
REDH – Cuba

Movilicémonos, unámonos a todas las fuerzas progresistas de Nuestra América y del mundo, Venezuela necesita nuestra solidaridad.

Que no se nos olvide lo que ha hecho la Revolución bolivariana por la humanidad; no perdamos de vista lo que ella simboliza.

En esta hora difícil, la indiferencia deviene complicidad con el imperio. Lo verdaderamente consecuente y estratégico es defender a la patria de Bolívar en todos los frentes en que están hostigándola.

La mejor defensa es el ataque, solía decir el presidente Chávez, y el presidente Maduro cuenta con nosotros para librar la batalla actual por la soberanía, la justicia, la libertad y la paz; por el futuro. Honremos esa confianza, que sabemos recíproca.

La solidaridad con Venezuela Bolivariana

Katiuska Blanco Castiñeira
Escritora y periodista
REDH – Cuba

Es la hora de los hornos. Nuestro deber es juntarnos, movilizarnos y luchar en favor de Venezuela Bolivariana, patria de todos los que defienden hoy, contra el imperialismo norteamericano, contra el fascismo de estos tiempos, la causa rediviva de nuestros libertadores, la integración de Nuestra América, la búsqueda de una segunda y verdadera independencia para los pueblos del continente latinoamericano y del Caribe, como contribución justa y noble a la humanidad.

Por justa, noble, popular, auténtica, anticolonialista y antimperialista, Venezuela bolivariana es agredida. También por ser su naturaleza rica en recursos que el imperio quiere para sí.

Venezuela se levanta por ella y por todos contra la dominación, el abuso y el despojo de su identidad, de su derecho a la paz, a definir su destino y a relacionarse libremente con otros pueblos del mundo.

Fidel muy tempranamente reconoció el rol decisivo de Venezuela en la historia, símbolo de revolución, emancipación política y social, de libertad verdadera para los pueblos.

Lo expresó en 1999 al participar en la toma de posesión como presidente del Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, donde a su vez vaticinó las luchas por delante hasta llegar a esta hora, cuando el Presidente Nicolás Maduro y el pueblo de Bolívar, Zamora y Chávez enfrentan la agresión multidimensional de los poderes hegemónicos.

Venezuela hoy es resistencia. Venezuela no está sola. La acompañan la verdad, la razón, la justicia y los pueblos.

Defendámosla de la agresión imperialista.

Venezuela Bolivariana vencerá y nosotros con ella.

Por Venezuela, unidos como la plata en las raíces de Los Andes

Omar Valiño
Crítico teatral y profesor
REDH – Cuba

Con la misma velocidad con que cumplimos el sagrado mandato martiano de llegar en Caracas ante la estatua de Bolívar sin quitarnos el polvo del camino, debemos hoy contraatacar en toda la línea las amenazas e intenciones imperiales contra la hermana Venezuela.

Ante las bravuconerías trumpistas, un error fatal es no darle importancia, ser indiferentes o pasivos, en definitiva pensar que no se atreverán, que no pasará nada.

Activemos nuestras trincheras en defensa de la Venezuela bolivariana. Se trata de justicia, solidaridad y humanismo en función de andar unidos como la plata en las raíces de Los Andes.

Quien se levanta hoy por Venezuela, se levanta para todos los tiempos

Marxlenin Pérez Valdés
Doctora en Ciencias Filosóficas y Profesora Titular de Marxismo
Coordinadora de Planificación Editorial en IDEAS Multimedios
REDH – Cuba

Otra vez vive nuestra América la amenaza inminente de un conflicto militar grave o, para decirlo de forma menos diplomática y más realista, de una guerra profunda, de una masacre, de un exterminio. Otra vez nos toca asomarnos a mirar el rostro de la muerte en nuestra propia región, en nuestras propias casas, en nuestros propios países, en nosotros mismos.

Y, nuevamente, esa amenaza, ese peligro —cuya potencia parece estar a punto de convertirse en acto fatal— se fabrica en el mismo lugar donde antaño se fabricaron los aviones y las armas con las que se pretendió hacer rendir a los rebeldes latinoamericanos, que como en Cuba, lucharon por la independencia nacional hasta lograrla.

Esa osadía firmada de «patria o muerte» que tuvieron nuestros héroes, todavía no ha sido asimilada por el imperialismo (ni lo será). Ese mismo imperialismo que vuelve a alzar su terrible bota de siete leguas y pretende de cuajo dañar —esta vez— a Venezuela.

Made in USA dice el grito de desesperanza y horror que quieren —bajo cualquier pretexto— imponer sobre la inocencia de nuestros niños sin amo, sobre la alegría de nuestros hermanos humildes, sobre la memoria lastimada de nuestros pueblos tantas veces violentados. ¿Por qué? ¿Bajo qué derecho? ¿Qué excusa se buscó ahora el imperio para negar nuestra mayoría de edad?

El grito de guerra que hoy se inventa contra Venezuela, no es solo contra la tierra de Bolívar, sino contra América Latina y el Caribe toda. Ir contra Venezuela es, al mismo tiempo, ir contra Cuba, contra Colombia, contra Brasil, contra Chile, contra México…, contra la Patria Grande, contra Nuestra América, y —¿por qué no?— contra el mundo. Por eso, a ese grito de muerte del imperialismo estadounidense nos corresponde contraponer el grito de unidad, de latinoamericanismo, de insubordinación, de determinación, de libertad y de vida.

Nada nos obliga a cargar sobre nuestros hombros las consecuencias de un imperio que agoniza en su decadencia y su falta de creatividad. No puede sobrevivir Estados Unidos, y particularmente la élite que lo dirige, a costa de seguir estirando el sueño de la potencia que un día fue.

No puede sostener nuestro mal vecino del Norte, el acostumbrado ritmo de sobre-explotación de los recursos naturales y humanos; por eso necesita caer con toda su fuerza sobre nuestros ricos mares y tierras de América. Impotente como ha quedado en Eurasia ante Rusia y China, aspira el matón a descargar su arrebato en el que habitualmente ha considerado, irrespetuosamente, su patio trasero.

No sabe ya cómo disimular lo obvio: el declive de todo un sistema de relaciones sociales de producción capitalista que para sobresalir necesita machacar hasta los huesos a su capital humano, y al mundo en pleno si fuera preciso.

No tiene bandera. Se dice «de América», pero ello solo tiene valor nominal. Su identidad con nuestra región no es espiritual, se traduce en un sentido de pertenencia material del amo con sus súbditos, con sus «cosas».

La batalla que comenzamos hace siglos no ha concluido, hoy se perfila decisiva.

De nuestro lado está el derecho legítimo a la vida, a la justicia, a la soberanía, a la independencia, a la felicidad, al futuro. No plantarnos hoy con nuestros hermanos de Venezuela, como un día fue el grito a hacerlo con Cuba, o con Chile o con Haití…, será un error que no debemos cometer. La historia nos mira, nuestros hijos no nos lo perdonarán.

Paz es la palabra de orden, pero también: independencia, soberanía, autodeterminación, anticolonialismo, resistencia, lucha, dignidad. Quien se levanta hoy por Venezuela, que es hacerlo por América Latina y el Caribe —como un día exigió el Apóstol movilizarnos por Cuba—, se levanta para todos los tiempos. «América, no invoco tu nombre en vano»

(Laiguana.tv)


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