La más reciente edición especial de “Esto No es un misil”, conducido por el comunicador Alberto Alvarado”, estuvo cargado del fulgor margariteño, siendo la gastronomía, las bellezas paisajísticas y la jocosidad de sus residentes los más grandes protagonistas de esta bitácora.
“Despegamos de Maiquetía, vuelo por todos lados (…) Aterrizamos en esa isla maravillosa buscando medir el ánimo margariteño. Una cosa muy oriental, es que al llegar nos prendieron una parranda a orillas de Playa Guacuco con pescado asado, donde ahí estaba el infaltable (ají). En efecto, esa fue una parranda muy hermosa que armaron para recibirnos”, relató.
Acotó que el oriente venezolano se mantiene resiliente y resistente de cara a las agresiones tanto bélicas, como psicológicas, por parte del imperialismo estadounidense.
“Tenga portaviones al frente o no, tenga asediadas las fronteras o no, así es el oriente, sonriente, hospitalario, altivo, pero siendo la costa oriental una de las zonas más asediadas en esta coyuntura, hay dos elementos identitarios del oriente venezolano y particularmente de Margarita que quiero compartirles”, asomó Alvarado.
Uno de esos elementos tiene que ver con las cualidades tropicales de la isla, tales como el sol, la playa, la arena, los imponentes atardeceres y su zona económica especial.
“Pero en sus adentros hay elementos que tal vez no son los lugares comunes, pero que la definen y la hacen ser lo que es. Nos fuimos al Cerro Copey, nombre dado por el árbol que le habita y allí conocimos la ‘Reserva Moral’ que desde la familia conuquera crío, cultivó y preservó por siglos rasgos margariteños que la definen (ejemplo, el tomate y propio ají margariteño). Ahí hay una resistencia cultural que la hace orgullosa de sí, solidaria, que la proyecta al mundo como un paraíso indoblegable, celoso y cuidadoso de lo suyo”, observó Alvarado.
Más adelante, Alvarado recordó que la isla fue bautizada como Nueva Esparta para conmemorar la valentía y el sacrificio de todos aquellos héroes que se sumaron a la guerra por la independencia.
“Particularmente en la Batalla de Matasiete (1817), donde 300 soldados patriotas vencieron a un ejército de 3000 realistas. Por eso no asusta ni la ofensa, ni el grito, ni el asedio del poderoso, pero que sea el canto margariteño que te lo diga”, comentó el también diputado de la Asamblea Nacional (AN).
Desde el seno de la comunidad
Por su parte, los locales compartieron sus anécdotas y disfrute tanto por la vida, como su folclor isleño.
“Somos orgullosos de ser margariteños. En Margarita es dulce hasta la sal”, comentó un señor, mientras que otro caballero explicó que en un sancocho de pescado puede “faltar el pescado, pero nunca el ají”, aseguró.
Otra de las habitantes aseguró que los ingredientes del sancocho están constituidos principalmente por su cosecha de verduras y vegetales, por tanto, ningún turista sentirá el sabor de un concentrado de especias como vendría siendo el Cubito Maggie.
Como se mencionó con anterioridad, los margariteños tienen una preferencia particular por el ají, al punto que una señora dijo entre risas y picardía que le gustaba “el pequeño”.
“Por lo general, estos guiones yo los hago al llegar, al terminar de hacer el viaje y conocer todo, pero es que ese chiste estaba demasiado bueno y no lo podíamos dejar pasar”, agregó Alvarado como parte de las curiosidades de esta visita.
(Laiguana.tv)
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