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La Copa del Mundo todo lo puede. A lo largo de su casi centenaria historia, su capacidad de emocionar a los pueblos creció hasta niveles que la convierten en un hecho cultural sin comparación. Por eso, lo que ocurrió en la Plaza Roja de Moscú no sorprende. A mil días del comienzo del próximo Mundial, uno de los lugares más importantes de la historia europea se convirtió en una cancha de fútbol más, para celebrar el comienzo de la cuenta regresiva.

 

En un acto frente al Kremlin se puso en funcionamiento el gigantesco reloj que lleva desde hoy la cuenta del tiempo que falta para que comience a rodar la pelota en el estadio olímpico Luzhniki el 14 de junio de 2018, en la que será la primera Copa en Europa Oriental.

 

«Siempre estamos contentos de recibir a invitados, y prometemos organizar una grandiosa fiesta deportiva que, estoy seguro, pasará a la historia del deporte mundial y del fútbol mundial», saludó a los asistentes el presidente ruso, Vladímir Putin, en videoconferencia. Una enorme cantidad de hinchas se citaron en el corazón de Moscú para compartir con estrellas históricas como el alemán Lothar Mathaus y el español Fernando Hierro uno de los días clave en este camino mundialista.

 

Idénticos actos tuvieron lugar en las otras diez ciudades que acogerán partidos de la primera fase. Es que el número redondo sirve para sentir que el gran torneo está un poco más cerca, pese a que faltan más de dos años y medio.

 

¿Por qué decimos que la Plaza Roja se convirtió en una cancha más?. Porque así fue, literalmente. En el mismo empedrado sobre el que se desarrolló la historia de la nación más grande del mundo se instaló un campo de fútbol con tribunas en el que se disputó un torneo de fútbol sub 16 entre las Selecciones de Rusia, España, Alemania e Italia. La anfitriona y las últimas tres campeonas.

 

Según informó la FIFA, el cuadrangular marcó la victoria de España, que tras vencer 2-0 a Alemania en semifinales, se impuso a Rusia por 4-2 en la final. En el partido por el tercer puesto, Alemania vapuleó a Italia por 8-4. Los italianos habían caído 2-5 en su semi ante los rusos.

 

El ministro de Deportes y presidente de la Unión de Fútbol de Rusia, Vitali Mutkó, destacó que las obras de construcción de los 12 estadios mundialistas no se han visto afectadas por la actual recesión económica rusa. De hecho, el estadio de Spartak Moscú, ya acoge partidos ligueros e internacionales; mientras la remodelación del Luzhniki y la habilitación de los de Sochi y Kazán va dentro de los plazos previstos.

 

Mutkó también destacó que la destitución del secretario general de la FIFA, Jérôme Valcke, en modo alguno afectará a los preparativos. Aunque está claro que no es una gran noticia para la organización y ha sido un hecho más de los que vienen debilitando la credibilidad de la casa mayor del fútbol en los últimos meses.

 

Las estrellas que asistieron al acto principal en Moscú fueron el excapitán de la Selección rusa Alexey Smertin, Fernando Hierro, Lothar Matthaus y el italiano Gianluca Zambrotta. Ellos fueron los que recibieron la mayor parte de la atención del público. Además, estuvieron los ídolos locales Igor Akinfeev, Alexander Kokorin, Vladimir Gabulov y Alexander Kerzhakov.

 

Este circo puede tomarse como un simple acto burocrático de la organización, pero también como un momento en el que el pueblo ruso se siente un poco más cerca del Mundial. Además, el reloj que ya está funcionando será parte del paisaje moscovita hasta el día más esperado, y eso también servirá para tener a la Copa del Mundo siempre presente.

 

(Espn)