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“¡No me lo puedo creer, tengo el corazón que me va a cien!”, afirma Clàudia Cardona cuando desde una pantalla gigante en una plaza de Barcelona se anuncia el triunfo de los partidos independentistas en las elecciones catalanas.

 

Luciendo una camiseta con la ‘estelada’, la bandera independentista con una estrella blanca sobre fondo azul, esta joven estudiante de traducción e interpretación, especializada en inglés y árabe, acaba de cumplir 18 años y ha votado por primera vez.

 

Lo ha hecho por la coalición secesionista “Junts pel Sí” (Juntos por el Sí, JxS) impulsada por el presidente catalán saliente, Artur Mas, para dar un carácter plebiscitario a lo que en principio no eran más que unos comicios anticipados al parlamento regional.

 

“Con este resultado podremos emprender un proceso constituyente”, afirma emocionada, “que desemboque en un Estado propio para Cataluña” en 2017, año en que Mas y sus aliados prevén declarar la separación de España si nada se lo impide.

 

“!Independencia, independencia, independencia!”, grita a su alrededor la multitud reunida en la barcelonesa Plaza del Comercio, donde JxP organiza su noche electoral frente al emblemático Mercado del Born.

Aquí se albergan restos arqueológicos del bombardeo de Barcelona en 1714 por las tropas franco-castellanas de Felipe V. Los independentistas consideran que fue en ese momento cuando Cataluña perdió una histórica autonomía política y económica.

 

INTERÉS INTERNACIONAL

“¡Presidente! ¡Presidente! ¡Presidente!”, gritan a coro miles de personas cuando Mas sube al escenario junto a sus socios para celebrar lo que califica de “victoria del sí y victoria de la democracia”.

 

En un ambiente de júbilo todos bailan mientras por los altavoces suena a gran volumen “¡invencibles, invencibles!”.

 

“Es genial, indescriptible, sublime”: Arnau Font, estudiante de publicidad, de 18 años, que vino expresamente desde Girona, 100 km al norte, no encuentra palabras para describir su júbilo.

 

“Esto es muy motivador, esperanzador, porque demuestra claramente que el pueblo de Cataluña quiere la independencia”, afirma algo más tranquilo. “Quiero que nos separemos de España porque desde que tengo uso de razón veo que todo lo que recibimos son ataques, amenazas, como estas últimas sobre la salida del euro o la partida de los bancos”, agrega.

 

Una marea de ‘esteladas’ de todos los tamaños ondea a su alrededor. Entre ellas, también algunas de otras regiones del mundo donde hay independentistas, como el País Vasco y Galicia en España, Quebec (Canadá) o Bretaña (Francia).

 

De repente se hace un gran silencio y la multitud, algunos conteniendo las lágrimas, canta Els Segadors, el himno nacional catalán, ante la sorpresa de los periodistas que, alineados sobre un estrado, hacen sus crónicas frente a las cámaras de televisión.

 

Más de 450 periodistas se han acreditado para el acto, entre ellos representantes de 69 medios internacionales de una veintena de países de los cuatro rincones del mundo.

 

“Es un tema muy seguido en Japón desde 2012. Sobre el proyecto de secesión catalán los medios japoneses hacen siempre reportajes”, explica a la AFP Yasuyuki Waranabe, de Nagoya, que llegó hace tres dias.

 

‘NO HAY VUELTA ATRÁS’
 

Entre la multitud congregada frente al Mercado del Born, parejas de ancianos, grupos de amigos, familias con niños pequeños aupados a hombros, algunos lucen toda la parafernalia independentista.

 

Es el caso de Loli Domínguez: aretes, collar, pulsera, reloj, sombrero… todo en ella luce la ‘estelada’. Incluso el paraguas que trajo ante una previsión de lluvia que finalmente no se cumplió.

 

“La independencia la hará la gente de Cataluña, da igual que Madrid lo reconozca o no”, afirma esta ama de casa de 52 años, que inmigró desde su Extremadura natal, en el oeste de España, hace más de tres décadas. “Me fuí porque allí no tenía ninguna oportunidad y ésta es ahora mi tierra”, subraya.

 

“Esto es un proceso, un camino y ahora ya no hay vuelta atrás”, afirma su marido, Albert Llorenç, un taxista de 51 años de amplia sonrisa, mientras se cubre la cabeza con una ‘barretina’, el gorro tradicional catalán.

 

“¡In, inde, independencia!”, insiste la multitud al tiempo que se hacen fotografías con sus celulares para colgarlas inmediatamente en las redes sociales, conscientes de estar viviendo un “momento histórico”.

 

(AFP)

 

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