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Estados Unidos ya está montando la película para justificar el bombardeo de un hospital.- ¿Qué sería de Estados Unidos sin el control de la industria mundial de las comunicaciones y del entretenimiento? La pregunta es oportuna cuando la todopoderosa y ultra-precisa aviación militar imperial ha cometido otro de sus tantos crímenes de lesa humanidad, al bombardear un hospital en Afganistán.

 

Para agregarle perversidad al hecho, el acto terrorista fue perpetrado contra una instalación a cargo de la organización humanitaria Médicos Sin Fronteras. Era el único centro de salud con equipos para atender las emergencias que suele generar la guerra, en una extensa zona geográfica de esta nación azotada por la invasión gringa desde 2001. Doce médicos y siete pacientes, entre ellos tres niños, fallecieron en la bestial operación militar, ejecutada de noche con aviones y armamento de última tecnología.

 

Una acción tan abiertamente violatoria de todas las normas del derecho internacional (inclusive de las más antiguas reglamentaciones de la guerra) expondría a cualquier nación a una terrible condena planetaria. De pertenecer a las fuerzas armadas de algún país no amigo de EEUU,  su gobierno ya estaría en proceso de ser derrocado y los responsables de semejante barbarie seguramente serían sometidos a juicios ante cortes penales internacionales.

 

Pero la clase dominante estadounidense (así como sus aliados en Europa, el Medio Oriente y hasta en nuestra propia vecindad) no tiene nada de qué preocuparse: la prensa internacional y Hollywood se encargarán de lavarle una vez más la cara al imperio genocida. El aparato ideológico global trabajará a marchas forzadas para legitimar el injustificable ataque y convertirlo, a corto plazo, en el motivo de alguna película de corte heroico y patriótico.

 

Ya los laboratorios de limpieza de imagen estarán produciendo algún seudoacontecimiento que desvíe la atención, y convocando a los talentos creativos del periodismo, la televisión y el cine para que hagan digerible una nueva escalada de esa guerra absurda que estalló con la excusa de vengar a las víctimas de los atentados contra las Torres Gemelas y que solo ha servido para destruir un país muy pobre, convertirlo en una potencia productora de heroína y llenar los bolsillos de las empresas transnacionales dedicadas a los negocios de la guerra y sus derivados.

 

Estados Unidos, imperio al fin, frenará cualquier intento de hacer justicia, utilizando para ello el control que tiene sobre los organismos internacionales y de muchas ONG. Y alcanzará, una vez más, la impunidad total mediante las acciones y las omisiones de la maquinaria mediática y farandulera. Ya veremos cuál de los superhéroes interviene para justificar este “daño colateral”.

 

(Clodovaldo Hernández / [email protected])