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Durante la sesión especial de la Asamblea General de Naciones Unidas para celebrar los 70 años de la firma de la Carta que rige esta Organización, Rafael Ramírez, Representante Permanente de la República Bolivariana de Venezuela,  expresó que con la firma de este documento se condena el uso de la fuerza como instrumentos para alcanzar intereses nacionales, respetando la soberanía de los Estados y la no intervención en sus asuntos internos para asegurar la convivencia política de las naciones y sus pueblos.

 

En tal sentido, Ramírez aseguró que “Es por eso que la Carta de las Naciones Unidas tiene en la promoción de la paz y la seguridad internacional uno de sus principales pilares, para salvaguardar a los Estados de la agresión y otras formas de intervención. La Carta se convertiría, de esta manera, en el instrumento garante de la legalidad internacional en las relaciones entre los Estados”.

 

Sobre los logros obtenidos por el referido foro multilateral a lo largo de estos 70 años de gestión, el diplomático venezolano hizo referencia a los avances en los temas de desarme, derechos humanos y descolonización, pese a algunas situaciones coloniales que persisten en la actualidad.

 

“No obstante estos avances, persisten graves problemas como la proliferación nuclear, la guerra, la intervención militar, la pobreza y el cambio climático, por lo que se hace necesario disponer de una organización renovada y fortalecida teniendo presente las realidades y desafíos actuales”.

 

Ramírez enfatizó que la prevención de los conflictos es la mejor forma de garantizar la paz y seguridad internacionales, así como los mecanismos diplomáticos existentes para la solución pacífica de las controversias.

 

A continuación el discurso del Embajador Rafael Ramírez este lunes  26 de octubre de 2015, en la sesión especial de la Asamblea General de la firma de la Cartas de Naciones Unidas:

 

“Sr. Presidente,

 

En nombre de la República Bolivariana de Venezuela permítame agradecerle por la convocatoria a esta importante reunión para celebrar los 70 años de la firma de la Carta de las Naciones Unidas. Como signatarios de tan trascendental documento, nos sentimos honrados de poder estar aquí el día de hoy, representando al pueblo venezolano.

 

Sr. Presidente,

 

Con el surgimiento de la Carta de las Naciones Unidas, la guerra y la intervención dejarían de ser aceptadas como instrumentos legítimos para consumar intereses nacionales.  Esta convicción emergería de los horrores del fascismo y de la Segunda Guerra Mundial.

 

Los delegados encargados de redactar la Carta de las Naciones Unidas reunidos en la Conferencia de San Francisco estaban convencidos de la necesidad de condenar el uso de la fuerza como un medio aceptable para imponer visiones políticas. Es por eso que la Carta de las Naciones Unidas tiene en la promoción de la paz y la seguridad internacional uno de sus principales pilares, para salvaguardar a los Estados de la agresión y otras formas de intervención. La Carta se convertiría, de esta manera, en el instrumento garante de la legalidad internacional en las relaciones entre los Estados.

 

Estos principios se reafirmarían sucesivamente a lo largo de los años a través de distintas resoluciones y Declaraciones.

 

Durante su devenir histórico, las Naciones Unidas han registrado logros importantes en las esferas del desarme, los derechos humanos, la descolonización – sin desconocer que persisten algunas situaciones coloniales: Sahara Occidental, Puerto Rico, entre otras- y el desarrollo económico y social sostenible. Los mismos han quedado plasmados en documentos de gran trascendencia para la humanidad como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Declaración sobre la concesión de independencia a los países y pueblos coloniales, el Tratado de No Proliferación Nuclear, la Convención sobre la Prohibición de las Armas Químicas, los Objetivos de Desarrollo del Milenio y la Agenda de Desarrollo Post-2015, entre otros.

 

No obstante estos avances, persisten graves problemas como la proliferación nuclear, la guerra, la intervención militar, la pobreza y el cambio climático, por lo que se hace necesario disponer de una organización renovada y fortalecida teniendo presente las realidades y desafíos actuales. De allí que la reforma de las Naciones Unidas y sus órganos principales, en especial, el Consejo de Seguridad, constituye un objetivo a alcanzar, a fin de fortalecer dicha institución y que ésta refleje los intereses de todos sus miembros.

 

Sr. Presidente,

 

El estricto cumplimiento por los Estados de la obligación de abstenerse de la amenaza o uso de la fuerza salvo en legítima defensa consagrada en la Carta de las Naciones Unidas, no siempre se ha cumplido. Pero tenemos la responsabilidad hoy día, reunidos en este foro, de reafirmar que la soberanía de los Estados y la no intervención en sus asuntos internos, son condiciones esenciales para asegurar la convivencia pacífica entre las naciones y avanzar hacia el desarrollo sostenible de sus pueblos.

 

Asimismo, el respeto a los derechos humanos y los derechos fundamentales de todos sin exclusión de raza, género, credo, nacionalidad o condición social debe ser un principio que guíe nuestras acciones hacia la paz. 

 

Sr. Presidente,

 

Los grandes cambios políticos, económicos y sociales, y el  progreso científico, que han tenido lugar en el mundo desde la aprobación de la Carta, hacen que sus principios y la necesidad de aplicarlos de forma más efectiva en la conducta de los Estados en todas las esferas, adquieran mayor importancia

 

Prevenir el surgimiento de los conflictos armados es la manera más efectiva de mantener la paz y la seguridad internacional. Para ello, debemos emplear todos los instrumentos políticos y diplomáticos disponibles, incluyendo los buenos oficios, la investigación, mediación y negociación. En este sentido, destacamos el papel que juegan las organizaciones regionales y subregionales, columnas del desarrollo de la multipolaridad, en la solución pacífica de las controversias. 

 

No es posible alcanzar un mundo en paz y seguro, si no trabajamos de manera mancomunada por el desarrollo, la superación de la pobreza, el hambre y la exclusión que aquejan a millones de seres humanos. La cooperación y la solidaridad internacional, sin condicionalidades, deben configurarse en elemento central de las relaciones internacionales.

 

Sr. Presidente,

 

Para finalizar, sólo en la medida en que defendamos los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y nos comprometamos a solucionar nuestras diferencias de manera pacífica y a trabajar por el desarrollo sostenible, podremos alcanzar un mundo plenamente seguro y en paz. Donde impere la justicia, hermandad y solidaridad entre los pueblos”.

 

(Nota de Prensa)