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A pesar de su continua vinculación a escándalos de corrupción por parte de la prensa conservadora de Brasil, Lula da Silva consiguió lograr el apoyo del 23 por ciento de los 2.002 encuestados, muy por delante del excandidato presidencial por el Partido de la Social Democracia de Brasil (PSDB), Aécio Neves, que consiguió un 15 por ciento.

 
Por otra parte, la excandidata presidencial en 2014 por el Partido Socialista de Brasil (PSB) y actual líder del partido ecologista «Rede», Marina Silva, apareció en tercera posición con un 11 por ciento de la intención de voto aunque fue la mejor valorada en cuanto a las posibilidades de voto de los indecisos, los cuales la eligieron en el 28 por ciento de los casos. 

 

A pesar de lo positivo de los datos para el expresidente Lula, los principales medios del país prefirieron destacar que éste concentró el mayor número de encuestados que declararon que «de ninguna manera» votarían a su favor, con un 55 por ciento, seguido del senador del PSDB, José Serra, quien resultó derrotado en las presidenciales de 2002 con un 54 por ciento.

 

Por su parte, Neves concentró un rechazo del 47 por ciento, es decir, apenas un 8 por ciento de diferencia con el Lula, una diferencia mínima para el discípulo en el PSDB del expresidente Fernando Henrique Cardoso, principal crítico de Lula en el país y que perdió la Presidencia de Brasil en 2002 dando inicio a los gobiernos del PT.

 

Cabe recordar que desde el pasado 26 de junio Lula da Silva mantiene varios contenciosos ante la Justicia de Brasil por la publicación de artículos difamatorios en su contra en las revistas conservadoras brasileñas Época y Veja, las cuales informaron en varios artículos sobre los supuestos negocios que el expresidente habría obtenido junto al empresario Marcelo Odebrecht en varios países de América Latina. 

 

La oleada de acusaciones de la prensa del país contra Lula ha provocado que una parte significativa de los brasileños comience a asociar el nombre del expresidente a los escándalos de corrupción de Petrobras, todo ello sin que exista una sola prueba en contra de Lula da Silva, y repitiendo un proceso similar al protagonizado por la oposición del país contra la presidenta Dilma Rousseff.

 

(Sputniknews)