Históricamente, los tatuajes datan de una época muy antigua. Prueba de ello en que en 1991 se encontró una momia congelada en los Alpes peruanos con aproximadamente 5200 años de antigüedad, y en los restos de piel que le quedaban pudo apreciarse partes de un tatuaje. 

 

Por otra parte, independientemente de las cognotaciones culturales que éstos tienen en nuestra sociedad, se dice que lo que «asusta» de ellos es el hecho de que marca nuestro cuerpo de forma permanente, tiene implicaciones para toda la vida. 

 

En términos científicos, esa durabilidad tiene una explicación, y es que nuestro cuerpo pasa toda la vida combatiendo esa herida abierta que voluntariamente nos hacemos en la epidermis. Así lo explica el material audiovisual que se presenta a continuación. 

 

La tinta que se introduce en la piel representa un agente externo que el cuerpo identifica inmediatamente y se activan las defensas en nuestro sistema inmune. Esta reacción del cuerpo humano, que responde a la lógica de conservación de la salud nos hace preguntarnos si mantener siempre activas nuestras defensas será una razón más para tatuarse.  

 

(LaIguana.TV)

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