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Primero fue Capriles en Yare, luego la Tintori en Cojedes, cuatro días después le tocó el turno a Miguel Pizarro y al día siguiente, según Ramos Allup, Richard Blanco e Ivlev Silva corrieron con similar (y presunta) suerte, sólo que Richard Blanco no genera rating (y a nadie le importa). Todos fueron «atacados por colectivos del Psuv» con armamento de guerra o palos y piedras. Curiosa y felizmente, en ningún caso pasó absolutamente nada, aparte del show. ¿Y cuánto vale el show?

1. Lo primero es plantear siempre la pregunta: ¿a quién le convienen semejantes presuntos actos de violencia? Dejando de lado la cacareada y endeble matriz «el gobierno está desesperado porque tiene los días contados», ¿al Psuv -a quien responsabilizan directamente- por dónde le conviene en medio de la campaña vestirse con elementos que lo identifiquen y salir a «amedrentar» a las caravanas de la campaña de algunos candidatos y figuras opositoras?

 

2. En la otra acera, y dentro del esquema discursivo mediante el cual la oposición (y la plataforma mediática internacional), ¿cuánto favorece para ir consolidando la «imagen» del presunto avance, del cambio, de asumirse como los David contra el Goliat chavista, generando simpatías y presuntas solidarizaciones a nivel internacional? La respuesta la contiene ya la misma pregunta. Toda épica que necesita de una victimización a juro es postiza, y creación mediática con límites muy claros (sobre esto más adelante).

 

3. Por otro lado, existe una cuestión de ritmo evidente. La primera «víctima» de una «arremetida» bajo este estilo fue Henrique Capriles, el multiperdedor, tras un paseo en Yare el 8 de noviembre. «Yo personalmente los emplacé que si ellos venían a echarnos tiros, que me echaran el tiro a mí», recuenta patrióticamente. La única «evidencia» mostrada públicamente hasta ahora es un video, con varios cortes, donde se demuestran escarceos de violencia de muy poco alcance. En ningún momento sale Capriles diciendo que le echaran el tiro a él. En ninguna parte.

 

4. Con diez días de diferencia, fue el turno de Lilian Tintori en el estado Cojedes, el 18 de noviembre. En este caso se trató de «colectivos violentos» que le impidieron la entrada al estado. Según una nota publicada en Runrun.es «con información de Comunicaciones Leopoldo López», contó Tintori que «quienes promovieron y protagonizaron los hechos de violencia vestían franelas rojas que decían vota por Cilia Flores, candidata de Nicolás Maduro en Cojedes». Más allá de la intimidación, no se registró de ninguna forma heridos. «Hoy vimos el miedo del régimen que se está acabando, del sistema que fracasó y que sabe que está perdido», declaró Tintori a la plataforma comunicacional de su marido. Y como para que la construcción de sentido quede clara, doña Tintori agregó: «Hoy Cojedes narra con hechos y pruebas que el régimen de Nicolás Maduro es un régimen violento, que persigue, que intimida y que viola los derechos humanos. Estos hechos deben ser evaluados por la misión de Unasur que se encuentra en Venezuela encabezada por el expresidente Fernández», que preside la comisión de acompañamiento de la Unasur. A falta de heridos verificables, El Nacional agrega el dato colateral en esa dirección: una muchacha presuntamente agredida que responsabilizó al «colectivo» del Frente Francisco de Miranda.

 

5. Acortando la brecha temporal, con cuatro días de diferencia, la «víctima» fue el candidato Miguel Pizarro, en Petare. Igual que los anteriores, se reproducen los mismos factores comunes: amplia cobertura mediática, «pesuvistas» amedrentadores con evidente ropa y simbología del partido y, sobre todo, cero heridos, comenzando por el mismo Pizarro, que ni un lepe: los protagonistas intactos. Pizarro señaló abierta y directamente a su contrincante en el Circuito 3 del estado Miranda, William Ojeda. Su discurso, luego del «amedrentamiento», va por el mismo entubamiento narrativo del «bien contra el mal»: «Ni sus tiros, ni sus pistolas, ni su amedrentamiento, van a poder más que la fuerza de un pueblo que decidió cambiar. Usted puede tener las armas, y sus ametralladoras, pero no van a poder amedrentarnos, no van poder con nuestra voluntad de cambiar a Venezuela. No vamos a abandonar nunca a los venezolanos y a los petareños en sus ganas de encontrar soluciones».

 

Todos los protagonistas escuálidos salieron ilesos, intactos. La mentira sale

6. El 23 de noviembre las denuncias de «amedrentamiento» fueron aún más peregrinas: Henry Ramos Allup denunció que el candidato Richard Blanco también fue atacado en la UD 5 de Caricuao. Tan fantasma fue el atentado que ni fotografía ni video lo certifican. Richard Blanco es menos relevante y tendrá menos recursos. Y, continuando con las fantasmagorías, la candidata Marialbert Barrios denunció el «secuestro» de tres de sus activistas en Catia. Ni los nombres, ni la fotografía, ni nada. La «preocupación» de Barrios por los «activistas» que colocaban propaganda en la zona se disipó ahí mismo, y oh sorpresa, por tuíter dejó su mensaje: «Las ganas de cambiar de nuestro pueblo es cada vez más fuerte. ¡Claro que podemos vivir mejor y juntos lo vamos a lograr!». Las evidencias son lo de menos; para ella, se entiende.

 

7. ¿Cuáles han sido los efectos inmediatos de estos actos parcialmente swarming (acción de enjambre) y simulacro teatrero producido en serie y mal montado? La acumulación de «hechos» criminalizadores, la consolidación pre-electoral de un «gobierno desesperado» que hace todo lo posible para no ir a elecciones. La martirización simbólica. La representación atrofiada de los «colectivos» inventados o adulterados (como en Cojedes). El abuso descarnado y abierto de la mentira política. Y, finalmente, un mecanismo de presión internacional (que hacia allá se orienta el consumo de tales especies) que pretenda conminar al gobierno a «desligarse» de acontecimientos en los que no tiene responsabilidad comprobable alguna. Su campaña es el vacío.

 

8. Lo que lleva a otra inevitable pregunta dentro de la «inevitable» narrativa del enfrentamiento: ¿esa enorme marusa de recursos que han recibido por diversas vías, bajo diversos apoyos frente a campañas tan escuetas y desabridas, dónde está siendo empleado? En un momento en el que el mercenarismo, el sicariato y los operadores disponibles para perpetrar operaciones de bandera falsa, con un mercado tan vibrante, ¿cuánto se desembolsa? ¿Y cuánto tienen aguantado para el escenario post-electoral? ¿En esto consiste la «campaña social» que pergeña Chúo Torrealba? Sí, porque no hay propuesta de absolutamente nada, y la erotización tras la victoria de Macri en Argentina así lo confirma.

 

9. Y como recordar es vivir, hay que traer a colación dos antecedentes claros, públicos, notorios y comunicacionales que demuestran que esta táctica mediática no es nada nueva. Todos en 2011 pueden recordar, en el marco de las «primarias» de la MUD el falso atentado contra María Corina Machado en el 23 de Enero por una llamada filtrada en la que advertía a su madre que iba a salir la noticia de que su comando de campaña fue atacado, pero que estuviera tranquila porque no había pasado nada y era parte del guión («¿Pero cómo pueden inventar eso? ¡Coño!», preguntó la madre de la Machado en un ataque de sensatez). Y más cercano en el tiempo, y con mucha menos suerte como matriz sin prosperar, tal como lo reseñó esta tribuna, tenemos la escenificación que Voluntad Popular realizó en su sede cuando presuntamente agentes de Contrainteligencia «arremetieron» (otra vez la puta palabra), cayéndole a carajazos a una puerta, y ya.

 

10. Es claro que ante estas situaciones el espectáculo tiene un límite, y cuando se trata de protagonistas en la palestra, bien sea Capriles, Tintori o Pizarro, no es nada conveniente ni que se malogren ni que ocurran incidentes trágicos que les afecte directamente (lo que una vez más confirma la falacia de tales acciones). Richard Blanco no cuenta por falta de tracción y atracción. Los activistas sin nombre o domicilio reconocido por la muy desconocida Marialbert Barrios tampoco. Pero, conforme se acerca la fecha, la «hora 0», ¿cuánto puede manifestarse la nefasta de posiblidad de sacrificar a una ficha sacrificable que produzca el acontecimiento estremecedor y «el muertico necesario»? Bastante. Y ojalá que no pase. Pero conociendo a los verdaderos promotores de la violencia, lamentablemente no se puede descartar.

 

A poco tiempo de haber publicado esta nota, trasciende la noticia del asesinato del Secretario General de Acción Democrática en el estado Guárico, Luis Manuel Díaz. Según denunció Henry Ramos Allup, a Díaz le dispararon desde un vehículo en marcha. Mientras que junto a esta versión, corre de forma automática, irresponsable y acríticamente la conclusión intempestiva de que se trató de «bandas armadas del chavismo», también se busca sostener que el homicidio ocurrió en tarima, junto a Lilian Tintori y Rumy Olivo (candidata por Voluntad Popular en el circuito).

 
Sea como sea, una versión ya contradice en lógica elemental a la otra, partiendo de que se trataba de un mítin político. De ser así, ¿por dónde pudo pasar el vehículo, disparar a Díaz que se encontraba en la tarima según la versión y luego huir? O asumiendo que tal contraposición de los hechos no lo sea, ¿qué le permite aseverar con tanta seguridad a Ramos Allup o a la andanada de usuarios en redes de que se trató de un asesinato político perpetrado por el gobierno a poco tiempo del incidente y sin ningún elemento que lo sugiera, a no ser que haya sido deliberadamente?

 
A la espera de una confirmación de los hechos que esclarezca cuál de estas versiones es la que es (y que no provenga de la aparente impulsividad por no reconocerla como orquestada de parte de la opinión opositora amén de una matriz in crescendo cobrando ribetes abiertamente conspirativos), es necesario recordar que el crimen viene a darse precisamente en una zona donde es reconocida la presencia de El Picure y El Juvenal, y por lo tanto de hampa paramilitarizada y profesionalizada, en un estado del país cuyo valor geoestratégico habla por sí solo. Lo que trae a colación otra pregunta: ¿será la primera vez que Lilian Tintori visita Altagracia?

 

El asesinato de Díaz fue producto del enfrentamiento entre agrupaciones sindicales-criminales

Ya el presidente Maduro se manifestó a propósito del asesinato del dirigente de Acción Democrática, Luis Manuel Díaz. En acto del Psuv en Portuguesa señaló que ya se han adelantado investigaciones a propósito del asesinato, anunciando una rueda de prensa una vez que el ministro de Interiores, Justicia y Paz reúna el conjunto de pruebas conclusivas, cuando ya se maneja el móvil del sicariato, producto del enfrentamiento entre agrupaciones sindicales-criminales.

 

Denunció el Presidente, también, las «conclusiones» precipitadas con la que la vocería opositora caracterizó el crimen a minutos de haber ocurrido. De la misma forma, puso en tela de juicio la velocidad con la que voceros y actores internacionales abiertamente vinculados con la agenda opositora (el presidente español Mariano Rajoy y en particular el presidente de la OEA, Luis Almagro) condenaron el hecho, responsabilizando al Gobierno Bolivariano sin prueba alguna, destacando la agenda que medra detrás de tales reacciones.

 

Aún más grave, Nicolás reveló que operadores políticos vinculados con la ultra están ofreciendo entre 30 y 50 mil dólares para que actores del hampa paramilitarizado perpetren actos de violencia empleando señas y vestimenta que los identifique con el chavismo.
Horas antes de manifestarse el Presidente, Tarek William Saab, Defensor del Pueblo, ya había arrojado desde su cuenta Twitter una serie de trinos adelantando lo que confirmó el primer mandatario: 1) rechazando los actos de violencia, 2) se encuentran en contacto permanente con los organismos que investigan el asesinato, 3) el enfrentamiento se dio entre bandas de la construcción (que, agregamos desde esta tribuna, se vinculan a la construcción ferroviaria del eje Tinaco-Anaco), 4) que las autoridades ya tienen identificado al «presunto autor intelectual» y 5) llamó a la calma.

Sobre el falso positivo noticioso. No sólo lo que se ha desarrollado (y actualizado) en esta nota refleja los procedimientos de intoxicación informativa, toda vez que evidencia el funcionamiento del corretaje internacional que carteliza los incidentes a conveniencia tributando al expediente criminalizador, sino que, análogo a los atentados en París cuando de entre los atacantes apareció un pasaporte sirio íntegro y por arte de magia, también en Venezuela se refleja una descomunal torpeza, de ninguna manera alejada de la misma lógica y metódica, confirmando una vez más la innegable desventaja intelectual con la que demuestran creer que la reacción buscada sería exactamente la esperada y deseada. En breve, Misión Verdad publicará sendas notas ocupándose de los aspectos nacionales y los internacionales que destacan el procedimiento que caldee aún más la atmósfera pre-electoral.

Sobre Altagracia y la topografía de las Bacrims. Ya adelantamos en esta nota cómo Altagracia de Orituco también pertenece al corredor operativo del que se valen tanto los activos de El Picure como de El Juvenal, las dos estructuras de hampa paramilitarizada dominantes en el corredor del sur de Aragua y el norte del estado Guárico. Aún más, el nacimiento de dichas estructruras provino, precisamente, de la colusión extorsiva del hampa organizada y las estructuras sindicales que operan en la construcción de la línea Tinaco-Anaco que atraviesa al estado.

 

La captura de cuatro efectivos de El Juvenal el pasado septiembre condujo a la revelación de los vínculos existentes entre las bandas y el alcalde del municipio Chaguaramas, Giovanny Salazar (de Voluntad Popular, y proveniente de los sindicatos de la construcción para mayores señas), existen relaciones activas, información que corroboró el gobernador de la entidad, Ramón Rodríguez Chacín. Altagracia de Orituco y Chaguaramas se encuentran a un poco más de 50 kilómetros de distancia, dentro del radio de acción tanto de El Juvenal como de El Picure, el primero como agrupación que se desprendió del último.

 

(Misión Verdad)