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Este lunes, el periodista y analista político, José Vicente Rangel, en su columna “El espejo” publicó su artículo “Más allá del 6-D”, en el mismo hace una serie de consideraciones ante los escasos días para celebrarse los comicios del 6D, puntualiza que corresponde analizar la óptica que dará desde la citada fecha.

 

En este sentido, recalca la tolerancia que debe prevalecer entre de ambos sectores, inmediatamente del resultado electoral, ya que sería esto lo que avalaría “el juego democrático”.

 

Por consiguiente, luego de las derivaciones hay que dar repuestas a la polarización del país que tanto afecta y emprender una estrategia de reconciliación entre todos los venezolanos sin importar las posturas políticas, considera el periodista.

 

Además JVR hace sugerencias en cuanto al estudio y ampliación de los beneficios sociales, corrección de faltas y desaciertos entre las dos partes, emprender un diálogo franco, disposición para concertar visiones, el repudio de las formas intolerantes entre otros temas de interés nacional.

 

A continuación el artículo completo:

 

1 A seis días de la prueba comicial de diciembre para elegir a los miembros de la Asamblea Nacional, conviene hablar sobre la perspectiva que se abre a partir de esa fecha. Es decir, de los días siguientes, si es que se impone la racionalidad con el consiguiente reconocimiento de los resultados, y no su desconocimiento, lo cual provocaría violencia. Aspiro que la extrapolación de lo que acaba de suceder en Argentina no se reduzca solo a la exaltación de la victoria de Macri, el candidato de la derecha, sino también al ejemplo cívico dado por el gobierno y el kirchnerismo, cuando sin ningún tipo de vacilación reconoció de inmediato la derrota con un margen precario.

 

2 No está demás recordar el comportamiento que tuvo la oposición venezolana en la oportunidad en que Maduro derrotó a Capriles con un porcentaje de votos similar al que logró Macri sobre Scioli. En vez de aceptar el veredicto popular procesado por el Consejo Nacional Electoral, se alzó contra la institucionalidad democrática y llamó a la violencia con saldo de víctimas humanas y daños materiales. Por eso que el dato del reconocimiento del resultado comicial es clave para la perspectiva post 6-D. Es la prueba de fuego. La que califica o descalifica el talante democrático de los competidores. La que lo pone a prueba. Hasta ahora la interrogante se plantea con el sector opositor que, sistemáticamente, se niega a firmar lo que llama “un cheque en blanco”. Tal figura no existe. La aceptación de las partes de un resultado electoral es una obligación que proviene de la ley. Es lo que garantiza el juego democrático. En Argentina acaba de plasmar ese concepto, más allá de cualquier otra consideración como, por ejemplo, si se impuso la derecha y la izquierda perdió. De las consecuencias inmediatas y futuras de este cambio. De los cuestionamientos al modelo económico y social que propone el vocero neoliberal vencedor, que es algo que compete a los argentinos y latinoamericanos.

 

3 Si los venezolanos sorteamos con éxito -me refiero a que el 6-D no lo empañe la violencia cuando se conozcan los resultados- hay que abordar temas básicos. Hay muchos, pero los principales para mí son la respuesta que hay que dar, cuanto antes, a una realidad que nos afecta a todos por igual: la división. El país está hastiado de una polarización que consume energías e impide asumir con criterios integradores y de eficiencia los grandes problemas nacionales. El reto que ante todo encaran tanto el chavismo como la oposición es el logro de la reconciliación. Una iniciativa que restañe heridas y normalice la relación entre los venezolanos.

 

4 Luego están las redefiniciones sobre el papel que cumplen en una democracia como la venezolana los Poderes Públicos. Las competencias. La urgencia de compatibilizar las propuestas programáticas de los diversos factores que integran la nación. Sin duda que hay que profundizar logros sociales incuestionables y fortalecerlos en el marco de la participación. También se impone corregir con urgencia errores y desaciertos de lado y lado, todo lo cual solo es posible en un escenario de diálogo sin exclusiones, sin imposiciones, que desbloquee la actual incomunicación. Lo que escribo es parte de un rápido paneo que hago mirando más allá del mítico 6-D. Consciente de que el país no desaparece ni se hunde en esa fecha sino que la trasciende. ¿De qué manera? Si salimos ilesos de la prueba de ese día, lo que visualizo es trabajo y más trabajo, diálogo y más diálogo, voluntad de armonizar puntos de vista y el rechazo de las actitudes sectarias. Amanecerá y veremos.

(LaIguana.TV/ÚN)