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En la red social Twitter y algunos portales nacionales se han hecho eco de una entrevista que le realizara el periodista Marcelo Cantelmi del diario Clarín de Argentina al secretario general de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) Jesús “Chuo” Torrealba, en la cual el ultraderechista hizo mención de una manera despectiva y negativa hacia el líder de la Revolución Bolivariana Comandante Hugo Chávez Frías.

 

Además, afirma que de obtener una victoria en las elecciones, promoverán una ley de amnistía, terminarán con las leyes habilitantes, van a interpelar y deponer a los funcionarios supuestamente comprometidos con el caos alimentario, entre otros: “Cerrar definitivamente esa especie de santuario donde veneran a Chávez como si fuera un Libertador”, indica el opositor.

 

A continuación la entrevista que le hicieran al secretario de la MUD:

 

– ¿Qué espera usted de las elecciones del 6 de Diciembre?

 

Las elecciones en Venezuela no son una fiesta electoral, son una conquista de la gente. El Gobierno de Maduro tiene más del 80% de rechazo. Las circunscripciones electorales no pudieron ser modificadas por el madurismo, impedimos esa trampa, sin embargo han sido muchas las agresiones a las que nos hemos enfrentado.

 

De ganar las elecciones, como va a ocurrir, lo primero que impulsaremos es una ley de amnistía, vamos a acabar con las leyes habilitantes, vamos a interpelar y destituir a los funcionarios responsables del caos alimentario, vamos a poner a los poderes públicos en consonancia.

 

– ¿Cuál es la estrategia de la MUD ante la crisis nacional?

 

El hombre de a pie o la ama de casa están claros de que esta situación tiene que cambiar. No se refieren a un golpe de estado, sino al cambio de gobierno, porque el que está ahora no le sirve, no le garantiza gobernabilidad, ni siquiera acceso a los bienes básicos de consumo. La oposición tiene que convencerse de que lo que está en juego es el poder. Es necesario que la oposición se reinvente y se inserte en esa dinámica social, que conecte con los problemas de la gente.

 

Existen dos climas culturales dentro de la oposición, que no se reduce a partidos o grupos. Por una parte, los que conciben la sobrevivencia política como un logro en si mismo y están dispuestos a negociar cuotas con el poder. Por otra, se ubican quienes le rinden culto a las barricadas como un fin en sí mismo cuando en realidad son un instrumento más de lucha, que por cierto no se inventaron en febrero de 2014 ni en 2007 con el cierre de RCTV. Son mecanismos que se remontan a una larga batalla por la libertad y democracia en Venezuela.

 

En este momento vivimos el final de la polarización. Ya no podemos hablar de la existencia de dos bloques, ni siquiera de 51% frente a 49%. Estamos ante el rechazo de 80% de los venezolanos a un gobierno y una oposición que tiene que salir al reencuentro de la gente. Ahora hablamos de una dinámica distinta: no se trata de la lógica de los sobrevivientes políticos ni la autocomplaciencia de la barricadas. Es importante que ambos sectores comprendan que el camino es el cambio de poder en democracia y libertad. Necesitamos una oposición que se convierta en verdadera alternativa.

– ¿Cree usted que el gobierno tiene relación con el narcotráfico?

 

En Venezuela hay pruebas fehacientes y evidentes de la relación entre factores importantes del poder político y elementos del tenebroso mundo del narcotráfico. Ya no se trata de una información de prensa sino de dos personas con pasaporte diplomáticos, presuntamente vinculadas a la familia presidencial, imputadas ante un gran jurado, y no por un hecho fortuito sino como resultado de una investigación de ocho meses. Es una evidencia concreta de los nexos entre sectores del poder político y del mundo de la droga.

– ¿Qué hacen los partidos opositores para capitalizar el descontento?

 

Más que impactar con simpatía, hay que conectar con empatía. En una campaña tradicional, los políticos asisten a eventos masivos o van a programas de televisión para entrar en contacto con la gente. Pero en un país en crisis como Venezuela, con el avance de la hegemonía comunicacional por parte del Estado, hay que construir empatía, lo cual exige mucho más que mercadeo electoral. Implica acompañar a la gente en su lucha diaria. Es una de las demandas que la gente hace al liderazgo. Así como dice el Papa Francisco: “El que quiere ser pastor, tiene que oler a oveja”, quien pretenda ser líder popular tiene que oler a pueblo.

 

Se trata entonces, de un cambio cultural que desarma a aquellos actores que conciben el ejercicio de la política como ganar o perder elecciones. Todo liderazgo político tiene que ser más sensible con lo que pasa en el país. Eso no se logra leyendo encuestas y preguntando a asesores, sino acompañando a la gente.

– Hablando de cambio cultural: ¿Usted cree que el chavismo es una cultura política y social en Venezuela con fuerte arraigo popular como afirman algunos analistas?

 

Sin duda alguna Chávez cautivó con su verborrea a ciertos sectores de la sociedad venezolana, sobre todo a los más pobres. Pero yo soy de los que está convencido de que el chavismo murió con Chávez. El chavismo es simplemente la excusa perfecta que ha tenido el madurismo para aferrarse en el poder. Nosotros el 6 de diciembre obtendremos una aplastante victoria que cerrará definitivamente un ciclo de odio y resentimiento que sembró Chávez. El cierre de ese ciclo implica entonces, el fin del chavismo como símbolo político y como cultura social. Nosotros debemos empujar en esa dirección con algunas acciones concretas: primero como es obvio, tener la mayoría calificada y controlar así la Asamblea Nacional; segundo, impulsar en 2016 el referendum revocatorio establecido en la constitución para revocar el mandato de ese desastre que se llama Nicolás Maduro; y tercero, cerrar definitivamente esa especie de santuario donde veneran a Chávez como si fuera un libertador. Muchos de los esbirros pensaron incluso en que los restos de Chávez debían reposar en el Panteón Nacional, pero no se pudieron saltar la constitución. Creo que lo más sensato era enterrarlo en una de esas sabanas del llano venezolano como el mismo lo pidió.

 

Con esto, creo que le abriríamos las puertas a una nueva era de esperanza y reconciliación del pueblo. Para la historia quedarán estos 16 años de nefasta revolución, que lo que ha traído es desesperanza, desunión y miseria a la familia venezolana. Al pueblo venezolano le digo: Sí se Puede!! Veamos en Argentina el ejemplo a seguir, y que junto con el Presidente Macri trabajaremos en conjunto para hacer realidad el futuro que se merecen nuestras sociedades.

 

(LaIguana.TV / clarinhoy.blogspot.com)