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Las infecciones vaginales o también llamadas “vaginitis” son una de las afecciones que más afecta a las mujeres en todo el mundo, y sus causas y síntomas son diversos.

 

Muchas mujeres pueden sentir vergüenza al admitir que tienen una infección vaginal y, de hecho, algunas prefieren ignorarlo; sin embargo, se estima que todas las mujeres las pueden padecer por lo menos una vez en su vida y es muy importante prestarles atención, ya que se pueden convertir en un problema mayor.

 

Tener una vida sexual activa es un factor de riesgo para sufrir vaginitis con más frecuencia. No obstante, esta no es la única causa, ya que pueden presentarse por mala higiene íntima, cambios hormonales o uso de ropa interior inadecuada, entre otros.

 

¿Quiénes pueden padecerlas?

 

Este tipo de enfermedades tiene dos desencadenantes comunes: tener una vida sexual activa (transmisión sexual)  o un proceso que favorece la proliferación de bacterias y hongos que, por lo general, están en la región anal.

 

Teniendo en cuenta esto, está claro que desde una niña hasta una mujer en su etapa adulta está en riesgo de sufrir, por lo menos, un tipo de infección vaginal.

 

Los casos más frecuentes son la vaginitis causada por bacterias que son propias del área del colon, las cuales llegan a la vagina cuando la niña o la mujer realizan su limpieza íntima de atrás hacia adelante.

 

También son comunes las infecciones por hongos o levaduras, que se producen cuando algo altera la flora vaginal.

 

Los síntomas varían de mujer a mujer y según el tipo de infección; pese a esto, la mayoría coinciden en causar dolor, molestia, inflamación y un flujo amarillento de olor desagradable.

 

¿Cómo detectar una infección vaginal?

 

Al llegar a la adolescencia y continuando hasta la edad adulta es normal que las mujeres noten en su ropa interior manchas blancas o ligeramente amarillas.

 

Este es un tipo de flujo que ayuda a limpiar y humedecer la vagina que también se puede reconocer por:

 

Color blanco y un poco turbio.

 

No tiene olor o tiene un suave olor salado.

En ovulación aumenta su cantidad y su consistencia se asemeja a la clara de los huevos.

Cuando este tipo de secreciones presentan algún tipo de alteración y viene acompañada de otros síntomas lo más probable es que exista algún tipo de infección vaginal.

 

Las alarmas se deben encender en caso de:

 

Olor vaginal fuerte.

Picazón en el área vaginal.

Ardor al orinar.

Dolor o irritación al orinar o tener relaciones sexuales.

Flujo vaginal de color café, verdoso o amarillo oscuro.

 
Cuando estos síntomas no se atienden a tiempo o se ignoran hay un alto riesgo de complicación, ya que una vaginitis simple puede ascender hasta el cuello uterino inflamando el cérvix y provocando una úlcera debido a los hongos, bacterias o virus.

 

De ahí la importancia de detectar cualquier anormalidad y consultar de inmediato al médico.

 

¿Cómo tratar una infección vaginal?

Todas las infecciones vaginales tienen tratamiento, pero este varía según el tipo de infección y la gravedad que tenga.

 

Por lo general, el médico primero examina muy bien para descartar una enfermedad de transmisión sexual y, luego, procede a recomendar un tratamiento con antibióticos.

 

No obstante, pese a que la consulta médica es muy importante para encontrar el origen de la vaginitis, también hay algunos remedios caseros que pueden ayudar en el tratamiento.

 

Aquí algunos de ellos:

 

Yogur natural

 

Este alimento es sano y contiene compuestos probióticos que ayudan a equilibrar el ácido de la flora vaginal que se altera cuando hay algún tipo de infección.

 

Tomar un yogur natural todos los días contribuye a recomponer las bacterias buenas y apoya la eliminación de los microorganismos malos.

 

Aceite de árbol de té

Las propiedades antibacterianas, antiinflamatorias y antibióticas del aceite de árbol de té lo hacen un ingrediente ideal para combatir la vaginitis.

 

Agregarle 6 gotas de este producto al agua de la bañera y tomar un baño de 15 minutos ayuda a combatir la infección.

 

Caléndula

 

Esta planta tiene compuestos antibacterianos que incluso se utilizan en la elaboración de productos de higiene íntima.

 

La caléndula es un ingrediente suave con la zona “V” y, por si fuera poco, previene y combate diferentes microorganismos que provocan infección.

 

Ventilación

La transpiración de esta parte del cuerpo es esencial para evitar esos ambientes húmedos en los que proliferan los hongos y bacterias.

 

Los expertos en ginecología recomiendan utilizar ropa interior de algodón, de preferencia holgada, y evitar el uso de pantalones ajustados.

 

(mejorconsalud.com)