Nuevamente el cantautor de salsa, Rubén Blades, intenta adentrarse tímidamente en temas delicados de la política sin marcar una clara posición, lo cual ya le ha traído varios problemas. Es así como se pronunció a través de su página web sobre el terrible asesinato de cuatro niños palestinos mientras jugaban en una playa pública, pero sin una clara denuncia al Estado forajido de Israel.
A pesar de que el cantante condenó este hecho, indicando que los responsables «merecen la condena enérgica de todos los que respetamos el derecho a la vida», a las víctimas del atentado no los llama palestinos sino «árabes», como si el ataque de Israel no se está destinado a un pueblo en específico al cual le quieren arrebatar sus tierras. ¿De qué quiere cuidarse Blades al no nombrar ni de lejitos la palabras Palestina?.
La preocupación de Blades no llega a ser tan efectiva y clara, como cuando «condenó» la supuesta «represión» del Estado venezolano contra los guarimberos que dejaron un saldo de más de 43 personas muertas. No obstante, estas blandas declaraciones los sionistas ya le cayeron encima porque no toleran ni una sola crítica a sus políticas genocidas.
Los llamados de paz y amor que finalmente hace el cantante terminan juzgando tanto a los «extremistas» palestinos del Hamas, como al ejército de Israel o «individuos que apoyan a Israel» como él mismo lo dice, olvidándose de la gran asimetría que hay entre un pueblo sin ejército como el palestino y un ejército de un Estado muy poderoso, dueño de una gran cantidad de corporaciones trasnacionales que prácticamente dominan el mundo.
Lea la carta y juzgue ud. mismo:
Carta de Rubén Blades
El reciente asesinato, no cabe otro adjetivo, de cuatro niños árabes en una playa publica, a consecuencia de acciones del ejercito israelí, o por la acción de individuos que apoyan a Israel, merece la condena enérgica de todos los que respetamos el derecho a la vida de los seres humanos. Este ejemplo de la crueldad que exhibe la política de reacción indiscriminada, auspiciada por los sectores mas extremistas en el estado de Israel, no puede ser excusado o justificado bajo el argumento de que es la respuesta al extremismo de grupos armados árabes, como el de Hamas.
Quede claro: apoyo el derecho de Israel a existir. Entiendo y comparto la genuina preocupación de Israel por defender la integridad de su pueblo y la del territorio que le ha sido asignado como Estado, sobre todo después de conocer la historia de los judíos exterminados por el odio genocida de la Alemania nazi, actitud compartida por sus aliados árabes en el medio Oriente durante la Segunda Guerra Mundial. Pero estos argumentos no justifican la utilización de violencia indiscriminada contra la población civil árabe.
El dolor del pueblo árabe es tan legítimo como lo es el derecho de Israel a existir.
La violencia contra la población civil, árabe o israelí, es inexcusable. Esperamos que el gobierno de los Estados Unidos actúe con la misma decisión con la que ha condenado y denunciado la violencia en otros países, como Venezuela, Ucrania, y Rusia. Su alianza estratégica con Israel no debe convencerlo a guardar silencio. Al juzgar lo que es malo, debe hacerse por parejo con todos.
El ataque indiscriminado hacia la población civil árabe no puede ser excusado, ni ignorado. Por otro lado, tampoco puede ser excusada la conducta de grupos como Hamas, cuyas acciones parecieran encaminadas precisamente a provocar un escalamiento del conflicto y no el tipo de entendimiento que pudiese producir un estado común de intereses.
Lo que el momento exige es el intentar encontrar una mejor propuesta y para eso necesitamos la participación del amor, no del odio, para crear la respuesta.
Rubén Blades.
18 de julio, 2014
(LaIguana.TV)