sangre1212142.jpg

La noticia llega desde la Universidad de Australia Occidental (UWA) y el hallazgo ha sido fortuito, ya que se encontraban inmersos en otro proyecto cuando dieron con la clave. El resultado, increíble, supone que la alteración de ciertas «drogas de club» o variantes de éxtasis como es el MDMA, son capaces de matar tipos de cáncer en la sangre al mismo tiempo que pueden reducir su psicoactividad.

 

En el interior de la Escuela de Ciencias Biomédicas, el profesor en Ciencias Químicas y Biomolecular, Matthew Piggott, explicaba los hechos. El equipo de la UWA se encontraba investigando el uso de la droga metilendioximetanfetamina, conocida como MDMA, en la enfermedad del Parkinson. Los resultados de los documentos acabaron sugiriendo que sus usos también pueden resultar útiles en el tratamiento del cáncer en la sangre.

 

Lo primero que hay que aclarar es que el MDMA nunca ha sido utilizado como fármaco para el cáncer hasta ahora. Más bien se popularizó a finales de los setenta y principios de los ochenta como una droga «de club» que inducía a la euforia. Se trata de una sustancia psicoactiva con propiedades estimulantes y empatógenas.

 

El MDMA se particulariza por sus efectos, relativos a una sensación subjetiva de apertura emocional e identificación afectiva con el otro. Estas propiedades distintivas estarían mediadas por un incremento en los niveles del neurotransmisor serotonina en las sinapsis neuronales y otros neurotransmisores, principalmente la noradrenalina y en menor medida la dopamina.

 

Pigott cuenta que en el estudio en el que se encontraban inmersos con el Parkinson crearon análogos de MDMA, compuestos de estructura similar que finalmente pueden mejorar las propiedades terapéuticas actuales.

 

«La investigación encontró que el MDMA puede ser un tóxico que mata para ciertos tipos de células cancerosas en la sangre, por lo que presentamos una idea que podría catalogarse de rediseño de la droga de diseño».

 

El experimento, que comenzó como una prueba para los tratamientos en la enfermedad del Parkinson, se centró en eliminar los efectos psicoactivos mientras se aumentaba la toxicidad a las células cancerosas. Para ello los investigadores cambiaron algunas propiedades en los análogos:

 

«Inicialmente se seleccionaron seis compuestos, pero la mayoría no fueron muy activos. Sin embargo, hubo uno que fue diez veces más potente, y esto se convirtió en la base para el siguiente lote de análogos. Actualmente estamos en el proceso de elaboración de los análogos con los mejores compuestos que hemos descubierto hasta ahora y que son hasta 100 veces más potentes».

 

Increíble pero cierto. Desde los laboratorios aseguran que los compuestos seguirán siendo evaluados en los próximos meses, previo paso a las pruebas que se llevarán a cabo con animales que tengan cáncer en la sangre.

 

(Agencias)