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“Triste, solitario y final” tituló este domingo en su portada el diario argentino Página 12 sobre el fallecimiento del exdictador Jorge Rafael Videla, ocurrido el viernes pasado en una cárcel común, donde la muerte le llegó mientras estaba en el inodoro.

 

Videla, de 87 años, estaba condenado en tres causas y procesado en otras más, pero sólo tenía una sentencia firme a reclusión perpetua, la del “Juicio a las Juntas” realizado en 1985.

 

Su entierro se mantiene por ahora en secreto y hasta el sábado el cadáver estaba en la morgue judicial de la capital argentina, donde se le practicó una autopsia a pedido del juez federal Juan Pablo Salas, de la jurisdicción del penal de Marcos Paz, donde se produjo el deceso, en la provincia de Buenos Aires, según reveló la agencia Ansa Latina.

 

Este domingo, el diario Clarín incluyó una copia del “Informe Médico” del penal sobre la muerte de Videla, fechado el 17 de mayo, donde se lee que “el interno” fue hallado “sentado en el baño de su celda, sentado en el inodoro, inconciente, sin pulso ni reacción pupilar”.

 

El parte, firmado por el médico de la cárcel, Jorge Domínguez, agrega que se realizó “una ECG” o electrocradiograma, y se “constata óbito siendo las 8.25” de la mañana.

 

El título de la famosa novela de 1973 (“Triste, solitario y final”) del escritor argentino Osvaldo Soriano y el hallazgo del cuerpo en el inodoro sugieren la parábola recorrida por quien fue amo de la vida y la muerte durante la última dictadura, desde la crueldad del poder hasta la soledad final.

 

Videla era el último en vida de los tres integrantes de la primera Junta de la dictadura, pues Emilio Massera y Ramón Agosti, de la Armada y la Aeronáutica respectivamente, ya habían fallecido.

 

En 2010 la Justicia le declaró culpable del fusilamiento de una treintena de presos políticos en 1976 y el año pasado, un tribunal condenó al exdictador a 50 años de cárcel por un plan sistemático de robo de bebés, hijos de perseguidos o desaparecidos, durante la dictadura.

 

El exdictador encabezó la junta militar que comandó el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, que destituyó a la entonces presidenta María Estela Martínez de Perón. Instauró una sangrienta dictadura que, según estimaciones de los organismos de derechos humanos, dejó un saldo de 30,000 desaparecidos.

 

El exmilitar, que en junio de 2012 fue trasladado a una cárcel común, admitió que hubo robo de bebés y que fueron asesinadas miles de personas. Pero nunca se arrepintió ni tampoco consideró que haya existido “un plan sistemático” para la sustracción de los hijos a las madres embarazadas.

 

(Contrainjerencia)

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