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1. Tal día como hoy -hace 14 años- se produjo en el país un hecho que estuvo a punto de desencadenar una guerra civil. Ese día, un conjunto de factores, partidos puntofijistas desplazados del poder, parte del empresariado, el Gobierno norteamericano a través de su Embajada en Caracas y la Misión Militar, los vestigios del sindicalismo corrupto, la jerarquía de la Iglesia Católica representada por su Cardenal, los altos mandos traidores de la Fuerza Armada y los medios de comunicación encargados de coordinar y difundir el operativo subversivo, llevaron a cabo el plan que habían elaborado para derrocar al gobierno revolucionario presidido por Hugo Chávez. Pero el golpe no solo tenía como objetivo desalojar del poder al comandante bolivariano. Su alcance era más ambicioso: se trataba de un golpe contra la Constitución del 99, la más avanzada y democrática que ha tenido Venezuela; contra el Estado social, de derecho y de justicia, en ella consagrado; contra los cambios sociales, económicos y culturales que se estaban operando, y contra el protagonismo político que venía asumiendo el pueblo venezolano.

 

2. Hay gente a la que no le gusta que se invoque este recuerdo; tal es el caso de los que participaron en aquel sórdido episodio de desconocimiento de la voluntad popular. Quienes así actuaron, planificadores y ejecutores de las acciones de ese día, fueron unos irresponsables: secuestraron al Jefe del Estado, disolvieron los Poderes Públicos y asesinaron a decenas de compatriotas en las calles. Irresponsables, aun cuando en realidad actuaron conscientemente, movidos por el odio. En aquella oportunidad no hubo tontos útiles, personas que actuaron confundidas por la ensordecedora campaña de los medios de comunicación, determinantes en el desarrollo y ejecución de la aventura.

 

3. Convengo que una nación no puede paralizarse en el recuerdo de hechos pasados, pero tampoco se debe auspiciar la amnesia colectiva. En los acontecimientos que se sucedieron en abril de 2002 hay un aspecto que cabe destacar: los autores de la felonía -materiales e intelectuales- nunca reconocieron su responsabilidad. Más bien se jactan de haber procedido de aquella manera. Quizá sea por eso que a partir de los referidos sucesos sigan actuando en política con la misma actitud y no oculten la disposición a repetirla, como se deduce de muchos acontecimientos que se han dado con posterioridad. Lo confirma el hecho de que los golpistas del 11-A son, en buena medida, los mismos que hoy dirigen una oposición que se resiste a aceptar las reglas de la democracia y del Estado de derecho. Que en la actualidad intentan recurrir al expediente del golpe para salir de un presidente constitucional, electo por el pueblo, como Nicolás Maduro.

 

4. Con motivo de este nuevo aniversario del 11-A, no cabe el rencor ni el estímulo del odio, pero tampoco el olvido. Al contrario, se impone estar más alertas que nunca. Prever lo que se ve venir. No subestimar las intenciones que con descaro manifiestan dirigentes opositores sobre la necesidad de arremeter contra el orden constitucional, acompañadas por la justificación de la violencia. Pero al mismo tiempo se impone reivindicar el diálogo, un manejo sincero de la política y la lealtad a las instituciones. Para los que insisten en el golpe, duro o blando, institucional o al viejo estilo, el repudio debe ser total. Aquellos que torpemente consideran que de nuevo llegó la hora de la aventura, conviene recordarles que el 11-A tuvo una respuesta inmediata del pueblo el 13-A, y que en el actual contexto político-institucional el costo de repetir la aventura sería elevadísimo. Lo que importa a todos actualmente es estar conscientes de que, mientras hay sectores insensatos que se empeñan en lanzar al país al abismo de la violencia, existe una mayoría que clama por la paz para sacar a Venezuela de la crisis. Lo cual es posible respetando la legalidad democrática y sin necesidad de salvadores que agiten banderas de odio. Rememorando la famosa frase del fiscal Julio Strassera en su intervención final del juicio contra los jefes de las juntas militares de la dictadura genocida argentina, digo: “Nunca más” (Nunca más al golpe; respeto a la Constitución y a la democracia siempre).

 

Laberinto

 

Tuvo que involucrarse el Papa Francisco en el tema venezolano y recomendar con firmeza la búsqueda de un clima de paz en el país, para que ¡por fin! reaccionara la jerarquía de la Iglesia Católica nacional y comenzara a hablar de diálogo. ¿Qué papel jugó en este cambio la pertinaz y consecuente actitud del nuncio Aldo Giordano con sus recomendaciones objetivas, serenas, a El Vaticano?…

 

Hay personas que parece que no se dan cuenta de la gravedad de un golpe. Alegremente asumen el tema. Hacen cálculos optimistas sobre el derrocamiento de Maduro y se dejan envolver por los que están detrás de la aventura y la pintan como solución a los problemas. Algunos se sinceran en privado, pero no ocultan sus dudas. La verdad es que están desorientados por la propaganda golpista y la apología de las bondades de una ruptura del orden constitucional. El deber de uno es alertarlos. Hacerles ver que esa es la senda que conduce al caos. Que no se dejen convencer por los voceros del golpismo que andan en la búsqueda de tontos útiles que, luego, abandonan y los dejan en la estacada. Que los pajaritos preñados son un engaño. Y que cualquier intento para sacar por la fuerza a Maduro de Miraflores tendría un costo muy elevado en víctimas y daños materiales, que afectaría a todos sin excepción…

 

Que, además, la benevolencia con que reaccionó el gobierno de Chávez ante el golpe del 11-A no se repetiría, porque se confirmaría que la tolerancia es interpretada como signo de debilidad…

 

Cunde la desesperación en quienes apuestan a la salida (pero ya) de Maduro del poder. Las contradicciones internas los mantienen paralizados. La única vía constitucional para lograrlo es el revocatorio, pero los aventureros complicaron la situación con fórmulas como la enmienda o la presión en calle para que el Presidente renuncie. El resultado es que el tiempo se los está comiendo. El famoso plazo de seis meses se convirtió en vapor de fantasía, como diría el poeta. ¿Qué hacer? Lo que queda como opción descarnada es el golpe, pero ya sabemos: el costo inmenso de este recurso y la testosterona que exige…

 

Mauricio Macri, presidente de Argentina con apenas dos meses en la Casa Rosada, cae en picada. Las encuestas dicen que ha perdido 20% de popularidad. Con sus medidas disparó la inflación: incrementó la tarifa de agua 375%; gas 300%; electricidad 300% en usuarios residenciales y 1.700% en las pymes, y dobló el costo del transporte. El efecto de las medidas golpea a los sectores de menores ingresos y significará, según expertos, el sacrificio de 200 mil puestos de trabajo en las pymes. A esto se agrega que en los Papeles de Panamá aparecen el presidente y su familia. A él lo vinculan con dos sociedades offshore constituidas en Panamá con la finalidad de evadir impuestos y lavado de activos. Otros cinco offshore aparecen a nombre de su hermano Gianfranco, y dos más a nombre del padre, Franco. El de Macri es el proyecto neoliberal reflotado en la región con apoyo de Obama. Conviene difundir en Venezuela sus terribles efectos y su opacidad moral, ya que su victoria electoral la asumió con júbilo la oposición…

 

Muerte por encargo: la víctima esta vez fue el alcalde socialista de La Ceiba (Trujillo). Uno más en la lista macabra que tras bastidores elabora la derecha. Sector que utiliza cualquier recurso contra el adversario…

(ÚN)