Escenarios de alta conflictividad agravados por la situación económica que atraviesan los países de América Latina, son las predicciones de Luis Quintana, internacionalista de la UCV, para este año. A su juicio, si los gobiernos de izquierda que aún se mantienen en la región no logran hacer frente a la crisis económica, ni dar “respuestas, esperanzas y confianza a los sectores populares”; les resultará “muy difícil” mantener la gobernabilidad.

 

En la reciente edición de Análisis Situacional, el también especialista de investigación Geopolítica de América Latina y el Caribe, consideró que aunque la izquierda ha obtenido logros como la redistribución de la pobreza y el afianzamiento de derechos sociales, necesita una reconexión con las nuevas necesidades de los pueblos para el desarrollo de políticas públicas coherentes con los nuevos tiempos.

 

¿Fin de ciclo progresista?

Las derrotas electorales en Argentina, Bolivia y Venezuela revelan, para Quintana, el avance de una “derecha renovada” que ha sabido aprovechar el descontento de las masas y  ganado espacios político institucionales, pero no significa que marque el fin de un ciclo de los mandatos progresistas.

 

Destaca que si se compara las izquierdas actuales con las de 30 años atrás, entonces están en un “ buen momento”, por las incidencias que tienen ahora en la política regional y hemisférica. Asegura que han adquirido una fuerza muy importante y los signos de cambios de táctica de Estados Unidos en sus relaciones con América Latina da cuenta de ello.

 

“La izquierda cuenta con mayor presencia político territorial que nunca. Han ganado espacios institucionales sólidos y han avanzado tremendamente en legitimar valores y políticas que antes eran absolutamente negadas en la era del neoliberalismo”, afirma.

Quintana sostiene que los sectores de la derecha han asumido una nueva constitucionalidad, forzado por lo que califica como el fracaso de sus “métodos violentos”. Sin embargo, afirma que no han abandonado sus “estrategias insurreccionales de  desestabilización continua”, que sumadas a las alianzas de sectores económicos desplazados, han potenciado su transformación en una fuerte oposición que ha limitado los gobiernos populares.

 

Peticiones “sin respuestas”

El analista geopolítico señala que la caída de los precios de las materias primas, recurso empleado por los gobiernos progresistas para distribuir las riquezas, ha sido un aliciente en la profundización de la crisis politico-económicas.

 

Quintana explica que tras los procesos de “inclusión masiva y acelerada” comenzó la aparición de nuevas demandas de aquellos sectores populares que pasaron a engrosar las filas de la clase media. A su juicio, estas peticiones no han recibido respuestas con políticas públicas eficientes que potencien los procesos de transformaciones de sus condiciones de vida.

 

Respecto al fenómeno de la corrupción, indicó que esto responde a un problema global y que los izquierdistas lo han sabido manejar con buen tino y relativo éxito .

 

 “La principal fuente de corrupción la ha cortado la izquierda cuando recuperó el rol del Estado, el control de los recursos naturales y redistribuyó la riqueza en forma de políticas de inclusión (…) También cuando firmó el carácter público y gratuito de la salud y la educación, mientra erradicaba el hambre y el analfabetismo”.

El internacionalista afirma que el gran desafío de las economías de progresistas  no pasa solo por la recuperación de la capacidad fiscal de los Estados, sino por la diversificación de las fuentes de los ingresos fiscales. Califica el caso venezolano como “el más extremo  de la dependencia de un recurso natural” y sostiene que cuando se falla en la no utilización de los buenos precios de las materias primas, como fuentes en la inversión para infraestructuras y diversificaciones de rentas, se está haciendo mellas en capacidades económicas que deben aprovecharse.

 

Escenarios 2016

Para el analista una de las grandes dificultades de las corrientes progresistas ha sido su capacidad para gobernar:

 

“En general la izquierda no se formó para gobernar , se formó para luchar y hacer fuertes oposiciones , pero cuando se enfrentan a los desafíos del gobierno comienzan las dificultades”

Plantea que el futuro de estos  gobiernos debe transitar dos vías si quieren recuperar espacios cedidos a liderazgos de derecha:

 

Indicó que se deben empezar a proponer políticas públicas que superen los beneficios clásicos y respondan las demandas actuales que se extienden a ámbitos como servicios turísticos, accesos a la más alta profesionalización y la diversificación de fuentes tecnológicas que facilitan la vida cotidiana de los ciudadanos.

Sugirió reiniciar un proceso de conquista de sectores subestimados, tanto populares como medios, que converja en una renovación de métodos de conexión y se traduzca en políticas públicas de calidad.

Cerró su participación al puntualizar, para el caso de Venezuela,  la urgente necesidad de proceder con la satisfacción de las necesidades que tienen que ver con la cotidianidad, para renovar la esperanza y la confianza en la actuación del Gobierno.

 

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