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¿Cuánto hay de cierto en estas creencias que circulan de una generación a otra? Dependiendo del lugar en que uno viva y la experiencia que le tocó vivir, existen un montón de afirmaciones populares acerca de medicinas caseras y de cómo darle solución a las dolencias. ¿Son efectivos?

 

«Las rodajas de papa bajan la fiebre». FALSO. La papa no tiene ninguna propiedad en sí misma para bajar la temperatura. Contiene almidón y muy poca cantidad de minerales y complejos vitamínicos. Se trata solo un efecto térmico que puede ser reemplazado por cualquier otro elemento que esté frío como las rodajas de pepino o, sencillamente, las compresas heladas para bajar la temperatura en el recorrido de las grandes arterias.

  

2 – «Comé miel para el dolor de garganta». VERDADERO. Porque la miel es auto estéril y se puede guardar fuera de la heladera porque tiene peróxido de hidrógeno, conocido como agua oxigenada. Esa sustancia es la encargada de producir un efecto antiséptico y antibiótico, que puede ayudar al tratamiento de la angina junto con buches con bicarbonato y, aun mejor, con agua de mar, conocido como excelente antiséptico de todos los patógenos de nuestro cuerpo. Consumir la miel podría tener un efecto antiséptico, porque el peróxido de hidrógeno mata bacterias, virus, hongos y también parácitos.

 
3 – «Tirá el cuerito para el empacho después de una comilona». VERDADERO. Nuestras vísceras reciben los nervios desde la médula espinal, esto quiere decir que a través de la columna vertebral salen fibras nerviosas, una para cada lado, que llegan al estómago. Al estimular los nervios con un pellizco -es decir, la tirada del cuerito-, se activan y  liberan los neurotransmisores en el estómago. Así éste reacciona con un movimiento de evacuación enviando el alimento retenido hacia el intestino, lo que alivia el dolor por la comida retenida. El empacho sucede, muchas veces, por tragar sin masticar y el estómago debe hacer doble trabajo para digerir.

 

4 – «¿Estás resfriada? Tomá una sopita de pollo». FALSO. Este mito realmente no tiene mucho asidero. Las bebidas calientes pierden las propiedades de las vitaminas que estimulan la inmunidad, especialmente la vitamina C y la vitamina A, con lo cual, químicamente no sería útil. Solo sirve el calor emanado por la sopa como una pequeña nebulización, que igual se indica para descongestionar.

 
5 – «El tilo te tranquiliza». VERDADERO. En la flor del tilo se encuentra un compuesto llamado farnesol que tendría una suave acción sedativa. También contiene otra sustancia llamada kaempferol (tilosol) que posee un efecto ansiolítico.

6 – «El chocolate puede llegar a mejorar el ánimo». VERDADERO. Muchas personas acuden al chocolate cuando están mal de ánimo y sienten su recompensa. Esto se debe a que tiene una sustancia llamada teobromina, que es muy similar a la cafeína, y produce una mejora en el estado de ánimo. Asimismo, contiene feniletilamina, un neurotransmisor de tipo excitatorio con efectos euforizantes muy sutiles. Consumir cacao produce un despertar, tanto es así, que las madres de recién nacidos deben evitar consumir grandes cantidades de chocolate, porque va a atravesar la lactancia y puede despertar a los bebés. También el chocolate es rico en triptófano, que es  el precursor de la serotonina, un neurotransmisor que produce serenidad, bienestar, alegría y entusiasmo

 

* Orégano: un remedio natural poco difundido. Un fitoterapéutico natural poco difundido es el orégano, especialmente el llamado orégano silvestre u origanum vulgare, este tiene un efecto bactericida y fungicida mayor que el ajo, del  cual siempre hablamos por su acido caprilico. En el caso del orégano silvestre su principio activo para matar a la cándida es el carvacrol y timol, que son los responsables de la acción antifúngica. Se puede usar a nivel local, en las mucosas cuando se tiene una cándida vaginal o cándida oral.

 

Es importante saber que con la esencia de este orégano puede revertirse este cuadro, siendo hoy conocida la cándida como muy resistente a los antifúngicos convencionales, con lo cual es  una ayuda muy importante a tener en cuenta.

 

Por la doctora María Alejandra Rodríguez Zía, Médica Clínica y endocrinóloga (UBA).

 

(Clarín)