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La posibilidad de comprar por 100 bolívares dos kilogramos de espagueti marca Gran Señora desató el desorden y la violencia en Las Batallas, de San Félix.

 

Llegar a la bodega ubicada en la calle La Puerta era observar a la muchedumbre organizada en una suerte de cola en la que hizo falta un contingente antimotín de la Guardia Nacional Bolivariana (GN), con más de 10 funcionarios, para restaurar el orden y contener los ánimos de personas de todas partes de San Félix que se aglomeraron para comprar espagueti. Eran las 10:00 de la mañana.

 

Al principio de la venta, poco después de las 7:00 de la mañana, no había desorden, pero ante la oferta del escaso producto básico, las personas se agolparon en la cola más populosa y violenta que se había visto dentro de Las Batallas.

 

A las 9:30 de la mañana, estalló: Arsenio Machiz, vecino de la zona, se había enfrentado a un efectivo de la Policía del estado Bolívar (PEB), miembro del equipo adscrito al Centro de Coordinación Policial (CCP) Simón Bolívar, que llegó para intentar establecer orden en la venta y prevenir un saqueo.

 

Agresión

 

Llegó el camión de pasta a la bodega, proveniente de Alimentos Polar. Los vecinos están acostumbrados a los operativos en los abastos de la comunidad, en donde pueden comprar los productos básicos sin necesidad de trasladarse a Puerto Ordaz.

 

“Yo no sé qué pasó que todo el mundo salió corriendo hacia allá (la entrada de la bodega) y un policía le pegó a un muchacho”. Se trata de Arsenio Machíz, quien mostró a Correo del Caroní el mordisco que le propinó, según su versión, un uniformado de la PEB, que previamente le había solicitado que se saliera de la cola, “pero le dije que no me iba a salir porque yo estaba ahí desde temprano en la mañana”.

 

El agente quiso sacar a Machiz de la cola de forma violenta, por lo que este “se defendió” y golpeó en la cara al funcionario. El enfrentamiento se desencadenó y los dos hermanos del civil acudieron a respaldar al familiar que estaba siendo mordido por el PEB. El resultado: quisieron apresar a los tres.

 

No lograron meterlos en la patrulla, pero los corretearon por Las Batallas, lanzando tiros al aire, contaron testigos como Yuraima González. Se corrió la información de que una joven habría recibido una de las balas perdidas en la parte inferior de una pierna. Otros dicen que la herida fue porque se cayó en medio del rebullicio. Correo del Caroní no pudo contactar a la víctima.

 

La madre de los jóvenes agredidos, Elida de Machiz, aseguró que los policías la tiraron al suelo. Paulo Yegüez, vecino que impidió que la Policía ingresara a la casa donde se resguardaron los jóvenes para que no se los llevaran, añadió: “me pegaron corriente en la mano”.

 

Mientras los vecinos se quejaban por el enfrentamiento con los policías, la venta de pasta continuó.

 

A las 10:00 de la mañana, mientras Machiz terminaba de relatar su historia, la venta de pasta continuaba. La fila de compradores se extendía de lado a lado de la bodega.

 

Las personas se agolparon y desesperaron, incluso con bebés en los brazos, por comprar el producto por 100 bolívares el kilo, aun cuando el precio marcado en el empaque es de 15 bolívares. El producto -cuando se consigue- revendido, cuesta 1.000.

 

Las gandolas de Alimentos Polar llegan cada 15 días a Las Batallas, contó una vecina que se identificó solo como Carolina. Logró comprar dos paquetes de pasta de un kilogramo “por el desorden, porque al principio vendían cuatro por persona, pero como llegó tanta gente y se armó este zaperoco, bajaron la cosa (…) la Policía (PEB) lo estaba haciendo bien, porque si no vienen el desorden hubiera sido peor”.

 

Por su parte, Edward Moffi, quien llegó a la cola a las 9:00 de la mañana, aseguró que las colas por la comida son “de anarquía, se ha perdido el respeto”, tanto, que los efectivos de seguridad “defienden sus propios intereses”.

 

No era una situación de rehenes, un secuestro o una guerra: era venta de comida lo que movilizaba al contingente de la GN que portaba escudos para controlar manifestaciones del orden público. Solo así se contuvo la violencia que se había desatado en la cola. A las 10:00 de la mañana mantenían retenidos en el vehículo a tres jóvenes, presuntamente por haber tomado fotos a la cola. Los residentes decían que solo enviaban mensajes de texto. Al final de la venta fueron liberados.

 

El final de la jornada fue cuando se acabó la pasta. Una vez más no fue suficiente y más de 100 personas se quedaron con las manos vacías. La GNB hizo falta. Otro relato más de las peleas por nada más que comida. La búsqueda de alimentos se lleva el tiempo y la tranquilidad de personas que ya no trabajan ni estudian por conseguir, al menos, dos kilogramos de pasta. Es la Venezuela de hoy.

 

(Correo del Caroní)

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