Si el Arsenal de Arsène Wenger que compitió en la temporada 2003/04 llegó a ser conocido como Los Invencibles, no cabe duda de que el Leicester City de Claudio Ranieri merece el sobrenombre de Los Imposibles.

 

Los corredores de apuestas de Inglaterra únicamente daban una posibilidad contra 5.000 de que el Leicester ganase la liga al principio de la campaña: las mismas probabilidades de encontrar vivo a Elvis Presley o de conseguir una prueba irrefutable de la existencia del monstruo del lago Ness.

 

La temporada pasada, el Leicester terminó únicamente cuatro puestos y seis puntos por encima de la zona de descenso. El club decidió entonces prescindir del entrenador Nigel Pearson, artífice de la permanencia, y recurrió a Claudio Ranieri, que había sido destituido como seleccionador de Grecia tras sufrir una derrota en casa frente a las Islas Feroe.

 

Después de aquella etapa al frente de un combinado nacional, Ranieri tenía 63 años. Algunos analistas y aficionados lo consideraban demasiado mayor para este cargo y le auguraban problemas. Sin embargo, su fórmula de asociar trabajo y descanso y recompensar a los jugadores con pizza y champán por las victorias ha traído fortuna a los Foxes.

 

Al proclamarse campeón, el Leicester City ha hecho historia. El club nunca había ganado un campeonato de liga de primera división, y se ha convertido en el sexto en inscribir su nombre en el Trofeo de la Premier League desde que Bryan Robson, capitán del Manchester United, alzó el de la edición inaugural hace 23 años.

 

El empate del Tottenham en casa del Chelsea 2-2, luego de desperdiciar una ventaja de 2-0, sentenció la Liga a favor del Leicester, que se consagra de esta manera con dos fechas de anticipación. Esta galería de imágenes nos cuenta la historia de una temporada que superó los pronósticos más optimistas e hizo añicos las previsiones de todos.

 

(es.fifa.com)

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