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Hasta hace poco, la palabra asexual no sonaba mucho, y quienes la conocían la relacionaban con un método de reproducción de ciertas plantas o con mitos y tabúes sobre un misterioso grupo de individuos que se hacían llamar asexuales. Asexualidad, sin embargo, es una palabra que ha adquirido un sentido nuevo y que ahora sirve también para representar una orientación sexual minoritaria y marginada: los asexuales, un grupo de individuos cuya orientación sexual es, por ponerlo de forma lúdica, el no estar orientados hacia el sexo.

 

La asexualidad no es una disfunción médica, psicológica o psiquiátrica, es una orientación sexual más que hemos logrado distinguir y nombrar en la búsqueda por entender la sexualidad humana. Entre un asexual y un alosexual hay, en realidad, una pequeña diferencia: los asexuales no sienten atracción sexual primaria. Por decirlo de otra manera, los asexuales no sienten ese no sé qué que qué se yo (literalmente, pues esto lo escribe una asexual) que hace que un humano vea a otro y sienta, sin más, atracción sexual. Un asexual no siente atracción sexual primaria; es decir, un asexual no puede sentir ese instintivo no sé qué que qué se yo (literalmente, pues yo, la que les escribe ahora mismo, soy asexual) que hace que un humano deseé sexualmente a otro a través de la simple vista o quizá sólo por su olor. Además, al igual que el espectro homo-hetero, esta orientación se mueve dentro de un espectro que va de lo asexual a su lado opuesto, el alosexual.

 

Del lado asexual del espectro se encuentran diferentes tipos o grados de asexualidad, como es el caso de la demisexualidad o la asexualidad gris (grisexuales). Un demisexual es asexual porque no puede sentir atracción sexual primaria, nunca sentirá deseo por un perfecto desconocido, sin importar qué tan atractivo sea, pero que puede llegar a desear querer tener sexo con alguien si cuenta con un lazo emocional íntimo con esa persona. Un demisexual puede llegar a sentir ese deseo secundario, pero el lazo no es garantía de que se dará. Aquí muchos se frenarán, pensando: “¿Pero esos no son principios religiosos?” Y la respuesta es no. Los asexuales no son abstemios, mucho menos célibes, y los hay de todo tipo de credos, nacionalidades, razas, ideologías, etc.

 

En cambio, los grisexuales son asexuales que, aun estando dentro del lado asexual, se alejan un poquito de la asexualidad total o de la demisexualidad oscura y se acercan un poco al lado alosexual del espectro ya que pueden llegar a sentir atracción sexual primaria; sin embargo, la sienten con poca frecuencia en comparación a la mayoría de los alosexuales.

 

Es importante aclarar que los asexuales no son anti-sexuales. Un anti-sexual es alguien que por ideología personal o compartida se opone al sexo y desprecia a quienes lo practican. Los asexuales suelen tener una característica indiferencia hacia la sexualidad ajena y hacia la propia.

 

Los asexuales somos humanos igual que tú e igual que el humano a tu derecha o a tu izquierda. Hay miles de asexuales casados y con hijos, así como hay miles de asexuales que tienen sexo con sus parejas alosexuales con el fin de mejorar la intimidad y la armonía en su relación romántica. Lo único que los asexuales le piden a la sociedad es que se reconozca que existen, que se nos deje de presionar para involucrarnos en actividades sexuales y, sobre todo, ¡que no nos digan célibes o mochos!

 

Si te interesa saber más sobre la asexualidad y la vida de los asexuales, da like o sigue a Asexualidad Mx, organización de concientización y difusión sobre la asexualidad fundada y encabezada por Bitty Navarro (a.k.a.: Ene) y Ka (@sexoconka) en los siguientes medios.

 

(Culturacolectiva.com)