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El gobierno interino de Brasil rechazó este sábado las críticas de varios países de América Latina, incluyendo a Venezuela, Cuba y Bolivia, por el proceso de impeachment contra Dilma Rousseff, quien fue suspendida como presidenta por el Senado el miércoles pasado.

 

En horas recientes los gobiernos de Venezuela y El Salvador retiraron a sus embajadores en Brasil para desconocer a la nueva administración interina brasileña del presidente en funciones Michel Temer.

 

El mandatario izquierdista de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, anunció ayer que no reconocerá al gobierno interino brasileño y llamó a su embajadora. Agregó que la destitución temporal de Rousseff fue una «manipulación política» en la mayor economía de América Latina.

 

Horas antes el presidente venezolano, Nicolás Maduro, pidió a su diplomático retirarse de Brasil en señal de desconocimiento del gobierno entrante.

 

En un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil indicó que «rechaza enfáticamente» que sus vecinos «se permitan opinar y propagar falsedades sobre un proceso político interno».

 

En otra declaración, la cancillería brasileña, encabezada por José Serra, prominente ex senador y candidato presidencial, criticó al secretario general de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), Ernesto Samper, quien cuestionó la validez de la suspensión de Dilma Rousseff.

 

La mandataria, separada de sus funciones, quien pasa el fin de semana junto con su familia en Porto Alegre, sur de Brasil, dijo que podría apelar ante organizaciones regionales, como la Unasur y el Mercado Común del Sur, para desacreditar el proceso de impeachment. Sin embargo, hasta ahora ha cumplido con todos los procedimientos vinculados con su suspensión.

 

(La Jornada)