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No solamente en las calles y mercados municipales del país se ve el bachaqueo, como se ha denunciado en los últimos meses. También en comercios, empaquetadoras, cadenas de farmacias y supermercados venden artículos al mayor a los revendedores ilegales. Alegando irregularidades en la producción y distribución de mercancías, aprovechan el desabastecimiento para aplicar diversos métodos y obtener más ganancias.

 

Una de esas prácticas ocurre con la cadena Farmatodo. En un recorrido, Últimas Noticias pudo constatar que en la sede ubicada en Santa Mónica (Caracas) la cola para comprar comienza diariamente a las siete de la noche. A esa hora, llega una mujer conocida como “la Turca” con una lista donde ya están anotadas unas 25 personas. Luego, ella misma sigue apuntando en su control a quienes van llegando. Dos hombres mal encarados “la cuidan”. Este trío, a fuerza de amenazas, es el dueño de la cola hasta las 4 de la mañana. A esa hora, y aunque el local está cerrado, un trabajador de la franquicia reparte 30 números.

 

A las 6:30 am, cuando el negocio abre sus puertas, la Turca, junto a las personas que anotó, son los primeros en comprar.

 

Esa escena se repite todos los días, con los mismos personajes. Quienes llegan a hacer la cola por el número de cédula, nunca, casi nunca, logran hacer sus compras porque los bachaqueros se lo han llevado todo más temprano.

 

Igual pasa en el Farmatodo de Los Símbolos, pero ahí la lista empiezan a hacerla dos hombres a las 10 de la noche (cuando ya el comercio está cerrado). A las 2 am se asoma una de las empleadas de la farmacia (está de turno a esa hora) y reparte los números.

 

En ambos locales, los compradores anotados en la lista salen con el doble de productos. Es decir, si la venta es de un jabón por persona, ellos pueden comprar dos.

 

En abril de este año, el superintendente de Precios Justos, William Contreras, anunció que esa empresa ha recibido múltiples denuncias sobre el desvío de productos a manos de los bachaqueros. Cabe destacar que la reventa de artículos regulados es penalizada por la Ley Orgánica de Precios Justos (art. 55).

 

Autoridades invisibles. Otro ambiente se vive en la empaquetadora de productos Casa Catia I, ubicada en la avenida Sucre, también en Caracas. Ese galpón, ubicado justo al lado de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), sirve como empaquetadora de leche, y almacenadora de otros productos como atún, papel higiénico y caraotas. Ahí hay un grupo de trabajadores que extraen la mercancía para venderla a los bachaqueros.

 

ÚN pudo ver la extracción del producto desde las residencias que están ubicadas diagonal al local. Al mediodía y a las cuatro de la tarde, un grupo de seis trabajadores sale graneadito con las bolsas de leche amarradas de las piernas con tirro, que disimulan con el ancho de las bragas azules que usan como uniformes.

 

Los compradores no esperan fuera del portón de la empresa, sino en la acera de enfrente. Allí se realiza la venta. No por el precio regulado (Bs 70), sino a Bs 3 mil por kilo. Claro, aún falta que el bachaquero le incremente el precio para sacar “la ganancia”, ese precio está entre cinco y seis mil bolívares.

 

Un hombre delgado, joven, y de piel morena, sin braga y con apariencia de supervisor, mira desde dentro la venta, sin inmutarse. La historia se repite a diario.

 

Los compradores no son solamente bachaqueros para revenderla en el bulevar de Pérez Bonalde y la avenida Sucre. Muchos chicheros también compran hasta 10 kilos para preparar su bebida láctea. Sin intenciones de pasar desapercibidos, acuden con su particular uniforme.

 

En el caso de las caraotas, los bachaqueros las extraen del empaque original y las meten en bolsas transparentes para deshacerse del precio máximo de venta al público (Pmvp). Además, las dividen en presentaciones de medio kilo. Lo que se obtuvo por Bs 36 es puesto a la venta en el mercado ilegal por el exorbitante precio de Bs 1.200.

 

Pasan coleados. Los trabajadores de la cadena de supermercados Central Madeirense también aplican sus técnicas para venderles a revendedores y conseguir ilegalmente dinero extra. Tienen privilegios para pasar a sus familiares a los locales a comprar productos regulados, en horas y días específicos. Esta medida se acuerda según la gerencia de cada local. En el que está ubicado en la plaza de la Concordia, en pleno centro caraqueño, los empleados les alquilan los carnets a los bachaqueros por Bs 600.

 

(RNV)