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Hace dos años, Estefany González, hoy de 15, jugaba con una muñeca Barbie roquera que le regalaron unos tíos. Hoy, espera una consulta en el área de Planificación Familiar del Hospital de Niños de Maracaibo con un bebé en brazos.

 

“Mi muñeca se llamaba Rosi. Era mi mejor amiga. Yo hablaba con ella, pero me enamoré y mi confidente pasó a ser mi novio (otro adolescente de 16 años). Cuando salí embarazada estaba en cuarto año de bachillerato. Soñaba con ser docente, ahora no creo que lo logre. Dejé los estudios y, para colmo, él (su novio) dice que no está seguro de que mi bebé sea suyo y eso que yo era virgen cuando me entregué”, nos dijo Estefany, la niña-madre con un notable dejo de tristeza en su rostro.

 

Quien piense que el caso de Estefany se reduce a un puñado o docena de casos más está muy alejado de la realidad. Venezuela tiene una de las tasas más altas de embarazos en adolescentes de América Latina y el Caribe con 101 nacimientos por cada 1.000 mujeres de 15 a 19 años de edad, de acuerdo con un estudio realizado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa).

 

Ignorancia, curiosidad, una cultura disfuncional, sexo como tema tabú en el hogar y ausencia de un plan efectivo de prevención por parte de las autoridades figuran entre las primeras causas de esta realidad, de acuerdo con José Oberto, gineco-obstetra del Hospital Chiquinquirá y excoordinador de la zona occidente del hoy extinto Centro Latinoamericano Salud y Mujer. 

 

“La cultura tiene mucho peso. Son esquemas que se repiten. Por ejemplo, acá en el hospital tenemos un caso de una mujer que fue madre a los 15 años, abuela a los 30 y bisabuela ahora que tiene 45. Por otro lado está el machismo. No solo se le puede señalar a la adolescente. Los padres de los varones incentivan a sus hijos a iniciarse en el sexo. Hay un refrán que tienen: ‘Recojan a sus gallinas porque mi gallo anda suelto’. Eso es absurdo e irresponsable. Otra cosa es que muchas niñas creen que con un hijo van a amarrar a un hombre y eso no es así, a muchos hombres, sencillamente, le hieden los niños”, señaló Oberto.

 

Nubia Laguna, coordinadora técnica de la Asociación Civil Niña Madre, especifica que la adolescencia no es una edad para establecer relaciones sexuales sin antes haber recibido la formación y la educación necesarias.Para su concepto, la iniciación sexual va más allá de la edad cronológica; es un asunto íntimamente personal que debe estar apegado a la madurez.

 

“Hasta el 80% de nuestros jóvenes y adolescentes en los liceos tienen relaciones sexuales. Ellos deben recibir información y orientación para que estos actos sean responsables y no solo estén protegidos de un embarazo no planificado, sino también de infecciones de transmisión sexual”, dijo.

 

Datos de Min-Salud indican que 50% de los embarazos en Venezuela no es planificado.

 

Otra terrible realidad que se suma al embarazo precoz es el aborto clandestino.“Yo por lo menos tuve a mi hijo, así me juzguen hasta mis padres, pero una amiga del liceo me dijo: ‘Creo que estoy embarazada amiga y lo voy a abortar’. Y lo hizo”, relató Estefany González.

 

Aunque es ilegal en Venezuela, el aborto inducido también es una realidad. Clínicas clandestinas se prestan para ello y cobran hasta 70 mil bolívares por interrupciones de embarazo y las pastillas abortivas se venden como “pan caliente” en el casco central de Maracaibo y por internet.

 

Dadas las condiciones de insalubridad en que se producen, los abortos clandestinos generan otro problema: el aumento de la mortalidad materna. Un promedio de 73 madres mueren por cada 100.000 nacidos vivos y al menos 13 de los 24 estados que conforman el país superan el promedio nacional en 80 por cada 100.000 nacimientos.

 

En Venezuela, el índice de embarazos no deseados asciende a 55,3% de los casos de paternidad en adolescentes, según datos del estudio Diagnóstico de los factores generadores del embarazo a edad temprana y en adolescentes, realizado por el Instituto Autónomo Consejo Nacional de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (Idenna).

 

Esta misma investigación reveló que 13% de los embarazos adolescentes terminan en aborto. El embarazo precoz, como se dijo, ubica al país con una de las mayores tasas en toda Latinoamérica y el Caribe, superado solo por Nicaragua y Honduras, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Unfpa.

 

De acuerdo con Anuario de Mortalidad del Ministerio de Salud, el aborto es la tercera causa de de mortalidad materna en Venezuela. 

 

Humberto Acosta, quien lidera la fundación Nosotras Elegimos, señala que las cifras de la OMS indican que en nuestro país una de cada cinco jóvenes ha tenido un embarazo no planificado en los primeros cinco meses de relación antes de los 20 años. 

 

Durante la 69° Asamblea General de la ONU, el organismo solicitó a Venezuela la revisión y modificación de la ley del aborto vigente en el país, permitiendo la interrupción del embarazo, así como excepciones adicionales, como los embarazos producto de violación e incesto, lo que de acuerdo con la ONU minimizaría los índices de mortalidad entre adolescentes.

 

La ONU completó su informe afirmando que el organismo estaba alarmado “por la falta de acceso a procedimientos de aborto seguro a causa de la restrictiva ley y la carencia de información sobre el impacto de los programas para reducir estos embarazos”.

 

A pesar de esto, los artículos 430 y 431 del Código Penal venezolano continúan tipificando el aborto como delito. Los artículos penalizan tanto a la mujer que abortare intencionalmente como al practicante.

 

“No se poseen estadísticas reales de abortos producidos, ya que en la mayoría de los casos la mujer que abortó o ha escondido el embarazo o explica que fue una causa natural. Sin embargo, el síndrome postaborto se puede presentar hasta diez años luego de haberlo provocado. En reiteradas ocasiones las personas, aunque afectadas psicológicamente, no están conscientes de que lo sufren. Sun síntomas son similares al estrés postraumático, como depresión, culpa, tristeza, irritabilidad, llanto excesivo y sin aparente razón, pesadillas, tendencias suicidas y desequilibrio emocional”, explicaron los coordinadores del Proyecto Esperanza, Eneida de Figueroa y Juan Ramón Figueroa.

 

El especialista Enrique Álvarez asegura que “tenemos gestantes con trastornos hipertensivos (que es una de las primeras causas de mortalidad en las mujeres y de prematuridad en el neonato); falla de nutrientes que pueden conducir a una osteopenia o una osteoporosis temprana, caída del cabello, infecciones, dificultades visuales y caries, entre otros riesgos”.

 

Los estudios señalan que aunque el 90% de los adolescentes conoce los métodos anticonceptivos, sólo el 10% los utiliza, y si es que los consiguen en las farmacias, por la escasez. 

 

Para Freddy Ceballos, presidente de la Federación Farmacéutica Venezolana (Fefarven), el control de los embarazos no deseados en el país es una misión cuesta arriba que va en peligro de desaparecer desde que, en el segundo semestre de 2014,  comenzaron a escasear los métodos anticonceptivos  en las farmacias, hasta llegar a un índice que actualmente oscila entre el 85% y el 90% de desabastecimiento, en lo que va de 2016.

 

En el 2000, 189 países miembros de Naciones Unidas, entre estos Venezuela, acordaron cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, entre los que destacaban haber disminuido, antes de 2015, el 75% de la mortalidad materna y el embarazo adolescente. Hasta ahora, misión no cumplida. 

 

“El embarazo en adolescentes no es cosa nueva. Nuestras abuelas parían desde los 15 años y ya para los 19 tenían varios muchachos”, dice el gineco-obstetra”, José Oberto. Pero los tiempos han cambiado. Antes las mujeres nacían con prácticamente la única misión de ser madres y amas de casa. Hoy, juegan un rol clave en la sociedad y un embarazo precoz puede paralizar prioridades como estudios y proyecto de vida.

 

Por ello, quizá, nuestra joven madre entrevistada, Estefany González, nunca logre su sueño de ser maestra. Pero puede que sí lo consiga, su empeño y apoyo de quienes le rodean será determinante para su presente y futuro, así como el de la criatura. 

 

Una esperanza es el Plan Andino para la Prevención del Embarazo Adolescente (Planea), implementado por las Naciones Unidas,  que busca dar retroceso a esta alarmante situación, mientras tanto, de acuerdo con los estudios, cada tres minutos seguirá quedando una adolescente embarazada en Venezuela.

 

(Panorama)