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La decisión de Luis Almagro de invocar la Carta Democrática de la OEA contra Venezuela es un escollo más para las gestiones de diálogo que Unasur, en cabeza de la troika Zapatero-Torrijos-Fernández, emprende entre Gobierno y oposición.

Mientras los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero (España), Martín Torrijos (Panamá) y Leonel Fernández (Dominicana) se baten con las exigencias de tirios y troyanos criollos, la OEA escoge el camino de la fuerza. 

 

Lejos de acercar posiciones, la vía de Almagro distancia más a las partes. Tanto, que ya el propio presidente Nicolás Maduro ha adelantado una demanda contra la Asamblea Nacional a la que acusa de traición a la patria, tras pedir que se aplique la Carta. 

Mientras Unasur al menos sienta a las partes por separado y ya anuncia una segunda ronda de conversaciones, la OEA no está en capacidad, ni remotamente, de lograr un acercamiento.

 

El pedido de Almagro se produjo horas después de que Ernesto Samper, secretario general de la Unasur, anunciara en París que “la semana entrante está previsto un segundo encuentro”, luego de la reunión de Dominicana del viernes. 

“El primer encuentro fue de diálogos alternativos entre los tres facilitadores con el Gobierno y la oposición. Esperamos que ya la semana entrante pueda haber una reunión entre ellos”, agregaba Samper ayer a manera de balance.

 

Pero no solo torpedea el trabajo de Unasur, Almagro también estropea al Vaticano, donde Francisco hace lo suyo, tras bastidores, para acercar posiciones. Mejor dicho, lo que Unasur y el Vaticano lograron con un trabajo de filigrana, Almagro lo echa al traste con su pretensión. Y es que la Carta Democrática no es un “Manual de Carreño” democrático. Implica posibles sanciones, el aislamiento regional y la exclusión del país del principal foro político latinoamericano.  

Además, de quedar fuera de los convenios y esquemas de cooperación e integración comunes al concierto de naciones del continente.

Con el reloj sonando tic tac, cada quien juega su carta. La OEA, a lo bravo, Unasur, con tacto político, mientras, el país aguarda respuestas.

 

(Panorama)