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El silencio, la soledad y un mal olor reinan en la vivienda de la calle 32 del barrio Virgen del Carmen. Ahí pasó sus últimas horas Elías Antonio López Colina (69), jubilado de PDVSA. Al lado de la puerta principal se encuentra un hoyo en la tierra, lleno de documentos de un trabajador petrolero, fotos de un bebé, ecogramas y un libro de cómo leer el tabaco. Las dos habitaciones de la casa las saquearon los malandros y solo dejaron ropa vieja, medicinas, revistas, basura y la estampa de San Marcos de León, a quien invocaban para dominar a sus amantes.

 

El anciano visitaba desde enero la casa de Rosana Gabriel Rincón Fernández (19), alias la «Beba», y su hermana,  Katerina Rincón Fernández (22), apodada la “Mamita”. Desde entonces las mujeres practicaban ritos de magia para atraer y amansar a Elías y a sus amigos, comentaron los vecinos. En un cuaderno anotaban las oraciones al santo. 

 

“Todas las madrugadas llegaban al frente de la casa de las muchachas diferentes carros, se bajaban hombres y ellas los recibían”. 

 

Belleza mortal

 

A la “Beba” y a la “Mamita” las describieron como hermosas. De tez blanca, altas y de cabellera azabache. Sus amantes rondaban su residencia desde hace unos seis meses cuando su madre se mudó a Colombia para trabajar, indicó uno de la docena de curiosos que entran y salen de la casa abandonada.

 

Aún no se determina dónde conocieron a Elías ni cuánto tardaron para atraparlo, pero su último encuentro fue letal. Los hijos de López creyeron que lo habían raptado, pero su padre llegó por voluntad propia a la casa de las «Devoradoras de hombres», como se autodefinían la «Beba» y la «Mamita» en una carta por el Día de San Valentín. 

 

El anciano llegó al barrio en su Trail Blazer, dejó a su nuera y a su esposa en sus trabajos, y se desvió para la casa de las Rincón. De ahí salió en una bandeja de la furgoneta forense cinco días después. Las mujeres lo negociaron con unos hampones del barrio y estos lo mataron de un susto, lo enterraron en el patio y huyeron.

 

El Grupo Antiextorsión y Secuestro de la Guardia Nacional detuvo a Luis Alfredo González González (25), este confesó su crimen y delató a Marcial Moreno (32), a quien le pagaron cinco mil bolívares para que enterrara de cabeza al jubilado. 

 

La comunidad no descarta la complicidad de las prófugas, pero reconocen que preferían a los trabajadores petrolero. En la casa desmantelada hallaron fotocopias de cédulas y carnés de las posibles amistades de las chicas en un altar hacia el dominador de leones y dragones.

 

Desde hace una semana huyeron las amantes del jubilado de PDVSA

 

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(LaVerdad)