La oligarquía colombiana se vistió de etiqueta para recibir en Bogotá al general David Petraeus, en un evento denominado Cumbre Concordia, realizado en Bogotá.

 

Lo han presentado como un emblema de la democracia y la libertad, pero en realidad es un personaje de siniestro historial, vinculado a todas las invasiones estadounidenses de las últimas tres décadas y que ha actuado tanto desde la esfera pública como desde la privada.

 

Petraeus fue director de la Agencia Central de Inteligencia, personaje clave de la operación imperialista contra Siria,  que ha recibido enormes ganancias en tráfico de armas para destruir a ese país del Medio Oriente.

 

Según una investigación difundida por el intelectual francés Thierry Meyssan, «desde hace siete años, armas por valor de varios miles de millones de dólares han sido utilizadas ilegalmente contra Siria, hecho que desmiente la versión de que la guerra contra la República Árabe Siria era una ‘revolución democrática’. Numerosos documentos demuestran que ese gigantesco tráfico de armas fue organizado por el general estadounidense David Petraeus, primeramente de manera pública, a través de la CIA y como director de esa agencia estadounidense. Pero luego lo hizo a título privado, desde la firma financiera KKR y con ayuda de altos funcionarios de Estados Unidos e internacionales, como el estadounidense Jeffrey Feltman, secretario general adjunto de la Organización de las Naciones Unidas».

 

En la Cumbre Concordia, que reunió a un grupo de personajes de la ultraderecha continental, Petraeus habló, entre otros temas, de Venezuela, y dijo que no está descartada una intervención militar en el país.

 

Petraeus fue considerado una figura presidenciable, luego de haber participado en casi todas las invasiones militares de EEUU de las últimas décadas: Irak, Afganistán, Bosnia y Haití, entre otras. Su proyección se truncó con uno de esos típicos escándalos estadounidenses que mezclan infidelidad conyugal con asuntos de Estado. Siendo director de la CIA, entregó papeles clasificados a su amante y biógrafa, Paola Broadwell, desliz por el que estuvo a punto de terminar en prisión.

 

En esos escándalos, a los medios masivos estadounidenses parecen importarle más  los chismes sexuales que los antecedentes criminales de las personalidades. Sin embargo, esas travesuras eróticas son lo menos grave en el caso de Petraeus, quien fue uno de los creadores del Emirato Islámico en Irak, germen del Estado Islámico o ISIS, según un nota publicada por la Red Voltaire en 2016.

 

De acuerdo con ese trabajo periodístico, Petraeus siguió  organizando el respaldo de transnacionales y de Estados a esa organización terrorista.

 

Una vez que se vio obligado a abandonar la CIA, Petraeus fue reclutado por la empresa KKR, propiedad del magnate Henry Kravis, miembro del Grupo Bilderberg, el club más selecto de la ultraderecha belicista, al que el comandante Fidel Castro calificó alguna vez como una camarilla que pretende establecer un Gobierno global que no le rendiría cuentas a nadie.

 

El tipo de amigos con los que se reúne la derecha colombiana, repotenciada por el triunfo del uribista Iván Duque y por el ingreso de Colombia a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan), dan claras pistas de los peligros geoestratégicos que se perfilan para Venezuela y para el mismo pueblo neogranadino.

 

(LaIguana.TV)