El obispo Juan Ignacio González, presidente de una comisión de prevención de abusos de la Iglesia chilena, rechazó el jueves entregar a la Fiscalía Nacional la información sobre abusos sexuales de curas a menores que fue recopilada por orden del Vaticano porque aseguró que su difusión “inoportuna” podría “producir un daño grave” a personas que declararon en secreto.

 

El informe de 2.300 páginas fue elaborado por orden de Francisco luego de una visita oficial a Chile que le dejó un mal sabor de boca debido a que defendió a un obispo señalado por encubrir los abusos del peor cura pedófilo chileno, Fernando Karadima. Además, el papa calificó a las víctimas de “calumniadores”, por lo que las críticas dentro y fuera del país no tardaron en llegar.

 

González enfatizó que “el papa es el único destinatario de este informe”.

 

El arzobispo de Malta, Charles Scicluna, y el sacerdote español Jordi Bertomeu, ante consultas de la prensa, coincidieron en que el único destinatario de la información es Francisco. Ambos fueron enviados del pontífice en meses pasados para recabar la información y escuchar testimonios de los afectados. Sin embargo, poco antes de marcharse de Chile en junio, Scicluna accedió a ser interrogado en el aeropuerto por dos fiscales que llevan casos de abusos sexuales.

 

La comisión dirigida por González debía dar seguimiento a las denuncias desde Chile en el pasado, pero al no cumplir en plenitud su misión, Scicluna -que sí logró recabar información- tuvo que viajar hasta el país sudamericano en febrero y junio. De algún modo, esto podría evidenciar que las víctimas confían en los enviados papales, pero no en la jerarquía local.

 

Tras conocer el informe de Scicluna y Bertomeu, Francisco concluyó que la Iglesia chilena vive desde hace décadas “una cultura del abuso y encubrimiento”.

 

Por ahora el fiscal regional metropolitano sur, Raúl Guzmán, que investiga decenas de violaciones y abuso de poder contra alrededor de una veintena de exalumnos de colegios Maristas, dijo que prepararán “un requerimiento internacional”, para que se les remita el informe Scicluna, que no parece tener buen destino por la fuerza del secreto vaticano.

 

(AP)