Por espacio de dos años y medio Ernesto Samper fue el secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas, el tercero en la sucesión del cargo, y desde su salida a principios de 2017, los 12 países no se han puesto de acuerdo para elegir a otra persona que pueda asumir tal responsabilidad.

 

“Mi período terminó y en cuanto terminó me retiré, ahora estoy muy contento en Colombia ayudando en la paz”, expuso a este diario, vía telefónica, desde Bogotá.

 

En varias oportunidades ha manifestado preocupación por la actual situación del bloque, que se encuentra a la deriva y sin “capitán”, pero aún así afirma que no es posible disolverlo porque los miembros firmaron un tratado constitutivo que fue aprobado por sus congresos, excepto Perú y Colombia.

 

En Colombia trabaja actualmente “garantizando la sostenibilidad de los acuerdos de La Habana con las Farc y en la negociación de los acuerdos con el ELN”. “Espero que con la llegada de (Iván) Duque las cosas cambien para bien y que él continúe con los temas que están pendientes en la agenda de paz, concretamente el tema del postconflicto con las Farc y el tema del cese del fuego con el ELN”, señaló.

 

—¿Cuál es la situación de la Unasur?

 

—Lo que está afectando en este momento a Unasur, paradójicamente, es lo que la permitió nacer que es la claúsula del consenso que rige todas las decisiones, no se puede tomar ninguna decisión si no están de acuerdo los 12 países. Esto que pudo ser útil para llegar a la conformación de Unasur, hoy día está impidiendo que el organismo se mueva porque hay por lo menos dos bloques de países que no se han puesto de acuerdo sobre las líneas generales de Unasur.

 

El otro tema es que la gente tiende a pensar que Unasur, como es un organismo que nació de algunos acuerdos políticos, solamente tiene responsabilidades de carácter político y esto no es cierto. Unasur funciona hacia adentro con 24 grupos y consejos ministeriales en los cuales se reúnen los ministros y responsables en distintas áreas de los 12 países acoplados en políticas comunes, y este ha sido un magnífico ejercicio en temas como infraestructura, salud pública, tecnología, han sido abordados por estos consejos y comités sectoriales que son importantes.

 

Ahora, no es la primera vez que la Unasur tiene dificultades, las tuvo cuando se nombró al presidente Kirchner, se demoró en posicionarse; las vivió también cuando nació, cuando el presidente Rodrigo Borjas no pudo acompañar el nacimiento de la organización, entonces ha sido una cadena de dificultades pero tampoco es que Unasur se vaya a desaparecer de un momento a otro, porque por lo menos 10 de 12 países necesitan cambiar la ley que facultó la creación del organismo a nivel de esos países. Eso se lleva su tiempo.

 

—¿Cuáles son esos países?

 

—Los países que se pueden retirar sin necesidad de modificar su tratado constitutivo en el Congreso son Perú y Colombia.

 

—El colombiano Iván Duque ya dijo que sí va a retirar a su país…

 

—Sí, es una decisión lamentable. Creo que en el fondo hay una falta de información sobre estos aspectos. La verdad es que Unasur ha tenido problemas en los últimos meses, en primer lugar de orden organizativo y financiero, pero además de orden político porque no ha habido posibilidad de que se pongan de acuerdo para elegir a mi sucesor.

 

—Usted menciona que los problemas también han sido financieros, ¿quién está financiando en estos momentos a Unasur?

 

—Unasur tenía un fondo de reserva para vivir en momentos de dificultades, en este momento está viviendo de ese fondo, pero no creo que le permita vivir muchos meses más.

 

—¿Es cierto que hasta el 30 de julio hay plazo para que los países hagan sus desembolsos?

 

—No, la verdad es que los países han venido cumpliendo, en los 10 años que lleva Unasur, rigurosamente con sus cuotas; y un grupo de países decidió congelar sus relaciones, no se han retirado pero tampoco están participando activamente, estoy seguro que cuando se logre pasar este impasse los países volverán a cumplir con sus obligaciones y la organización tendrá maneras de sobrevivir.

 

—El presidente ecuatoriano solicitó de vuelta la sede de Unasur, ¿es posible devolverla?

 

—No, yo mismo firmé la escritura por medio de la cual el Gobierno de Ecuador le hizo una donación del edificio a Unasur y a los 12 países. En este momento el edificio de Unasur no le pertenece al Gobierno ecuatoriano, le pertenece al organismo, y la única posibilidad que hay de que regrese al Gobierno es que Unasur se disolviera, pero estamos todavía muy lejos de que eso suceda. Yo espero que el Gobierno ecuatoriano entienda que ese edificio es como un monumento a la integración suramericana, que tiene que ser respaldado por ese gobierno porque es un patrimonio del Ecuador.

 

—Y quien lo construyó fue Ecuador…

 

—Sí, ellos financiaron toda la obra, la dotación, el entorno donde está el edificio que es en la Mitad del Mundo, que es un sitio emblemático, todo esto fue una decisión del presidente (Rafael) Correa, y terminó solemnizándose en una escritura de donación que le traslada la propiedad a la Unión. (…) Esa es una decisión consignada en una escritura pública, en la que el Gobierno de Ecuador entregó ese edificio, es patrimonio de Unasur e intentar despojarlo de eso iría en contra de todos los cánones internacionales.

 

—¿Por qué no ha habido consenso para elegir a un nuevo secretario general?

 

—Hay diferencias, algunos piensan que las diferencias son entorno a la persona que debe ocupar ese cargo, lo hemos ocupado ya tres expresidentes. Hay quienes piensan que debe ser una persona neutral en términos ideológicos, lo cual no es fácil. En fin, son diferencias entre los países, que además son legítimas.

 

—¿Los problemas surgieron por el cambio en la correlación de fuerzas en la región?

 

—Hace ocho años también existió una correlación de fuerzas diferente, había una mayoría de gobiernos de centro derecha, fue reemplazada por una de centro izquierda y no hubo dificultad, y hoy tampoco debía haber dificultad en que una persona represente los intereses de la región, que no son intereses ideólogicos, son intereses de carácter político, y se refieren a la defensa de los propósitos y objetivos que se ha trazado Unasur en relación con temas que nos convocan a todos, como el tema de la paz, la defensa de los derechos humanos, la democracia.

 

—En la OEA no se han visto estos problemas, ¿cree que haya algún interés en que la Unasur no funcione?

 

—Pues no sé si la OEA tenga ese interés, pero estaríamos desbaratando el barrio en momentos en que el barrio está amenazado por el vecino del norte. Nunca había sido tan agresiva la política de Estados Unidos frente a la región como ahora con el señor (Donald) Trump, y la solución no puede ser que disolvamos a Unasur, que es el escenario en el que nos podemos encontrar todos, con nuestros propios intereses, y que ahora nos sometamos a los escenarios que controla Estados Unidos, que es la OEA, en la que EE UU manda.

 

(Panorama)