La socióloga y analista política Maryclen Stelling estima que el gobierno debe ser estricto en la aplicación de la ley a los involucrados en el intento fallido de magnicidio del sábado 4 de agosto, sobre el cual no tiene dudas, dada la magnitud de las pruebas consignadas.

 

Advirtió que sobre el tema, la sociedad venezolana está tan polarizada como de costumbre, pues cada sector se ha atrincherado en su propia versión de la verdad.

 

Stelling conversó con LaIguana.TV acerca de este trascendental suceso y también en torno al impacto de la Marcha Campesina Admirable. A continuación, una versión del diálogo que sostuvo con el periodista Clodovaldo Hernández:

 

-¿Este acontecimiento es de los que se dice que cambian el rumbo de la historia o, al menos, del acontecer de los próximos meses? 

 

-Por supuesto. Yo, en el último artículo que escribí, había pronosticado que la Marcha Campesina iba a cambiar el rumbo de la historia. Pero, inmediatamente ocurrió este atentado contra el presidente Maduro, y creo que este es otro acontecimiento que, de alguna manera, va a impactar la historia presente y futura de Venezuela porque vimos en vivo un atentado, lo vivimos, especialmente los que residimos en los alrededores. Yo vivo en una zona cercana y allí se sintió la explosión. Ya el magnicidio no es un cuento chino ni una amenaza o un embuste del Gobierno, sino una realidad de la historia presente.

 

-¿Cómo evalúas las reacciones de los diferentes actores políticos?

 

-Voy a empezar por esto: tengo un amigo sociólogo, al que respeto mucho, que me cuestiona porque siempre hablo de polarización y me dice que deje de hablar de eso porque aquí no hay polarización. Pero yo creo que esta es una demostración más de que la polarización impera en Venezuela, y se expresa en polarización política, mediática, psicológica. Inmediatamente después del suceso, los dos bandos políticos radicalizados se protegieron en su verdad mediática y política. Los opositores dijeron que era un montaje del Gobierno para fortalecer a Maduro, mientras en el lado chavista había la absoluta creencia de que sí había  habido un intento de magnicidio. Vista las pruebas que se presentaron y todos los videos de Telemundo y otros que grabaron, a pesar de eso, nos levantamos al día siguiente de presentarse esas pruebas con la credibilidad tan polarizada como antes. Eso nos habla del país donde estamos viviendo, un país fracturado, un país donde ha sido imposible el diálogo, la convivencia, la discusión en conjunto, de todos los factores, para solventar la crisis multidimensional que estamos sufriendo. Es un indicativo de la imposibilidad  de convivir con el otro.

 

-Analizando la hipótesis de que fue un autoatentado para fortalecerse, surge la pregunta: ¿es este es uno de los momentos de mayor debilidad del Gobierno como para tener que recurrir a algo así?

 

-Bueno, si partimos de la hipótesis de que es un momento de debilidad del Gobierno, pues tiene sentido inventar algo así. Eso es lo que sostiene la oposición. Cuando empezaron las dos verdades a consolidarse, conversando con amigos, dije que las dos opciones eran graves: si era un intento de magnicidio, era absolutamente grave, y si se lo estaba inventando el Gobierno, también lo era. Dadas las circunstancias y todas las pruebas que se han presentado, no queda la menor duda de que fue un atentado, hubo un intento de magnicidio, sin embargo, varios días después, cuando uno revisa las redes sociales encuentra que cada quien está atrincherado en su versión, la credibilidad está polarizada. Y las redes son la vía por la que circulan actualmente estas verdades mediáticas que no necesariamente son verdades. Por las redes van más rápido que los medios tradicionales. Estos luego se pegan a esas verdades que van construyéndose en las redes.

 

-El presidente ha dicho que se precipitó la aplicación del magnicidio porque los grupos adversos al Gobierno le tienen temor a las medidas económicas que se van a tomar el 20 de agosto. ¿Qué opinas de esta tesis?

 

-Bueno, es creíble, pues el 20 de agosto se va a develar el misterio de las medidas económicas, que ha sido como una novela por entregas, y siempre hay en los sectores de derecha, en los sectores privados de la economía, el temor de que sean medidas con una mirada hacia hacia la izquierda, con un deje izquierdoso.

 

Represión o castigo

 

-Por su lado, la oposición ha señalado que “el supuesto atentado”, como lo han denominado, sirve para una nueva escalada represiva. ¿Qué te parece este planteamiento, tomando en cuenta que venimos más bien de la liberación, hace apenas un par de meses, de una gran cantidad de personas que estaban privadas de libertad?

 

-Producto de todos los fallidos diálogos y de las intervenciones extranjeras se llegó al convencimiento de que había que abrir esa compuerta de los presos políticos o de los políticos presos. Se liberó a una cantidad importante, veníamos en una suerte de apertura, se hicieron aquellas reuniones con los sectores económicos para los precios acordados, que al parecer no sirvieron de mucho, pero existe una intención de dialogar acerca de la crisis política y la crisis económica. Por supuesto que después de lo que pasó, yo no diría que viene una escalada represiva, sino que el Gobierno está en la obligación de averiguar qué pasó y tomar las medidas que sean necesarias en cuanto a las personas involucradas, que ya se están conociendo sus nombres y que trascienden a las fronteras patrias. De allí a que venga una escalada represiva, no es algo que deba ocurrir automáticamente, no creo que eso pase. Me parece que se van a tomar medidas contra los involucrados. Aparentemente las investigaciones, que fueron muy rápidas, permitirán llegar hasta allí: hasta los involucrados. De allí a que el Gobierno pueda aprovecharse de eso para una escalada represiva, es una media verdad que están utilizando ciertos sectores de oposición que no pueden tapar el sol con un dedo. No pueden negar el intento de magnicidio y entonces tratan de descalificar lo que sucedió y lo rápido que fue develada la conspiración.

 

-El primer personaje político detenido fue el diputado Juan Requesens. Eso reabre la discusión, sobre todo en el plano internacional, sobre la legitimidad de la Asamblea Nacional Constituyente y la situación de la Asamblea Nacional. ¿Cómo lo ves?

 

-La gran celeridad con la que se determinó la participación del diputado Requesens se presta a otra compuerta que son las medidas represivas y cuestionar la legitimidad de la ANC. Es algo que la oposición no ha aceptado y tampoco varios gobiernos latinoamericanos y de la Unión Europea. Es decir, que esto crea un nuevo momento para ese cuestionamiento y para reforzar la credibilidad de la Asamblea Nacional.

 

-¿Es el mismo escenario polarizado?

 

-Totalmente.

 

Maduro se fue de bruces

 

-El presidente, en su primera reacción, el sábado en la noche, acusa al ahora expresidente colombiano Juan Manuel Santos…

 

-Creo que se fue de bruces porque un presidente debe mantener una cierta reserva. Debía hacer la declaración que hizo, hablar de magnicidio, pero no debió acusar a nadie, y menos aún a un presidente de la región, por más certezas que tuviera, porque hay elementos diplomáticos en juego. Debió hacerlo con las pruebas en la mano, porque es necesario cuidar la credibilidad de la primera magistratura en un momento en el que, por la fractura política, hay importantes sectores que cuestionan la legitimidad del presidente y su credibilidad. Es mejor cuidarse de a quién se acusa, a menos que uno pueda decir que es calvo porque tengo los pelos en la mano. Él no los tenía en ese momento.

 

-Han aparecido figuras mediáticas asegurando que conocían el plan, que eran parte de él. ¿Cómo ves eso?

 

-Esas son dos figuras mediáticas que viven de eso: de posicionarse de esa manera transgresora, colocando un pie fuera de la legitimidad y de la legalidad. Tanto Patricia Poleo como Jaime Bayly han vivido de eso. Creo que esas actitudes les deben rendir frutos económicos y comunicacionales, de popularidad en ciertos sectores tanto de Estados Unidos, la oposición en el exilio y en el resto de la Latinoamérica. Ahí hay un tremendismo político-comunicacional de estas dos figuras que, por alguna razón, se sienten políticamente seguras y en libertad de hacer esos pronunciamientos sin que hasta el momento les suceda nada. Es un elemento que habría que preguntar… ¿por qué actúan con esa impunidad y esa transgresión?

 

-Declaraciones como esas frente a cualquier otro presidente, serían gravísimas…

 

-Claro, y en los mismos EE.UU., que una persona diga que estuvo en una conspiración y que «si me vuelven a invitar lo haría», es peligroso… y lo interesante es que no suceda nada en ese contexto norteamericano.

 

-Parece que este tipo de acontecimientos abren la caja de Pandora de la locura porque también apareció la exfiscal general, Luisa Ortega Díaz, diciendo que si la operación hubiese sido planificada por ella, habría sido exitosa y el país estaría celebrando…

 

-Bueno, yo creo que en el mundo de algunos personajes, como estos dos periodistas y la doctora Ortega Díaz, hay una suerte de fantasía madurista. No diría que son fantasías sexuales, sino políticas, de hacer desaparecer casi mágicamente al presidente. Luisa Ortega Díaz cayó en esa trampa. Para mí, ha perdido credibilidad y legitimidad. Podría ser una figura importante en el exilio, pero cayó en la trampa publicitaria.

 

-El presidente dijo que para las personas detenidas hasta ahora, y las que caigan en los próximos días, no habrá perdón. Mucha gente dentro del chavismo ha  murmurado que quien ha caído en la práctica de perdonar repetidamente a personas que han cometido hechos muy graves de violencia ha sido el Gobierno…

 

-Esa práctica del perdón hay que contextualizarla. Cuando el presidente Maduro tomó esa decisión era un momento de gran conflictividad, crisis, confrontación, odio, imposibilidad de dialogar. El presidente ha expresado siempre su deseo de dialogar, aunque los esfuerzos hayan fracasado o así se vaya de la lengua a veces, como sucedió el sábado. Era un  momento en que estaba sobre el tapete la posibilidad de dialogar, de buscar la vía para construir un país entre todas y todos. En ese contexto fue cuando abrió compuertas y cedió ante presiones nacionales e internacionales. Eso es válido en el juego político: avanzas, sorprendes al adversario, pero también reflexionas, reculas y tomas decisiones. Entonces, no me parecen comparables un momento con el otro. En las actuales circunstancias, luego de este intento de desaparecer el Estado completo, es un momento de apretar, ser duro y drástico, pero siempre con la ley, no con la retaliación. Eso es lo que hasta el momento se ha hecho.

 

-Quisiera subrayar ese aspecto: no era un magnicidio específico contra la figura presidencial, como habido en otros países, con disparos dirigidos a una persona, sino una acción que iba a descabezar al Estado venezolano. Pareciera que era un plan preparado hace tiempo para el que se esperaba una oportunidad…

 

-Ellos mismos lo dicen, que era para el 5 de julio pero no llegaron los drones… Esa parte de las conversaciones es muy parroquial… ¿En  una conspiración magna, cómo fue que no llegaron los drones? No entiendo… Pero cuando se ve lo que sucedió se aprecia la magnitud de la conspiración.

 

No olvidar a los campesinos

 

-Volviendo a tu reflexión inicial sobre la Marcha Campesina que quedó opacada por estos sucesos, parece importante rescatar su importancia…

 

-Sí, yo creo que la Marcha Campesina debe ser rescatada, seguir remachando sobre eso porque fue la voz espontánea del pueblo, de lo profundo del  mundo campesino. Hicieron unas denuncias importantes. Para mí era un hito político que si bien se desdibuja con lo que sucedió el sábado, hay que rescatarla porque si hay un sector abandonado en este país petrolero es el agro. Esos no eran terratenientes ni capitalistas del agro, sino el pueblo campesino que llegó a Caracas a reclamar, pero también a pedir ayuda y asistencia, a pedirnos que miremos hacia el agro. Eso es una antes y un después, paralelamente a esta crisis política que se agudiza con el intento de magnicidio. También hay que tener en cuenta una crisis económica, que no debemos minimizar, en la que está inserta la crisis del agro venezolano. Eso está allí y ustedes los periodistas deben seguir dándole espacio a esas voces. Eso salió del ser campesino venezolano, salió de adentro, no creo que eso haya sido manipulado, emergió de la crisis de subsistencia que estamos viviendo, y que se solventa poniéndole el ojo, la cabeza y la plata al agro.

 

-Además es necesario darle seguimiento porque mientas ellos hablaban con el presidente, hubo un doble asesinato en Barinas por esta misma causa…

 

-Sí, porque hay sicariato y estamos destapando la olla de una Venezuela violenta, de sicariato, donde está involucrado el factor político y el económico. A esa descomposición hay que meterle el ojo, pues tiene que ver con la crisis, a la que siempre he llamado “crisis multidimensional” porque tiene expresiones psicológicas, individuales, familiares y se expresa en todos los sectores de la vida de cada uno de nosotros.

 

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)