Acorralado por una verdad repleta de pruebas (videos, testimonios, confesiones), el aparato comunicacional de la derecha opositora opta por una de sus gigantescas operaciones de manipulación en las redes sociales y en los medios de comunicación hegemónicos en el mundo.

 

Luego de recibir el impacto de los documentos irrefutables presentados por el ministro del Poder Popular para la Comunicación y la Información, Jorge Rodríguez, los llamados influencers de la contrarrevolución comenzaron a buscar desesperadamente formas de voltear la tortilla para que el diputado Juan Requesens deje de ser un presunto victimario y pase a ser una víctima, un mártir.

 

¿Drogado o en abstinencia?

 

Una de las primeras matrices que intentaron colocar fue que el dirigente de Primero Justicia había sido drogado para que diera el testimonio que ofreció, en el que confirma la versión de uno de los implicados en la autoría material del magnicidio frustrado, en el sentido de que Julio Borges le pidió interceder con funcionarios fronterizos colombianos para permitir el tránsito de las personas involucradas y los equipos técnicos del plan conspirativo.

 

Las versiones acerca del estado alterado de Requesens rozaron la ciencia ficción. Una conocida periodista afirmó que le habían suministrado escopolamina (popularmente llamada burundanga) para que dijera lo que sus interrogadores quisieran. Para quienes conocen la manera cómo actúa esta droga (inhibidora de neurotransmisores) es fantasiosa la idea de que a una persona bajo sus efectos se le pueda inducir a pronunciar un discurso coherente. Lo que le ocurre a las víctimas de este alucinógeno es que quedan atontadas, sin voluntad propia. Por ello es utilizada para robos, secuestros y delitos sexuales. Pero de allí a que se pueda hacer que el individuo exprese determinadas ideas hay un abismo.

 

En el mismo crudo mundo de las redes sociales, pero del lado favorable al gobierno, se dijo que ciertamente, Requesens mostraba síntomas típicos de un malestar asociado al consumo de estupefacientes: la abstinencia. Indicaron que su aspecto general y ciertos gestos y tics al hablar eran los característicos de alguien que se encuentra privado de una droga a la que está habituado.

 

Como de costumbre, salió a relucir el G-2 cubano. Otra celebridad comunicacional de la ultraderecha aseguró que de estos asuntos se está encargando un equipo integrado por esbirros expertos en tortura y psiquiatras enviados especialmente desde La Habana. Estos ignotos personajes serían los responsables de la “confesión involuntaria” de Requesens, algo que no logran ni siquiera los expertos torturadores estadounidenses de Guantánamo o de las cárceles clandestinas, ente quienes destaca la directora actual de la CIA, Gina Haspel.

 

Torturas digitales

 

De la imaginativa hipótesis de la escopolamina se pasó a la más rupestre de la tortura. Sin necesidad de mostrar ningún indicio (solo su palabra), los opinadores de redes sociales opositores comenzaron a propalar la versión de que la delación de Requesens se obtuvo bajo tortura.

 

Un comediante y articulista escribió en Twitter que con los expertos torturadores del Sebin es muy posible que Requesens termine incluso confesando el asesinato de Antonio José de Sucre.

 

La pieza fundamental del trabajo de victimización del parlamentario implicado en el delito de magnicidio en grado de frustración fue la puesta en circulación de un video, atribuido a funcionarios del Servicio Bolivariano de Investigaciones (Sebin), en el que aparece Requesens vestido únicamente con un calzoncillo que presenta manchas de lo que parece ser excremento, tanto en la parte frontal como en la trasera.

 

El video se viralizó porque fue reenviado intensamente tanto por chavistas como por antichavistas. Los primeros lo acompañaron de comentarios despectivos o jocosos acerca de un joven que en numerosas ocasiones se había mostrado desafiante y agresivo. Los opositores, en tanto, lo mostraron como una evidencia de los tormentos y tratos inhumanos que estaría sufriendo el detenido.

 

Horas más tarde circularon más mensajes en Twitter y otras redes sociales en los que se muestran supuestas capturas de pantalla de la cuenta de Rafaela Requesens, hermana del detenido y presidenta de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela. De ser cierta esta versión (en el mundo de las redes todo está bajo sospecha), la dirigente estudiantil había difundido originalmente el vergonzoso video para generar la matriz de opinión de que Requesens está siendo torturado y vejado en la sede del Sebin. En tal caso estaríamos ante un falso positivo o una fake news, como suele llamársele.

 

Detalles del video

 

Unas imágenes tan difundidas experimentan, naturalmente, el escrutinio de miles de ojos. Espumando los comentarios vertidos en las mismas redes, dejando por fuera los que contienen expresiones de odio y segregación, pueden verse algunos detalles interesantes para analizar:

 

• No hay señales de tortura. La parte del cuerpo del detenido que se observa (todo, salvo la porción cubierta por el interior) no muestra evidencia de haber recibido golpes, quemaduras u otro tipo de traumas típicos de las torturas.

 

• La forma que muestra la parte baja del abdomen de Requesens es la característica de personas que se han sometido a drásticos tratamientos de pérdida de peso, como fue su caso.

 

• Las aparentes manchas de excremento en la ropa interior tienen una ubicación extraña, diferente a la que es de esperarse en alguien que “se hizo encima”, como el video pretende insinuar para reflejar las supuestas torturas o, al menos, un clima de terror psicológico.

 

• La mirada extraviada de Requesens (tanto en este video como en el del interrogatorio) no difiere mucho de la que quedó plasmada en fotografías que le fueron tomadas en diversos momentos de su figuración pública.

 

• El tatuaje del mapa de Venezuela que tiene el dirigente de Primero Justicia (ex AD) en el hombro izquierdo no incluye el territorio Esequibo. En redes, varios comentaristas señalaron que es una evidencia más de la postura de la derecha ante ese tema. Otros le restaron trascendencia al asunto. “Al menos no tiene todavía tatuado el mapa de Colombia o de Estados Unidos”, opinó uno de ellos.

 

(LaIguana.TV)