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Medallista de oro en Londres-2012, el esgrimista venezolano Rubén Limardo buscará en los Juegos Olímpicos de Rio-2016 dos preseas inspirado en un viejo consejo de su madre, que le ha servido para franquear barreras.

 

“Hay una frase que siempre recuerdo de mi mamá: mientras más altas sean las piedras, más alto hay que saltar para pasarlas”, dijo Limardo en entrevista con la AFP.

 

Abanderado de Venezuela en la cita de agosto, el atleta se propone reeditar el oro de hace cuatro años en espada individual y sumar una presea extra en la prueba por equipos, junto a Silvio Fernández y sus hermanos Francisco Limardo y Kelvin Cañas.

 

“Yo ya cumplí y ellos también tienen que cumplirle a nuestra Gaby que está en el cielo”, añadió.

 

Francisco es hermano de sangre, mientras Kelvin fue adoptado por su madre, Noris Gascón, a quien llamaban Gaby, tras quedar huérfano siendo niño. 

 

“Me siento orgulloso por competir junto a Francisco, Kelvin y nuestro capitán, Silvio Fernández”, manifestó Limardo, de 30 años, tras un acto promocional en el que decenas de aficionados luchaban por una foto con él.

 

Junto con Ruperto Gascón -tío y actual entrenador del campeón olímpico-, Gaby, fallecida en 2010, fue corazón de ‘Los Polaquitos’, proyecto que ayuda a jóvenes esgrimistas venezolanos a viajar a Polonia para entrenar y ha sido cuna de los Limardo y Cañas.

 

CAMINO DE ORO

Rubén Limardo admite que “no va a ser fácil” convertirse en el primer deportista venezolano que sube al podio olímpico más de una vez.

 

“Repetir la medalla de oro está en mente desde que terminó Londres-2012. Sí es posible. Si lo logré una vez, lo puedo volver a lograr y estoy en las mejores condiciones”, dijo el espadista nacido en Ciudad Bolívar (sur).

 

Con su triunfo hace cuatro años se convirtió en el segundo medallista dorado en la historia olímpica venezolana tras el boxeador Francisco ‘Morochito’ Rodríguez (México-1968).

 

Limardo pone especial énfasis en la prueba por equipos. “El entrenador se quiere ganar dos y estoy seguro de que este equipo de espada masculina va a luchar para traerse esas medallas”, indicó.

 

El espadachín afinca su esperanza en los éxitos cosechados en el ciclo olímpico, en el que el cuarteto ganó el oro en los Juegos Bolivarianos, Sudamericanos, Centroamericanos y del Caribe y Panamericanos.

 

“Es el equipo que ha llegado a ser número tres del ranking mundial”, resaltó.

Un obstáculo para Limardo, una de esas piedras de las que le hablaba su madre, es una lesión en la espalda que le afectó a finales de 2015, pero ya se siente “al 100% para buscar triunfos”.

 

“Sería fantástico que mis hermanos se llevaran a casa una medalla, porque es fruto del trabajo y el sueño de mamá con todos nosotros”, evocó.

 

Cañas, de 28 años, rememora los días en los que Gaby llevaba a ‘Los Polaquitos’ al gimnasio Jesús ‘Chuchú’ Gruber en Ciudad Bolívar. “Nos quedaba lejos”, contó con una sonrisa.

 

Cañas ha seguido los pasos de Rubén, a quien considera un “hermano mayor” aunque destaca la influencia de Ruperto Gascón sobre toda la familia.

 

“Lo de la esgrima comenzó en la casa cuando nuestro tío empezó en este deporte, se fue a estudiar a Ucrania y regresó con la meta de ser campeón olímpico y mundial”, recordó.

 

Gascón nunca materializó esa ambición, pero como maestro sí formó a un campeón.

 

LIMARDO PARA RATO

Hay Limardo “para mucho tiempo”, afirma el monarca, quien se visualiza compitiendo en Tokio-2020, aunque tiene claro qué quiere hacer cuando llegue el retiro.

 

Coquetea con la política. El año pasado se lanzó como candidato al Parlamento venezolano por el partido de gobierno y, aunque no fue elegido, recibió críticas de opositores.

 

“Me gusta la política, porque siento que podríamos ayudar mucho para que crezca el deporte (…) Fui criticado y seguiré siendo criticado, pero no me importa lo que diga la gente, porque yo tengo una visión, tengo una idea, y las ideas hay que proyectarlas”, dijo.

 

“Nadie le tira piedras al árbol que no da frutos y este es un árbol que da muchos”, agregó.

 

Mientras tanto, se concentra en Rio, donde espera seguir encumbrándose sobre las piedras que surjan en el camino.

 

(AFP)