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El porno generalmente no está hecho para el disfrute de las mujeres. Ni siquiera las escenas de sexo en las películas de cine comercial están dispuestas para que se sientan bien al verlas; no es un punto exagerado ni dramático, es simplemente lo que se ve. Resulta peculiarmente llamativo que todo lo que tenga que ver con la visibilidad de lo sexual esté enfocado a la mirada del hombre, pero no debemos olvidar que debido a una vieja creencia de que el hombre es más visual al momento de excitarse, generalmente nuestra realidad está configurada para “estimular” el ojo masculino, aunque esto signifique una omisión total a las necesidades eróticas femeninas.

 

“Un asalto sexual es un delito que afecta a la victima de tal manera que las remanencias son muy difíciles de abandonar y perturban cualquier sentido de realidad en la vida”.

Ahora, todo esto se torna más complicado si en una sociedad hipersexualizada, obediente a las “necesidades” sensoriales del hombre, con imágenes de violencia o arrebato, se inserta a una mujer que ha sido violada o sexualmente abusada. Seguramente pocas veces nos hemos puesto en su lugar y nos hemos percatado de que absolutamente todo lo que hagamos en cuestión de publicidad o entretenimiento lleva una connotación sexual que puede ser incómoda.

 

Sobre todo porque un asalto sexual es un delito que afecta a la víctima de tal manera que las remanencias son muy difíciles de abandonar y perturban cualquier sentido de realidad. Últimamente, y gracias a los medios masivos de comunicación, a las mujeres violentadas se les ha dado la oportunidad de hablar y manifestar su parecer ante lo ocurrido con su cuerpo, mente y sentimientos, abriendo nuevas posibilidades de reconocimiento, conciencia y ayuda en un conflicto social que debe detenerse en cuanto antes.

 

Atendiendo a esto, en 2014 una enfermera londinense llamada Pavan Amara, dispuesta a aportar un grano de arena para la causa, fundó una organización bajo el nombre de My Body Back, cuyo fin más grande es el de proveer servicios de ayuda y salud a victimas de violación. Aparte de los exámenes médicos y psicológicos que usualmente se proveen a estas mujeres, el lugar cuenta con un espacio llamado Café V, donde las asistente comparten sus experiencias y después discuten sobre temas relacionados con su cuerpo, seguridad y sexualidad.

 

Agendan pláticas y sesiones informativas sobre orgasmos, BDSM, fantasías, traumas, deseos, técnicas de sanación, temores y otros temas relacionados a sus experiencias pasadas; sin embargo, uno de los puntos recurrentes en cada reunión es entonces el cómo reintegrarse a una vida sexual sin salir lastimadas o huyendo. Y tiene toda la lógica del mundo, así, se han implementado charlas sobre los distintos procesos que cada una tiene para lograrlo.

 

Obviamente es algo que cuesta trabajo y la mayoría de las asistentes sólo se quiere ver involucrada sexualmente con su mano, sin ningún tipo de contacto masculino; no obstante, uno de los trabajos más fuertes en la organización es justamente volver a abrir el panorama y acompañar en esta toma de decisiones para que la paciente no viva siempre con estos miedos acechadores.

 

En este intento fue como se creó The Clit List, una herramienta web de My Body Back que se gestó tras escuchar a demasiadas mujeres que, intentando volverse a abrir camino por una sexualidad libre de complejos, culpas y temores, requerían de una estimulación que acompañara a la masturbación tradicional, pero encontraban que el porno era demasiado violento, misógino y les recordaba el momento en que fueron atacadas.

 

The Clit List es un servicio que ofrece a las sobrevivientes de un ataque sexual la posibilidad de hallar consejos y tutoriales en línea, además de porno que no promueva sus dolorosos recuerdos. El sitio no direcciona a videos, obviamente, de tinte patriarcal y en su mayoría han sido dirigidos o producidos por mujeres. El pornomainstream se caracteriza por actrices jóvenes y exuberantes que generalmente son tratadas con brutalidad o utilizadas como objeto; esta iniciativa se enfoca de tal manera en que las mujeres retratadas en esas historias sean participativas y sujetos de placer, que obtengan alguna satisfacción al estar involucradas en el coito.

 

Según la organización, además de todas sus otras actividades en apoyo a la mujer atacada, una de sus importantes metas es el romper con la tradición pornográfica de que el sexo es sólo un juego de hombres poderosos, un evento de degradación absoluta y una oportunidad de sometimiento total. Ante esto, The Clit List ofrece video también de BDSM o dinámica de poder, pero con la fabulosa característica de que en esos escenarios la mujer no es sólo objeto o dominatrix.

 

(culturacolectiva.com)