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La entrega del Premio Nacional de Literatura Stefania Mosca se llevó a cabo el pasado 28 de julio en la Sala Francisco de Miranda de la VII Feria del libro de Caracas, donde la presidenta de Fundarte Ifigenia Arellán en representación de la Alcaldía de Caracas, dio a conocer a los cuatro ganadores en sus menciones de crónica, ensayo, narrativa y poesía.

 

No es de extrañar que dentro del selecto grupo de escritores resalte el nombre de una mujer, Deisa Tremarias, escritora que logró hacerse con el galardón de poesía, con su futuro libro ‘Casa de viaje’.

 

Caraqueña de nacimiento, con orígenes españoles Tremarias inclinó su pasión por el mundo de la literatura, estudió Letras en la Universidad Central de Venezuela, y sin darse fue internándose en ese extenso mundo de los géneros literarios, hasta dar con la poesía, fue allí donde junto a un grupo de compañeras formaron un colectivo llamado “Las fulanas esas” el cual tenía como misión dictar talleres de creación y recitales poéticos en las zonas populares de la ciudad.

 

Durante la breve entrevista realizada a la poetisa se mostró emocionada y satisfecha de haber conseguido el premio, expresa con humor que es la tercera vez consecutiva que participa, “La tercera es la vencida, me siento muy feliz de que este poemario haya sido el ganador, tiene un significado muy especial para mí y toda mi familia” agregó.  

 

Casa de viaje está referenciado en la poesía testimonial, en los tiempos de la España de Franco y su dura dictadura; la abuela materna de Tremarias fue perseguida política por tener tendencias comunistas y anarquistas, durante esta persecución perdió gran parte de su familia, huyó a Francia donde fue recibida por el nazismo y finalmente llegó a Venezuela donde Marcos Pérez Jiménez establecía un régimen dictatorial.

 

Desde muy pequeña Deisa escuchó estas historias, aprendió a vivirlas y a sentir cada paso recorrido en la búsqueda de la supervivencia, a través de esos relatos que su abuela le contaba, conoció las calles llenas de incertidumbre, el horror de la guerra y asimiló su casa como algo más que cuatro paredes, para convertirla en el espacio de la memoria, de la identidad familiar.

 

“Cuando me enteré del Premio Nacional de Literatura Stefania Mosca me motive mucho, el ámbito literario debe tener más premios como estos, me gustó el hecho de que se haga en honor a una mujer”, fueron las palabras de Tremarias, quien al saber que su poemario había resultado ganador confesó sentirse impactada, feliz por haber logrado más allá del ego, una reivindicación familiar, “Mi abuelita lloró de felicidad, fue una sensación bien linda que ella en vida haya podido disfrutar junto a mí de su legado transformado en poemas”.

 

Entrevista

 

Aunque confiesa no estar acostumbrada al uso de las redes sociales, la galardonada poeta caraqueña, Deisa Tremarias (27), ya recibe la atención de la opinión pública y forma parte de un círculo exclusivo de escritores ganadores del Premio Nacional  “Stefania Mosca” mención poesía otorgado por Fundarte.

 

Narradora de nacimiento y de raíces españolas, Deisa empezó a codearse con hacedores de cultura desde la conformación del colectivo “Las Fulanas Esas”, cuya misión es embadurnar de prosas y versos a los barrios y zonas populares de la capital.

 

Es graduada en Letras de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y aspiraba ser una escritora de talla desde 2005, pero su inspiración le precede desde la niñez. Este año ganó con su poemario Casa de viaje, en cuyas páginas aparecen alegorías a la Guerra Civil española.

 

Deisa confesó a PRIMICIA estar “abrumada sin duda. Representa para mí una meta alcanzada (…) el Premio Stefania Mosca es  en honor a una escritora venezolana de gran calibre”. 

 

A su juicio las escritoras conviven en un mundo cerrado que les pone trabas. 

 

“Las mujeres todavía luchamos con etiquetas de  ‘literatura femenina’ y ‘poetisa’. Cuando replicamos eso nunca falta alguien rezongando y menospreciando”, reflexionó.

 

Fundamentos poéticos

 

–La poesía como arma social, ¿a qué alude esta consigna?

 

–Al poema del gran Gabriel Celaya. Es la consigna del colectivo del cual formo parte, “Las Fulanas esas”, la poesía como herramienta transformadora de lo que queremos cambiar.

 

–Debatir sobre algún canon, desmontar alguna mascarada, ¿aspira eso la poesía?

 

–La poesía aspira a ser por sí misma algo. Cada quien le pone la cara a ese espejo y agarra lo que puede de ese reflejo.

 

–¿En los versos está todo escrito?

 

–Esa es la pregunta del uroboro, si todo está escrito aún no lo sabemos todo y en ese saber seguimos escribiendo, mordiendo la cola.

 

–El poeta es, como indica Rafael Cadenas citando a John Keats, ¿un ser que carece de identidad?

 

–La poeta construye una identidad siempre pero desde la otredad. Esa capacidad de ser otro da la pauta, un actor de teatro no es bueno por ser él sino por expresar en su interpretación a otro, así la poeta.

 

–¿Cuáles baluartes busca rescatar la poesía moderna?

 

–¡Válgame!, ¿qué son baluartes actualmente? La poesía de cualquier época debe buscar interpretar ese mundo interno y externo sin complacencias.

 

Antiquísimo hangar

 

–Surge de lo leído la siguiente interrogante, ¿tu trabajo hurga en los vástagos entrecejos de la memoria o forma parte de un proceso de ficción y falsedad?

 

–Bueno, este poemario Casa de viaje fue un arduo proceso de ensamblaje basado en historias de familiares de guerra y exilio con las que crecí. Fue grabar a mi abuela como sobreviviente de esas guerras y dictaduras fascistas europeas y latinoamericanas y transcribirlas. Luego escuchar, una poeta que no escucha no sirve. Luego leer, leer mucho de poetas exiliados por esa causa (guerra civil española). Lorca, León Felipe, Juan Ramón Jiménez, poetas que aludieran a la memoria como Hanni Ossot, entre otros. Fue investigación, escuchar e ir seleccionando imágenes e ir dándoles una voz acorde. Un trabajo emocionalmente fuerte.

 

–En tu poesía se desprende un hilo nostálgico, un vestigio, una añoranza, ¿es la emoción el arma principal de tu prosa?

 

–La emoción no lo rige todo a la hora de escribir, pero es crucial en quien lee. Cuando se escribe hay que dejar reposar las emociones y darles forma y fondo que las sustente. Soy profundamente melancólica.

 

–¿La conexión histórica, el conocimiento y el verbo histriónico son baluartes de tu trabajo?

 

–Tienen cabida en lo que hago, porque son influencias que me ayudaron a pulir, pero no son las únicas.

 

El silencio necesitado

 

–¿Cambió su vida después de este prestigioso reconocimiento?

 

–Bueno, no soy muy de vida social en redes, pero han llegado las cosas normales tras la premiación; notas, entrevistas, gente interesada en el trabajo literario que se hace y así.

 

–¿Cuál es la rutina que sigue Deisa Tremarias?

 

–El ritmo de la ciudad y mi familia no da como para una rutina.

 

–¿En qué momento escribes?

 

–Escribo cuando tengo silencio y algo rondando la cabeza.

 

–El poeta es, en teoría, una figura taciturna, melancólica y ensimismada, ¿entra usted en este estereotipo?

 

–Pues sí soy bastante eso, pero no me limito. Amo hacer reír a la gente que quiero, bailar, pintar y compartir así las cosas más sencillas.

 

–La luna es musa de muchos poetas, como por ejemplo Becquer, ¿encuentra como fuente de inspiración la naturaleza o como poeta se aboca a la naturaleza humana?

 

–La luna es guapa sí; da para mucho afortunadamente. Me gustan ambas naturalezas.

 

–Su poeta nacional favorito…

 

–Aquiles Nazoa. Le tenemos una deuda pendiente como autor en promoción y difusión de su obra en el país.

 

–Su poeta favorito…

 

–Wislawa Szymborska.

 

–¿Lee solo poesía o encuentra interesante la narrativa clásica?

 

–Me encanta la poesía, pero más que narrativa clásica como marca temática, disfruto mucho la narrativa ingeniosa, lúdica, que pone a pensar al lector.

 

–Algunos tips para iniciarse en la poesía…

 

–Leer mucho, pero no cualquier bazofia. Leer a los grandes universales, en Latinoamérica y nuestro país. Luego de hacerlo, vivir mucho para entender la realidad desde una perspectiva amplia y así nombrarla en lo justo cuando se escribe.

 

(primicia.com / fundarte.gob.ve)

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