Un hecho insólito ha marcado la mañana de este viernes en Madrid: la aparición de un cachalote varado en el río Manzanares. La noticia era difundida a través de las redes sociales ante la perplejidad de los usuarios, alcanzando el ‘trending topic’ nacional con el ‘hashtag’ #UnCachaloteEnMadrid.

 

Incluso el ayuntamiento de la ciudad informó a través de su cuenta oficial con un misterioso mensaje, que confirmaba la aparición del cetáceo en el centro de la ciudad y prometía «toda la información» en breve: 

 

Efectivamente, como pudimos comprobar in situ, había un enorme cachalote varado en el río Manzanares, y la escena era impresionante. Varios transeúntes curiosos se congregaban en las inmediaciones del Puente de Segovia para contemplar al gigantesco animal que yacía bajo el intenso sol de Madrid.

 

Algunos tomaban fotos o se hacían ‘selfies’ en medio de la insólita escena, otros se limitaban a mirar con perplejidad o suspicacia, y varias personas se acercaban a preguntar a los operarios con monos blancos de la ‘International Whale Association’ [Asociación Internacional para las Ballenas] que cuidaban del cetáceo.

 

Uno de ellos, Bart, nos explica que este ejemplar de cachalote «apareció en el río sobre las cuatro de la mañana». «Aún no sabemos como ha llegado hasta aquí –admitió–; es una especie que habita en el mar, y aunque ocasionalmente hay algunos que se internan en los ríos, este caso es muy extraño porque estamos en una zona muy interior del país». 

 

Bart confirma que el animal lleva unas cuatro o cinco horas sin vida, y que están esperando por los resultados de las primeras pruebas para determinar exactamente la causa de su muerte. Además, explica que están tomando muchas precauciones con el tratamiento del cadáver, porque su descomposición al sol podría generar una crisis higiénica, en parte debido a que los cetáceos llevan en su cuerpo muchas de las sustancias contaminantes con las que desgraciadamente conviven en el mar. 

 

Bart miente. Y está bien que lo haga: es parte de su trabajo. Bart Van Peel es el director artístico de esta ‘performance’ titulada ‘Whale’, que utiliza la impresionante escultura hiperrealista de un cachalote para concienciar, por la vía del shock y del surrealismo, de los peligros derivados de la contaminación de los océanos y del perjuicio que causa específicamente a esta y a todas las especies marinas. La ‘International Whale Association’, por cierto, no existe; es parte de la cuidada escenificación.

 

Van Peel está al frente del colectivo belga Captain Boomer, responsable de esta acción que se enmarca dentro del programa cultural CiudaDistrito, que abarcará actividades relacionadas con la música, el teatro, la narrativa, el turismo urbano y diferentes facetas creativas y artísticas.

 

«Simplemente tienes que sentirlo»

 

«Lo que hacemos es plantear un juego entre la ficción y la realidad», nos confiesa finalmente Van Peel, explicando que la intención de esta puesta en escena es «crear un sentimiento de asombro, basado en esta brutal confrontación con la muerte, con la fuerza de la naturaleza».

 

Muchas de las personas que se acercan a contemplar al cachalote ya están al corriente, debido a la inevitable inmediatez de las redes sociales y los medios de comunicación, de que se trata de una iniciativa artística. Otros transeúntes desavisados simplemente se encuentran con la escena y por mero sentido común lo empiezan a sospechar.

 

No obstante, Van Peel considera que «esta molesta confusión entre ficción y realidad contiene el mismo tipo de incomodidad y asombro que hay en nuestra relación con la naturaleza, y esa es la razón por la que tratamos de mantener la ficción durante tanto tiempo como sea posible, incluso en nuestra relación con las personas que se acercan a preguntar». 

 

«Lo que encontramos alrededor de este cachalote es un gran espectro de emociones –continúa explicando el director artístico–. Vemos tristeza, vemos el entusiasmo del encuentro con un animal gigante que no es habitual ver, vemos sensaciones de alivio cuando se dan cuenta de que no es una tragedia real, y las personas más extrovertidas empiezan a hablar entre sí sobre arte, pero también sobre la naturaleza».

 

Van Peel cree que, a su manera, el cachalote, en tanto que pieza artística, también ‘dice’ algo. «Desde su propia naturaleza está diciendo: ‘Aquí estoy, mírame, me rindo, estoy exhausto. Estoy a tus pies y te pregunto qué vamos a hacer ahora’. Y creo que eso inmediatamente apela a las personas; ni siquiera hace falta explicarlo, porque cuando te encuentras con un animal de este tamaño muriendo cerca de ti, sientes claramente que algo va mal, que hay una distorsión, que este animal debería estar en el agua… no puedo explicarlo, simplemente tienes que sentirlo». 

 

El colectivo Captain Boomer ya llevó a cabo esta misma acción en París en julio del año pasado. Situaron su escalofriante escultura junto al río Sena y trataron de crear allí el mismo «espectro de emociones», con la misma intención que en Madrid: quebrar la habitual capa de indiferencia que cubre las consciencias individuales y filtrar algo de empatía medioambiental por las grietas emocionales que lograran producir con el impacto. 

 

(RT)