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La carta enviada por María Corina Machado al presidente chino Xi Jinping no es un capricho de niña malcriada. Debe ser interpretada como lo que es: una advertencia de Estados Unidos a la potencia asiática.

 

Washington, hablando por boca de esta criatura de la ultraderecha local (salida directamente del seno de la burguesía criolla), ha sido claro con Beijing: una vez que logren poner en el gobierno a uno de sus lacayos, estos se van a negar a pagar la deuda que Venezuela ha adquirido con China, de manera que tendrán que echarla a fondo perdido.

 

Es un mecanismo más del bloqueo económico contra los países que no hacen la voluntad del imperio: tratar de impedir que terceras naciones les otorguen financiamiento o inicien con ellos grandes planes de inversión. En el caso venezolano, la asfixia financiera tiene varios pivotes: la ofensiva contra la estabilidad del mercado petrolero es uno; la campaña de la banca internacional y las calificadoras de riesgo que difunden informes sobre un presunto default de la deuda venezolana, es otro. La estrategia se complementa con la generación de dudas y temores en los países aliados, con el propósito de disuadirlos de brindar apoyo a Venezuela. En eso anda la vocera del ala pirómana de la oposición.

 

¿Quién es esa señora para escribirle al presidente de China?, se preguntaba en estos días una compañera de tertulia política. Objetivamente hablando, no es representante oficial de la oposición; tampoco es una líder de gran proyección, según lo que muestran las encuestas. El respaldó que tuvo la propuesta de “la Salida”, que ella adelantó junto a Leopoldo López, se desgastó rápidamente y en buena medida se transformó en rechazo. ¿Entonces, por qué se atreve a hablar así? Pues, porque se siente guapa y apoyada por sus jefes del Norte. Ella sabe que la cancillería china sí tendrá en cuenta su carta y probablemente le envié un informe al presidente Xi explicándole qué pito toca esta cristiana, de qué ventrílocuo es muñeca. Sabe que le dirán que sus palabras no son suyas, sino de Washington y de las fuerzas tradicionales  de la economía mundial que están dispuestas a todo para frenar el avance chino sobre lo que había sido otro dominio natural del capitalismo occidental: el endeudamiento de los pequeños países.

 

Con la jugada de la carta y otras acciones, Machado también da señales hacia dentro de la oposición sobre quién es la persona preferida de los gringos en estos trópicos irredentos. En estos primeros días de 2015, ella está ocupando espacios que ha dejado vacíos la alicaída MUD, es decir, tratando de desplazar al candidato presidencial permanente, Henrique Capriles Radonski. Al mismo tiempo, está encabezando las acciones guarimberas que comienzan a tomar cuerpo nuevamente, o sea, intentando echar al olvido a Leopoldo López. Como solía decir el comandante Chávez: “el que tenga ojos, que vea”.

 

Por Clodovaldo Hernández / [email protected]