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El desprecio que recibió Iris Daniela Peña Durán (15), por parte de su madre y las constantes discusiones con su hermana mayor, de 17 años, la llevaron a quitarse la vida, en la casa de su padre. Meses atrás trató de cortarse las venas. Cercanos alegan que su madre además la maltrataba y humillaba. Soñaba con ser enfermera y montar una casa de refugio para niñas embarazadas.

 

Iris agonizó durante 26 horas y media mientras que los médicos del Hospital Coromoto luchaban por curarles las quemaduras que sufrió en 98% de su cuerpo.

 

Devastado, llorando y aferrado al hombro de una amiga, Onorio Peña, padre de la joven, contó en la morgue que su hija “estaba falta de amor”. Recordó que desde diciembre de 2015 no sabía de sus hijas, porque no le escribían ni llamaban.

 

Onorio Peña, respiraba, limpiaba sus lágrimas y expresó que tenía más de diez años que se separó de su esposa. Las hijas, “como en todo núcleo familiar”, discutían. “Que si era la única que limpiaba, que si hacía todo y de paso lavaba los platos, cosas de niños”. Pero el pasado 28 de julio, lo llamó la madre de sus hijas, para notificarle que Iris Daniela se había tratado de cortar las venas de las muñecas.

 

Al siguiente día la buscó, su madre le dijo que ella quería vivir con él y entonces el padre la ayudó a preparar una maleta con sus cosas para mudarse desde el sector La Cañaita a San Ignacio, ambos del municipio Santa Rita. “Trataba de no regañarla, de hacer todo por ella para que no estuviese triste. El padre y la hija formaron un vínculo “bonito”, todos los días hablaban y se divertían. “Ella tenía muchos planes, me decía que quería ser enfermera y crear un refugio de niñas embarazadas que sus padres las echan de sus casas”.

 

Onorio, que es electricista independiente, reunía para festejarle, dentro de nueve días, su cumpleaños. La pequeña le decía que si no tenía el cómo hacerlo que invitaría a una amigas a su casa para conversar o que la llevase a comer pizza. “Y no la pude llevar, ni logré hacerle su fiesta, ni verla reír y jugar con sus amigas”, puesto que la niña, en su depresión, agarró un pote con gasolina y se encerró en el baño, el pasado jueves a las 4.30 de la tarde.

 

Iris vació el líquido volátil en su cuerpo, encendió un yesquero y se prendió fuego. Los gritos de la niña se escucharon en toda la casa y seguidamente explotó el baño por los gases acumulados. La joven trató de revertir su acción, abrió la puerta y en ese momento su padre llegó. Le apagó las llamas, la cargó y en un carro particular la llevó al Hospital Dr. Senen Castillo Reverol, de inmediato la trasladaron en una ambulancia hasta el Hospital Coromoto de Maracaibo.

 

El padre, se quedó en silencio, tomó aire por segundos y siguió. Ayer, antes de que muriera, una médico le permitió acceso a la Unidad de Quemados, se le acercó y le pidió que sea fuerte y se recuperaba. “Le dije recuerda lo que me dijiste mi niña, tú y yo para siempre juntos”. La abrazó, le expresó que la quería y antes de que la entubaran exclamó “papi te amo”.

 

La Policía científica conoció del caso y se acercó hasta el hospital para tomar declaraciones de la familia y determinaron que se trató de un suicidio. Llevaron a la pequeña hasta la morgue para hacerle la necropsia de ley. La familia la trasladó hasta la casa de su padre, donde efectuarán los actos velatorios y mañana el darán santa sepultura.

 

(noticiaaldia.com)

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