En la bandera de Estados Unidos, las estrellas en el cuadro azul simbolizan los estados que forman su país. La primera bandera, de 1777, tenía 13 estrellas simbolizando igual número de colonias británicas que se declararon independientes aquel célebre 4 de julio de 1776.

Históricamente, la bandera estadounidense ha sido modificada cada vez que se incorpora un nuevo estado: en total, han habido 26 cambios hasta 1960, cuando Hawaii se convirtió en el Estado número 50 del país.

 

Todos conocemos la historia de cómo la política expansionista estadounidense logró la anexión de grandes territorios de México, como Arizona, Texas o California, por lo que esas estrellitas no son tan románticas como muchos quieren hacer ver.

La imagen que presentó Sebastián Piñera en la reunión que sostuvo con Donald Trump en la Casa Blanca el pasado 28 de septiembre de 2018 es estúpidamente delatora de lo que es su forma de pensar. En ella, se ve una bandera estadounidense, pero si la vemos con más detalle, veremos una pequeña bandera chilena incrustada en ella.

 

La imagen ha causado mucha controversia no solo porque la bandera de Chile, incrustada dentro de la estadounidense, es al menos 25 veces más pequeña -lo que da la idea de subordinación e insignificancia- sino porque la estrella del pabellón chileno se funde con las estrellas de la bandera estadounidense, dando a entender que Chile ahora es una nueva provincia de los Estados Unidos. ¡Es como decir que los gringos se anexaron su país!

Y que esta imagen se presente en una reunión entre los jefes de Estado de ambas naciones es aún más significativo. ¡Es como decir que Piñera está entregando su nación ante Trump!

Yo no soy chileno, pero como persona que cree en la integración de nuestros pueblos y en el que algún día se haga realidad el sueño de Bolívar y Chávez de una Latinoamérica Unida, esta imagen me ofende tanto como de seguro ofende a cualquier chileno que ama a su Patria. Toda nuestra solidaridad con ellos.

 

(El espacio de Lubrio)