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Los sueños de Yulimar Rojas van más allá de una presea de plata en el salto triple de Río 2016, la  caraqueña  se colocó  un reto alto: emular a su entrenador cubano Iván Pedroso.

 

De vuelta al país, la noche de este miércoles,  Yulimar  conversó bastante con el presidente de la República, Nicolás Maduro, quien la condecoró con la orden Francisco de Miranda en su primera clase.

 

“Te queremos Yulimar, te reconocemos, y sabemos que tú representas la Patria buena que se ha levantado estos 20 años de lucha … Yulimar va a la vanguardia, adelante, abriendo camino a su generación y a otras generaciones2, expresó el Mandatario nacional.

 

En marzo de 2015, Maduro había premiado a la atleta  con la Orden José Félix Ribas, por haberse convertido en la primera venezolana campeona mundial adulta de atletismo. 

 

“Estaba ansiosa de llegar a mi país, estaba ansiosa de ver mi familia de celebrar esta medalla”,  manifestó en el Palacio de Miraflores junto con  su madre Yulexcis Rodríguez, su padre de crianza, Pedro Zapata y su hermana Yerilda Zapata. 

 

Habló con entusiasmo del próximo ciclo olímpico para ir a Tokio 2020 y hasta se atrevió a decir que  irá por la presea de oro. “Mi próximo ciclo olímpico va a ser mejor que Río. Voy a tener mejor preparación. Esta preparación estuvo muy buena (…) En Tokio, trabajando como venimos, con perseverancia, vamos a buscar, no una medalla de plata, sino una medalla de oro para Venezuela”.

 

En Río 2016 la reina del atletismo nacional  saltó 14.98 metros para escoltar a la colombiana Catherine Ibargüen (15.17), para brindarle una alegría indescriptible al país, que esperó 64 años para ver nuevamente a la disciplina de puista y campo en un podio olímpico, luego del bronce del zuliano Asnoldo Devonish en el salto triple de  Helsinki 1952.

 

Relató  que le gustaría ser como su entrenador Iván Pedroso, quien conquistó nueve títulos mundiales  y una medalla de oro olímpica en el salto de longitud. Contó que se sorprendió cuando un joven  que la masajeaba no supo quién era Pedroso, pero cuando  leyó su palmarés  se sorprendió gratamente.

 

Rojas, de 1,92 metros de estatura,  intentó jugar voleibol, luego que la Vinotinto de la malla clasificó a Beiging 2012, hasta que  se enamoró del atletismo  en el estadio Salvador de la Plaza, del complejo deportivo Simón Bolívar.

 

De la lesión en una rodilla, que le impidió participar en la parada de la Liga de Diamante en Suiza, dijo que  ya estaba recuperada. “ Voy a ir a que mi médico aquí”.

 

“A cada lugar que llego digo con orgullo que soy venezolana”, agregó  la  segura ganadora del Atleta del Año  en este 2016.

 

(Panorama)