Acordes, talento y fusión marcaron la vida de uno de los representantes más destacados de la escena musical criolla, hombre que con visión de futuro le ofreció a los melómanos la oportunidad de vibrar al ritmo de melodías inéditas dispuestas para conquistar a otros públicos.

 

Aldemaro Romero supo conjugar la sonoridad característica de la región latinoamericana y convertirla en una interpretación entonada por diferentes colores vocales para marcar una tendencia que revolucionó e influyó en el cancionero continental.

 

Las influencias que repercutieron en la creación de su música fueron atribuidas a sus conocimientos sobre los sonidos folclóricos, populares y contemporáneos venezolanos, los cuales, además de hacerlo acreedor de numerosos reconocimientos, lo inspiraron a lo que sería su melodía de vida, la onda nueva.

 

Derivada de una mezcla del joropo, jazz y la bossanova brasileña, la onda nueva se convirtió la modernización de los sonidos autóctonos criollos, que concibió Romero, quien renovó la forma de hacer, leer, y entender la música que se hacía en Venezuela antes de 1968.

 

Las alternativas y el afianzamiento de las nuevas fusiones que presentaba le abrieron los caminos para incorporar su novedad en las orquestas sinfónicas del país, esas, que dirigió y conoció a fondo cuando se desempeñó como director y creador en la década de los 70 de la ya desaparecida Orquesta Filarmónica de Caracas.

 

La versatilidad de sus ejecuciones permitió la apertura interpretativa no solo del hasta ese momento, hermético mundo de la sinfonía criolla, sino que impulsó el movimiento de la onda nueva por medio de festivales, que durante los años 70 presentaron a artistas internacionales como Juan Gabriel, Armando Manzanero, Franck Pourcel, Astor Piazzolla, Marco Antonio Muñíz, entre muchos otros.

 

Los venezolanos también se sumaron a la nueva tendencia: Alfredo Sadel, Mirla Castellanos, Carlos Almenar Otero, Henry Stephen y Carlos Morean, se fueron posicionando en el gusto de los melómanos del mundo.

 

Empero, la trayectoria musical de Romero, no se limitó a la interpretación de la modernidad musical, que desde temprano vislumbró como el futuro de las tonadas que se impondrían años más tarde, pues, su relación con los sonidos le abrió la brecha para moverse entre todos los géneros que le interesaron.

 

Desde el bolero hasta las orquestas bailables y de estudio formaron parte de su legado. Y fue la consolidación del famoso álbum Dinner en Caracas, el que mostró al mundo lo mejor de la música latinoamericana popular interpretada por criollos y extranjeros.

 

En una oportunidad el crítico musical Eleazar López Contreras afirmó: «Al revisar su hoja artística, podemos decir que Aldemaro Romero fue el músico más completo, más polifacético, más innovador y de mayor talento que ha tenido Venezuela».

 

Nacido el 12 de marzo de 1928, el maestro Romero influenció la industria musical venezolana debido a sus «atrevimientos» y conocimientos, que implementó con las técnicas más novedosas de su época.

 

Su gusto por las artes musicales lo llevaron a recorrer el mundo al compás del bolero, el jazz, el mambo, la música popular criolla, así como los sonidos contemporáneos y las fusiones que definieron su trayectoria.

 

Su carrera dejó una discografía de más de 30 trabajos que contaron con el reconocimiento nacional e internacional.

 

También recibió reconocimientos como el Premio de la Paz, otorgado por artistas rusos; y participó en encuentros internacionales como el Festival de las Palmas en España y el Festival musical de los Juegos Olímpicos de Grecia 2004. Además de ser reconocido en Venezuela con las órdenes al mérito Andrés Bello, Francisco de Miranda y Diego de Losada, entre otras.

 

El 15 de septiembre de 2007 Aldemaro Romero fallece en Caracas. Posteriormente, diversos artistas criollos rindieron homenaje con conciertos donde recordaron las melodías que hicieron historia.

 

Los acordes de la onda nueva volvieron a los escenarios, cuando en 2008, la Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho, bajo la dirección del maestro Rodolfo Saglimbeni, interpretó el legado que elevó a Romero como uno de los músicos más intrépidos de nuestra tierra.

 

(AVN)

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