Venezuela debería diseñar de inmediato una reforzada política de seguridad fronteriza para hacer frente a la amenaza que significan las actitudes hostiles de los países vecinos, especialmente con el gobierno electo de Brasil, aconsejó el intelectual Luis Britto García en entrevista con LaIguana.TV.

 

-¿Con el triunfo de Bolsonaro se cierra una tenaza sobre Venezuela?

 

-Brasil es casi la mitad de la superficie y de la población de América del Sur, es muy decisivo por la magnitud de su economía, es el eje fundamental del Mercosur y tiene una política exterior muy activa, que a lo largo de la historia ha sido expansionista. Eso puede significar una amenaza, según las actitudes que pueda tener Bolsonaro. Pero Brasil es un país con enormes problemas y si se observa que cerca de 45% del electorado votó por una posición próxima a la del Partido de los Trabajadores, es previsible pensar que el nuevo presidente tendrá una oposición fuerte. Además, está claro que las medidas que va a aplicar no van a solucionar los problemas sociales de Brasil sino que los van a empeorar a corto plazo, por lo que es muy probable que el país se vea implicado en una situación muy conflictiva, tal como ya lo está Argentina. Eso podría disuadir a Bolsonaro de iniciar agresiones abiertas y frontales contra Venezuela.

 

-Al parecer, una de las promesas que le funcionó a Bolsonaro es la mano dura contra la delincuencia. ¿Podemos sacar alguna experiencia de eso?

 

-Sí. Aunque siempre puntualizó que la idea de la inseguridad en Venezuela se deformó con una encuesta del Instituto Nacional de Estadística en 2009, que dijo que ese año habían ocurrido 23 mil homicidios que causaron 19 mil fallecimientos… Eso da una idea de la irrefutable metodología de esa encuesta que es todo un éxito del humorismo involuntario. La verdad es que ese año no hubo 75 homicidios por 100 mil habitantes, como decía la encuesta, sino 33. Es un nivel grave, que además ha subido, pero no tan exagerado. De todos modos tenemos que hacer frente a esa situación. Ahora, hablando del caso brasileño, una mano dura como la que predica la derecha es algo de cuidado. ¿Quién la va a aplicar? Criminales empedernidos disfrazados de policías que no necesariamente van a liquidar delincuentes sino que pueden barrer a una cantidad de gente honesta, de falsos positivos e instaurar un negociado colosal de la violencia. Ninguna política de mano dura ha tenido éxito en disminuir las tasas de delincuencia. Lo que puede bajarlas es procurar que la población tenga acceso al bienestar social, y eso no se logra matando marginales.

 

-¿Con un nostálgico de la época dictatorial en la presidencia de Brasil, se podría generar una escalada represiva entre gobiernos de derecha en Suramérica, parecida al Plan Cóndor?

 

-Sí, seguramente esos gobiernos de derecha tendrán planes de cooperación de terrorismo y crímenes de lesa humanidad en consorcio con las agencias de seguridad de Estados Unidos. Unas agencias que en EEUU han violado el derecho de sus propios ciudadanos, que mantuvieron prisiones clandestinas en otros países, evidentemente que van a cooperar con los gobiernos de estos países que se han tornado electoralmente hacia la derecha. Por eso debemos analizar muy bien qué actitud vamos a tomar. Tenemos que hacer frente a la situación y la respuesta no puede ser no hacer nada. No podemos seguir sin controlar las fronteras o sin aplicar medidas de seguridad y protección del Estado. Este nuevo cuadro obliga a un replanteo extremo de la seguridad y la defensa de la nación. Se trata de un peligro flagrante en las fronteras. Hay que tener conciencia de las doctrinas estratégicas que plantean dividir a Venezuela en varios países y tomar conciencia de que  tenemos vecinos muy adheridos a esas doctrinas y que tienen enormes contingentes militares. Tenemos que diseñar una política de seguridad. Debería estar diseñada hace tiempo. Debería estar lista en las próximas veinticuatro horas.

 

-¿Cuáles cree que serán las primeras acciones de Bolsonaro?

 

-Eso es fácil de pronosticar. Basta ver en Internet qué plantea el consenso de Washington: abrir completamente el país a los capitales extranjeros, prometerles créditos, exenciones tributarias, ventajas superiores a las que disfrutan los brasileños. Esa es una cartilla tan clásica que se puede predecir sin bola de cristal.  

 

(LaIguana.TV)