Los medicamentos que faltan en las farmacias del país no han podido ser adquiridos a causa de las represalias económicas aplicadas por el Gobierno de Estados Unidos. No se trata de una excusa ni de la búsqueda de un chivo expiatorio. Es la realidad que subraya el viceministro de Salud para las áreas de Recursos, Tecnología y Regulación, Gerardo Briceño, con cifras y datos concretos en la mano.

 

Briceño, un ingeniero industrial que ha trabajado durante toda su carrera profesional en el área sanitaria, conversó con LaIguana.TV acerca del combate que se libra, prácticamente con las manos atadas, para atender las necesidades regulares de la población en materia de medicamentos y, adicionalmente, para hacer frente a brotes de enfermedades como malaria, sarampión y difteria.

 

El funcionario habló también de la necesidad de enfrentar la desviación moral de quienes creen que los medicamentos y los equipos suministrados por el Estado a los centros de salud son oportunidades para su enriquecimiento personal.

 

A continuación, una versión del diálogo sostenido por Briceño con el periodista Clodovaldo Hernández:

 

-Sabemos que se ha emprendido una ofensiva importante contra la malaria. ¿En qué consiste?

 

-Más que una campaña contra la malaria es una acción constante contra varias enfermedades. La malaria es una enfermedad que siempre ha existido en Venezuela, pero ha arreciado en el estado Bolívar, sobre todo porque ha sido introducida desde Brasil por la actividad de los mineros. En la actualidad hay una movilización importante de población por el desarrollo del Arco Minero. El Ministerio de Salud ha emprendido acciones de entrega de medicamentos, información a la población, control del vector y diagnóstico rápido de la enfermedad. Hemos trabajado en conjunto con los viceministerios de Salud Integral y Salud Colectiva y con la Organización Panamericana de la Salud para entregar tratamientos en Bolívar y los estados cercanos donde ha habido focos. En algunos estados son focos pequeños que hemos podido atacar rápidamente, en otros se ha diseminado un poco más, pero también le hemos dado respuesta. La política ha sido entregar todo el medicamento que necesita la población. Los medicamentos deben ser rápida y oportunamente distribuidos, sin ninguna traba. Las autoridades regionales y locales tienen instrucciones de entregar el tratamiento completo a cada persona enferma. Esto ya ha reportado un descenso en los casos de malaria y tenemos la seguridad de que la curva comenzará a bajar. Sabemos que ahora es necesario un esfuerzo importante en el control del vector a través de la fumigación intradomiciliaria y el suministro de mosquiteros impregnados con insecticida a las personas enfermas para impedir que los vectores transmitan la enfermedad a personas sanas.

 

Indicó Briceño que adicionalmente se está formando a las personas capacitadas para identificar la malaria en cada una de las regiones afectadas. Se trata de una red de microscopistas que pueden hacer el llamado diagnóstico de gota gruesa, que permite saber rápidamente si una persona padece el mal para iniciar de inmediato el tratamiento. Con esa estrategia se espera que en los próximos dos meses haya una mejora importante de la malaria.

 

El viceministro confía en que las acciones emprendidas tendrán un impacto similar al que se ha logrado en el último año para controlar los brotes de sarampión y difteria, enfermedades en las que se ha logrado un descenso de 97 y 95% de casos reportados, fundamentalmente mediante el plan de vacunación, información y prevención. “El vicepresidente Social, Aristóbulo (Istúriz) dijo que la meta es llevar el plan de vacunación a 99% de cobertura. Todo el Estado está enfocado en ese programa de de inmunización de la población infantil”, aseguró.

 

-Volviendo al tema de la malaria, hace unos meses el director del programa de la Organización Mundial de la Salud, Pedro Alonso, dijo que la de Venezuela era la situación más grave de América y que les preocupaba que los migrantes venezolanos exportaran la enfermedad. ¿Cuál es la situación que reconoce el Gobierno en este aspecto?

 

-Reconocemos que hay un brote de malaria que se suma a una situación que ya existía. Siempre hubo malaria en el país, aunque un poco más controlada. Si es cierto que es una enfermedad que se lleva de un país a otro, pero en este caso ha venido desde otras naciones hacia Venezuela. El inicio del desarrollo del Arco Minero ha atraído a extranjeros que buscan oportunidades en esa región, aunque esto contradiga lo que señala la derecha. Muchos venezolanos de las ciudades también se han movilizado hacia allá. Ese tránsito de población por la zona tradicional de malaria ha traído como consecuencia que el vector no controlado pueda afectar a una mayor cantidad de personas. Por eso el caso más importante es en uno de los municipios del estado Bolívar. No es cierto que estemos exportando la malaria porque esa enfermedad ya estaba en Brasil y en Colombia. Ha existido siempre en Latinoamérica. Lamentablemente en Venezuela hemos tenido un incremento en el número de casos, producto de la falta de control del vector, pero estamos actuando fuertemente en eso.

 

Briceño señala que en esta materia de enfermedades que se exportan o importan, Venezuela ha sido más bien un país receptor. Así ocurrió en los casos de sarampión y difteria, males erradicados en el país que volvieron procedentes de Colombia y Brasil, según casos médicamente comprobados de personas que infectaron a la población local. “Lamentablemente esa población no estaba inmunizada, pero ahora estamos haciendo el énfasis en la vacunación de los niños”, dijo.

 

El bloqueo daña a los enfermos más que al Gobierno


-Hablemos del trabajo de la Empresa Socialista de Producción de Medicamentos. ¿Cuál es su situación porque la gente en la calle sigue resintiendo la falta de muchos productos básicos?

 

-La falla importante que existe en materia de medicamentos es causada por las sanciones económicas que aplica el Gobierno de Estados Unidos sobre las empresas que venden medicamentos. Desde 2014 había empezado una guerra muy radical, no percibida por la población, pero sí vista por los actores del sector salud: las empresas transnacionales comenzaron a incrementar los precios de los medicamentos. Luego de las sanciones de EEUU, las pocas empresas que podían venderle al país fueron bloqueadas. Todos los esfuerzos han sido saboteados. El presidente Maduro ha denunciado que tenemos 1 mil 200 millones de dólares tratando de comprar medicamentos y alimentos que no se ha podido pagar porque las transacciones no son aceptadas por la banca internacional. El Estado venezolano ha hecho esfuerzos importantes para enfrentar esa situación. Uno de esos esfuerzos es la creación, en 2014, de la Empresa Socialista Productora de Medicamentos Biológicos (Espromed-Bio), que produce vacunas y que hizo una alianza estratégica con la industria biotecnológica de Cuba. Esto nos ha permitido solventar la situación de cinco medicamentos vacunales y ocho son para la atención del cáncer. Estos 13 medicamentos no han tenido fallas desde 2014. Allí están las vacunas meningo B y C hepatitis B de adultos y pediátrica y la pentavalente (…) En vista del impacto que hemos tenido en esto, ahora nos proponemos lograr un convenio con China para el suministro de materias primas que nos permitan producir otros medicamentos. Es una planta pequeña, que originalmente se llamaba Sefar (Servicio de Elaboraciones Farmacéuticas) y ahora pasó a formar parte de Espromed-Bio. Empezamos con alfametildopa, que sirve para la tensión arterial en embarazadas, fenobarbital y acetaminofén. También nos llegó la cloroquina que es importante para el medicamento contra la malaria.    

 

Puntualizó el entrevistado que la política del Estado para atender el problema de los medicamentos tiene entre sus componentes las cuatro plantas industriales para la producción de estos rubros, que han formado un conglomerado bajo una sola dirección política, de investigación, desarrollo y de recursos humanos.

 

-¿En ese conglomerado está Quimbiotec?

 

-Sí, esa es una planta de excelente prestancia tecnológica para la producción de hemoderivados. Lamentablemente cayó en un proceso de parada en 2017. No se pudo reactivar la producción. De esta empresa deben salir insumos importantes para el país, como inmunoglobulina y albúmina, que en este momento están en inventarios bajos. Estamos haciendo esfuerzos para adquirirlas por otro lado. También estamos trabajando en una alianza con Cuba para la complementariedad productiva. Que ellos nos ayuden a levantar la producción de Quimbiotec y cuando esta planta esté de nuevo en plena producción pueda suministrar medicamentos tanto para Venezuela como para el sistema público de salud de Cuba, pues ellos importan una parte de sus requerimientos.

 

-En Quimbiotec hubo en el pasado alguna irregularidad administrativa. Esto lleva a preguntar cuándo lograremos superar ese tipo de conductas, que se manifiesta también en el tráfico de insumos y de equipos que son enviados a los centros de salud y terminan en manos de terceros.

 

-Es una situación que impacta al paciente. Este año le hemos entregado a los hospitales públicos del país más de 400 millones de unidades de medicamentos. Cuando uno ve esa cifra se pregunta ¿bueno, y dónde están? Nosotros nos hemos dado cuenta de esa irregularidad. Estamos haciendo un esfuerzo para que se entienda que el medicamento que llega a un hospital es para ser usado para mejorar la situación de salud del paciente, no por una persona para mejorar su situación económica. Esa desviación moral de la conciencia hay que trabajarla mucho, al tiempo que buscamos mecanismos de control. Desde hace algún tiempo implantamos un sistema de control de medicamentos en línea en cada hospital para estar seguros de que cada medicamento que sale de los almacenes va a llegar al centro de salud al que está dirigido y se sepa dónde se usó. Ya se ha instalado en los hospitales Victorino Santaella, JM de los Ríos, Vargas (de Caracas), en las boticas integrales de Lara. Esto debe seguir avanzando porque lamentablemente hay una pequeña parte de la población que sigue viendo al medicamento como un bien para su venta y no para salvar la vida de una persona. Si podemos abarcar todo el espectro de hospitales y otras instituciones, vamos a optimizar la inversión en salud pública.

 

En relación al equipamiento, Briceño indicó que el ministerio está desarrollando un inventario nacional para saber qué equipos médicos están en los centros de salud y en qué condiciones. La creación de esa base de datos ha permitido hacer más eficientes los esfuerzos de los técnicos para mantener y reparar equipos. Se han visitado 90 centros de salud para revisar la situación de equipos que llegaron por los convenios con Cuba y China, y los que han venido por otras vías. Hasta ahora se han revisado 1 mil 700 equipos y se les ha hecho mantenimiento a 1 mil 300, se le ha hecho mantenimiento correctivo a 260 equipos y se han instalado 192 equipos que estaban en los hospitales pero no se habían puesto en servicio. Indicó que ese trabajo se ha hecho con un grupo de apenas tres personas del convenio con Cuba, tres del convenio con China y dos técnicos del ministerio. Ahora está planteado crear un Centro Nacional de Electromedicina para generar un sistema de mantenimiento preventivo y correctivo con personal venezolano formado en las universidades y en el INCES. Eso permitirá combatir la cultura rentista de desechar los equipos cuando se averían y sustituirlos por uno nuevo. Se estima que en los centros públicos de salud del país hay mucho más de 800 mil equipos de los cuales cerca del 60% son recuperables con el adecuado tratamiento técnico.

 

-¿Cuál es la situación de la Farmacia de Medicamentos de Alto Costo, porque se escuchan muchas quejas en torno a deficiencias, sobre todo en enfermedades muy complejas como el cáncer y el VIH-sida?

 

-La Farmacia de Alto Costo pertenece al Seguro Social. Nosotros (el ministerio) los proveemos suficientemente, pero los embates que ha sufrido esta farmacia son producto del bloqueo económico. Ha sido imposible comprarles a las transnacionales los medicamentos de oncología. Las empresas de EEUU y Europa nos imponen condiciones muy fuertes: que les paguemos el producto 50% más caro de lo que cuesta y con fecha de entrega en seis meses. Eso demuestra que las sanciones no van contra las personas que gobernamos el país, ni siquiera contra el país en general, sino contra la población que está enferma. El Seguro Social ha hecho esfuerzos importantes. Estamos importando medicamentos de India. Estamos revisando la relación calidad-beneficio del paciente, para entregarlos inmediatamente. En cuanto a los medicamentos HIV, la situación es distinta, pues no ha habido fallas en los últimos cuatro meses. Se han entregado los medicamentos a través de los centros de salud del ministerio, en colaboración con la Organización Panamericana de la Salud y con la agencia de las Naciones Unidas para la prevención del sida (ONU-Sida) (…) Por cierto, incluso ONU-Sida, que es una organización internacional, fue bloqueada en Panamá y no pudo traer unos medicamentos… ¿Complejo, no?

 

(Clodovaldo Hernández / LaIguna.TV)